ENTREVISTA
Los “guiones de género” que guiaban la producción de tecnología están cambiando. Ya no puede pensarse sólo en un usuario varón, rico y consumidor de pornografía. El mercado busca ampliarse y entonces mira hacia las mujeres, ¿pero cómo pueden ellas y para qué apropiarse de las nuevas tecnologías? Gloria Bonder, miembro del Caucus de Género de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, abre las chances que puede facilitar la comunidad virtual.
› Por Verónica Engler
La tan mentada sociedad de la información, por momentos, parece transformarse en una entelequia que divide al mundo en dos: de un lado la sustancia real, viscosa, de la materia; del otro lado lo virtual, un flujo continuo de bytes que circulan de computadora en computadora.
Sin embargo, allí, entre lo analógico y lo digital no hay tanto una frontera sino más bien una amplia zona de transvasamiento de formas y contenidos que dan como resultado un nuevo lugar para habitar inundado por el océano inacabado de Internet, los celulares, los reproductores de MP3, las cámaras digitales, los videojuegos, las handhelds, las notebooks y todos los chiches tecnológicos que de una u otra forma se han integrado en la vida de todos y todas, inclusive de quienes no los poseen.
“Es fundamental que las asociaciones de mujeres vean, que perciban, que estamos en un nuevo entorno socio-comunicativo, cultural, económico y político”, señala la psicóloga Gloria Bonder, responsable de la cátedra regional Unesco Mujeres, Ciencia y Tecnología y miembro del Caucus de Género en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. “Es dentro de este nuevo paradigma donde hay que redefinir las demandas y las propuestas que tienen las mujeres para el cumplimiento de la igualdad de sus derechos. Los temas que han conformado históricamente la agenda de las mujeres, como la violencia, la pobreza, la salud sexual y reproductiva y el aborto necesitan ser instalados y repensados dentro de la sociedad de la información”, afirma esta especialista que desde el Area de Género Sociedad y Políticas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) lleva adelante diferentes proyectos, cuyo objetivo es disminuir la brecha de género que existe en el acceso y la apropiación de la tecnología.
–Esta sociedad de la información y el conocimiento está sostenida por la expansión brutal de las nuevas tecnologías de la información, cuya columna vertebral es Internet. Es una sociedad que en parte reproduce la sociedad “real” en términos de desigualdades, en términos de sus privilegios, en términos de sus hegemonías de discursos y de culturas. Pero también en parte, justamente por lo novedoso y también por lo ingobernable que es la sociedad de la información, crea una serie de espacios de oportunidad para la contestación, para la organización, para la participación, para pensar, para actuar en el presente de una manera diferente que tiene que ver con crear espacios de mayor interacción, de mayor colaboración, de dar voz y también para proyectar el desenvolvimiento de las mujeres en este entorno de manera mucho más innovadora, mucho más creativa, mucho más protagónica.
–Sí, lo que se ha llamado las brechas digitales del género. Claro que existen, pero cada vez se están achicando más. Hoy en día, en algunos países, las mujeres superan a los hombres en el acceso a las tecnologías y en otros países las mujeres en su conjunto están equiparando a los varones.
–Por ejemplo, acceso a la computadora, aunque no la tengan, las mujeres van a los cibercafés y acceden a Internet, también el acceso a los teléfonos móviles. Es una cuestión de derechos, de apropiación, pero también de mercado, porque interesa vender más y cuanta más gente esté teniendo esas competencias más se va a vender.
–Sí, pero son dos cosas distintas. El acceso es necesario pero insuficiente. Si vamos a hablar del acceso a la tecnología, del acceso a una computadora, a aprender los programas básicos, a usar Internet, a tener una cuenta de mail, a hacer algunas búsquedas, ahí las diferencias se han achicado tremendamente. Si vamos a hablar de las mujeres como usuarias más estratégicas de las tecnologías y sobre todo como creadoras de tecnologías, la brecha es enorme.
–Yo no hablo de la brecha, sino de las brechas, en plural. La primera y más evidente es cuántas acceden al uso, la segunda es los usos diferenciados según género, que también se está achicando salvo en algunos sitios en Internet que siguen siendo de dominio masculino, básicamente la pornografía y el deporte, y las mujeres se van expandiendo en todo el resto. La otra brecha es la diferencia entre varones y mujeres en la formación en informática: hay muchas menos mujeres que varones en las carreras de informática a nivel mundial. Ahí hay una gran brecha: las mujeres no están en las carreras de tecnología, son muy pocas, mientras que en todas las otras carreras las mujeres se han equiparado a los varones. Y eso es un problema por varias razones: porque son puestos muy solicitados, lo cual nos permitiría entrar al mercado de trabajo en puestos con buenas remuneraciones. Y porque además si hay más mujeres con esas capacidades para la creación de nuevas tecnologías, podemos esperar que esas mujeres puedan pensar en tecnologías que sean más amigables de acuerdo con las condiciones de vida de las mujeres, de lo que necesitamos desde el punto de vista tecnológico. La otra brecha importante, como en todos lados, es la que se da en los lugares de toma de decisiones. En un momento, en Silicon Valley (EE.UU., una de las mecas mundiales de desarrollo en tecnologías informáticas) todos los gerentes altos, todos los diseñadores de tecnología, los jefes de laboratorio eran hombres. Las mujeres en general crean contenido, pero son muy pocas en los laboratorios de innovación tecnológica.
–Hay muchos estudios sobre lo que se llama los guiones de género, que se refieren no a quién es usuario, sino a quién es el destinatario que tiene en la cabeza una persona que está diseñando tecnologías. Ese destinatario es un varón, rico, aunque esto ahora está cambiando por tema del mercado, que trabaja full-time, que tiene capacidad de cambiar rápidamente los equipos, un consumidor con tiempo, con recursos y ciertos intereses vinculados con la información financiera, la pornografía, el deporte. Esto ha sido originalmente el guión de género de quienes hicieron las primeras herramientas tecnológicas. Los estudios que se ven últimamente muestran que hay cosas que han ido cambiando, pero lo que sí es claro es que el discurso acerca de la tecnología es masculino, por ejemplo antes, en lugar de “delete” se utilizaba la palabra “abort”, abortar, para quitar algo. Eso además era una también un discurso militar. Porque los primeros saberes tecnológicos en parte los hicieron los hackers, pero también los militares. Las palabras crean imaginarios, si lo hubiera hecho una mujer, no creo que fuera a poner “abort”.
–Una es incentivar a las chicas desde la escuela primaria a interesarse y comprender este nuevo mundo digital. Tener un acercamiento más analítico, más crítico, más pro activo en relación con las tecnologías, que permita desmontar esa imagen que sale en muchos estudios todavía, que es la idea, sobre todo en la adolescencia, de que las chicas que están en informática son nerds, feas, que no tienen atractivo sexual.
–Tal cual, exactamente. Sin entender que el trabajo con las tecnologías de la comunicación y la información aumenta la sociabilidad en el mundo real. No es que la gente construye su mundo social exclusivamente en el mundo virtual. Los que son más sociales aquí van a ser más sociales allá y viceversa. Ese imaginario sobre la tecnología persiste en las escuelas, entonces hay que tratar de desmontar eso. En otros países se hace de muchas maneras. Por ejemplo, está el día que llevan a las chicas a las empresas de informática para que vean qué es y cómo se trabaja en esos lugares.
–Es verdad. Ahí hay un desafío para las mujeres, la denuncia del sexismo es necesaria pero insuficiente. Hay que hacer, como hay en otros países, videojuegos feministas. La tecnología y el esquema del videojuego no es negativo per se. Hay cosas interesantes en muchos videojuegos, hay una serie de destrezas y capacidades que se ponen en un juego, como la estructura de concentración, de selección de opciones, aceptar también que hay derrota, tenés que concentrarte, hay ejercitación visual y motora también.
–De hecho ya se están redefiniendo. Las mujeres organizadas estamos habitando la sociedad del conocimiento, hay una proliferación de sitios web de las organizaciones de mujeres, hay un crecimiento muy sustantivo en América latina de los blogs de mujeres, hay campañas en relación con violencia y con los derechos de las mujeres utilizando las tecnologías, estamos usando la tecnología para decir lo que queremos, para convocar, para difundir, para concientizar. Yo creo que eso se puede completar con muchas otras cosas, por ejemplo hay todo una serie de aplicaciones a la salud, que se llama e-salud, no sólo los sitios refereridos a los temas de salud, que son más importantes para las mujeres, sino también con cuestiones que tienen que ver con la interconsulta, con la prevención. Ahora en Flacso tenemos un proyecto para promocionar la participación de las mujeres en la economía digital, en el uso estratégico de las tecnologías para la producción de distintas cosas, para que salgan del desempleo y entren al mercado de trabajo. Creo que no hay que formar más dulceras ni tejedoras. Un nicho que no está explotado todavía es el de la producción de software educativo o de videojuegos no sexistas en español, porque hay mercado, lo pienso en términos de cosas posibles, para salir del lugar de consumidoras.
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