Un día perfecto
Melania Mazzuco
Editorial Anagrama

Construida sobre el efecto que causa en lectores y lectoras de buena voluntad la noticia reiterada del “crimen pasional” en la sección policiales o incluso en la primera plana cuando lo morboso supera las expectativas, esta novela se postula demorar el efecto. Que dure el estupor, que no se limite a un escalofrío de titular, entrar en la casa donde ocurren los hechos y saber que otras cosas pasaron aparte del disparo final, tener la certeza de que podría haberse evitado.

El es un hombre violento que trabaja de guardaespaldas de un político en ascenso, ella trabaja en un call center y ha decidido separarse y llevarse a sus dos hijos luego de una escena de violencia. Ella podría tener un amor en otro lado, pero no lo tiene. Podría tener una buena vida, pero está viviendo en la casa de su madre.

Así presentados los personajes, la historia es, como siempre aparece en los diarios, lineal y previsible. Pero entonces vale aclarar que la autora se ha tomado unas 400 páginas para relatar las 24 horas de un día como cualquiera, en el que alguien va a morir por causa de la violencia de otro. Es decir, la novela trata de otra cosa. Personajes diversos, infinitos como solo una obsesiva por el realismo podría convocar. Esta autora italiana que ya ha mostrado su talento en Ella tan amada y en Vita, lo ha hecho otra vez. La técnica es similar en lo que respecta a la documentación, pero mientras en sus anteriores trabajos la investigación se centraba en la inmigración del siglo pasado, ahora se ocupa de la vida cotidiana de la Roma actual. Entre el policial, la novela sociológica y la crueldad lanzada a quienes miran este espectáculo, esta novela constituye un sutil pero a la vez contundente tratado sobre la descomposición familiar, la violencia masculina y la indiferencia generalizada. Ya ha salido la película que lleva el mismo título. Habrá que elegir. Pero será muy difícil para quienes lean el libro, soportar el peso de esta realidad también en la pantalla.