Sábado, 8 de noviembre de 2008 | Hoy
Por qué será que Filmoteca, uno de los mejores programas de Canal 7 —junto con Peter Capusotto y sus videos, que va en horario central—, es arrumbado en el arduo horario de las 12 y media de la noche, inalcanzable para la gente que labura temprano en la mañana, que no tiene grabadora... Programado y conducido por Fernando Martín Peña y Fabio Manes, este programa —por las rarezas y extravagancias que presenta, su erudición y su desprejuicio— es objeto de culto por los/as cinéfilos/as avisados/as. De hecho, la oficina de prensa recibe incontables correos y el rating suele trepar hasta un punto, lo que para el 7, y considerando lo trasnochado de la hora, es una buena cifra. Lamentablemente, debido a que no se trata de un mero rejunte de films rescatables, sino de una programación semanal temática —ya referida a directores o a figuras interesantes de la pantalla, ya a un género o subgénero—, la selección, organización y búsqueda de los materiales impiden que la gacetilla correspondiente pueda ser enviada con suficiente anticipación. Al menos para suplementos como Las/12, que ya cerró cuando llega —el jueves— la información de la semana siguiente.
Por cierto, resultó doblemente deplorable no poder anunciar y comentar en la edición pasada la propuesta que culmina muy dignamente esta noche (hélàs, a las 24.30), es decir, la Semana de las Mujeres, dedicada a algunas de las pioneras de los primeros 50 años del cine. “Tardíamente reconocidas”, como bien señala el texto de prensa, exceptuando quizás a Germaine Dulac, que enlistada en la vanguardia desde temprano, mantuvo ese lugar de prestigio. No fue el caso de Alice Guy (foto), redescubierta décadas después de que dejara de filmar, condecorada con la Legión de Honor y más tarde aceptada por los historiadores como la primera persona que dirigió un film de ficción (La Fée aux choux, 1896).
En el curso de esta Semana programada por la Filmoteca, se pasaron auténticas gemas. El lunes, Making an American Citizen (1912) de Alice Guy (1873-1968), ya casada con el camarógrafo Herbert Blaché. Sátira de 16 minutos sobre el comportamiento de un inmigrante realizada en los Estados Unidos, país en donde la ex secretaria de la Gaumont fundara una productora para la que hizo alrededor de 300 films breves (entre los cuales, Algie the Miner, 1912, conocido como el primer western gay). La misma noche se pudo ver el largo Something New (1920), de y con la canadiense Nell Shipman (1892-1970), una aguerrida belleza de rostro de camafeo que también fundó su propia compañía, desde donde produjo, dirigió y protagonizó aventuras románticas con heroínas modernas, activas y autónomas, capaces de sobrevivir al peligro y de socorrer a sus galanes. Shipman, además, escribió el guión y se hizo cargo de la edición de Something, a los 28.
El martes le tocó a The Blot (1921), realización de Lois Weber, actriz teatral devenida directora que a veces intervenía como intérprete en sus propios films y asimismo se hacía cargo de los guiones, con particular sensibilidad para la problemática de las mujeres, poniendo en cuestión la desigualdad, el prejuicio racial, la pena de muerte y defendiendo el control de la natalidad. Weber (1882-1939) debutó en 1915 en la dirección y filmó hasta 1934 sus dramas y comedias, siempre en el intento de hacer reflexionar al público. Tres clásicos de la francesa Germaine Dulac (1882-1942), La souriante Madame Beudet (1923), Invitation au voyage (1927) y La coquille et le clergyman (1928) se emitieron el miércoles. Pasionaria del cine como arte puro fuera de los condicionamientos comerciales y militante feminista, Dulac estuvo muy ligada a intelectuales y artistas de su tiempo.
Anoche se pasó Naná (1934), adaptación libre y aligerada de la novela de Zola, dirigida por Dorothy Arzner (1900-1979), quien en 1929 había hecho The Wild Party, sobre amistades femeninas. Condujo luego 19 films en los ‘30 y los ‘40, mostró a mujeres de carácter invadiendo terrenos tradicionalmente masculinos, trabajó con estrellas como Katharine Hepburn y Joan Crawford. Por otra parte, Arzner introdujo innovaciones técnicas, así como rompió códigos en el uso de la banda sonora.
Finalmente, hoy, siempre a las 24.30, habrá oportunidad de apreciar The Hich-Hiker (1953), y El Nº 5 eliminado (1956), episodio de la serie Screen Directors Playhouse, ambas realizaciones de Ida Lupino (1918-1995). Nacida en Londres, de una familia de origen italiano largamente vinculada al cine y al teatro, la chica de 15 estudiaba arte dramático cuando la Paramount se la llevó a Hollywood (junto con la mamá). La platinaron, le afinaron las cejas, le pusieron pilchas sexy, le dieron papelitos. A los 18, la joven Ida recuperó su aspecto original y poco después empezó a descollar en roles dramáticos. Se casó, se divorció, se volvió a casar. Con su nuevo marido, Collier Young, creó una productora. Empezó el rodaje de Not Wanted —con guión de Lupino, sobre una madre soltera obligada a separarse de su hijo— enfermó el director, Ida ocupó su lugar. Interesada en problemas de conciencia no se dejó asustar por el macartismo y planteó asuntos inquietantes como las secuelas de la violación, la corrupción en el deporte e incluso la posibilidad de que un hombre estuviese sinceramente enamorado de dos mujeres a la vez (The Bigamist, 1952). Poco antes de que disolviera la productora The Filmmakersm Lupino dirige la excelente road-movie que se proyecta hoy, acerca de dos tipos que se van de paseo a México y levantan a un tipo que en realidad es un psicópata asesino serial. La acción transcurre casi todo el tiempo en un coche que atraviesa pasajes desérticos, con suspenso creciente.
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