El trabajo en estos casi cuatro años en Las12 me permitió conocer, en la forma breve pero intensa que supone la situación fotográfica, mujeres de todas las edades que tienen en común el hacer; artistas, académicas, activistas, o mujeres que sufrieron y hoy hacen de su dolor una acción generosa hacia las otras, mujeres que denuncian, que no temen usar su poder.

Todas inspiradoras para mi vida; algunos verdaderos encuentros, que me hicieron cambiar el ritmo y quedarme horas escuchando, compartiendo, aprendiendo, como con Ides Kihlen, Juana Hidalgo, Egle Martin, las mujeres bolivianas de las huertas en Escobar, Rosa Bru. O situaciones de juego en el momento de la toma, como con las chicas de El Teje, Erica Rivas o la bandoneonista Marina Gayotto. Por citar algunos ejemplos entre muchos más.

Estos encuentros y que mis fotos puedan sumarse a los textos comprometidos, dedicados, sensibles e ingeniosos de mis compañeras, y a ideas gráficas tan sintéticas, es una alegría adicional que da más sentido a mi trabajo.

Para que este espacio de reflexión conquistado dure muchos años más, ¡Salud, chicas!