Vie 10.01.2003
las12

MODA

estiloChicas

Desde los ámbitos universitarios o comerciales, el diseño se ocupa de las chicas: muñecas para honrar los fetiches de la infancia, revistas especiales que bucean en el mundo de las carteras y hasta rarezas como una tostadora de Hello Kitty que imprime la figura de la gatita sobre el pan. Todo un catálogo para chicas glamorosas con un algún toque punk.

› Por Victoria Lescano

Se trata de un manual de estilo que combina las producciones caseras con la pocket como fetiche, que impuso la fotógrafa japonesa Hiromix, y la recuperación de iconos de la infancia –de las muñecas de papel con trajes intercambiables, a Hello Kitty impresa en bijouterie, hebillas y collares de cuentas de acrílico– y una actitud lúdica y superpower de Bellota, Burbuja y Bombón, aunque sin las pócimas de agua y azúcar.
Algunos indicadores locales: Chicas glam es la flamante línea de muñecas con cuerpo de madera y ojos de animé inspiradas en antiguas paper dolls, ideada por la diseñadora gráfica Poli Argento. Las empezó a bocetar en la computadora mientras tramaba cortos animados desde su productora Tsé Tsé y en el proceso combina técnicas de calado y barnizado sobre madera que se contrapone con recursos más tecnológicos de ploteado. El resultado es una línea a gogó, con chicas robot y otra de hadas. Cotizadas entre 15 y 25 pesos, están disponibles vía la dirección [email protected]. Todas vienen con el set básico de ropas en dénim, aunque también hay versiones de bufanda con mostacillas, trajes de estampas Liberty y ediciones especiales de faldas con lunares y estampas retro de las marcas And the queen is y Soy linda.
Dice Argento sobre las fuentes de inspiración para Chicas Glam: “Chappie, una suerte de Barbie japonesa tramada por el estudio Groovisons y también la Blythe, una muñeca de los 70 que fue rescatada y homenajeada por la fotógrafa Gina Garan en un libro de culto y de acá las Cindy y Colette que conservo de mi infancia y a las que recurro todo el tiempo. Para los próximos desarrollos vuelvo a remitirme a las capas y vestidos de fiesta que cosía en mi infancia con los restos del taller de costura de mi madre”.
Y sobre las consumidoras de sus muñecas, dicen que “son mujeres de 5, 30 o 70 años que comparten un estilo fresco y espontáneo, que es independiente de sus edades”.
Flavia Da Rin, autora y protagonista de una serie de fotografías con montajes de chicas superproduciéndose en el fondo de azulejos de un cuarto de baño –que obtuvo la primera mención de Currículum Cero, reciente convocatoria a nuevos artistas de la galería Ruth Benzacar–, dice sobre sus producciones: “Las saqué en mi estudio que no es otra cosa que mi cuarto porque por regla general mis producciones hablan de mi entorno y de mis afectos, yo sola me saco la foto, entablo diálogos con mis dobles y recurro a los montajes”.
Otra temática complementaria en su obra es la serie de figuritas en tonos de rosa y bautizadas Fichus que están a la venta en kioscos de arte –donde nuevamente su autorretrato aparece junto a personajes míticos del animé y las heroínas sensuales de cartoons–. “Nací a fines de los ‘70, consumí animé, Heidi y Robotech, y tengo posters de Hello Kitty, tomo esa estética infantil para pervertirla. En mis montajes cito elementos del kawaii, una palabra japonesa que simboliza lo naïf y también el estilo de las kiisekae dolls, una muñeca con atuendos sadomasoquistas y escenas de sexo virtual, que son furor en Internet. Mis personajes femeninos son loopuesto a la pin up, aunque persisten algunas mujeres voluptuosas y otras más lolitas”.
Ferviente admiradora de la artista japonesa Mariko Mori, define algunos rasgos de la estética que sirve de detonante en sus producciones, “uso un carré desmechado y las diferencias entre los personajes está en el color del pelo. También aparece el estilismo de las mujeres favoritas de Tim Burton con sus caras pálidas, ojos grandes y medias con rayas, luego todo aparece polucionado por mis vivencias personales. Buena parte de la ropa de mis producciones son iconos de cuando yo tenía seis años, las estampas de arco iris, los marrones con naranja y amarillo en las remeras y pantalones, hasta las hebillas y pulseras que ahora compro en los supermercados son las mismas que me traía de regalo mi abuela cuando se iba de viaje”.
Otras señas particulares de Flavia Da Rin: estudió bellas artes y actualmente participa de los talleres de la artista Diana Aisenberg, exhibió la muestra Supermercado de Muñecas en la tienda Juana de Arco y participó de Pleimovil, una puesta en el estudio Abierto del Abasto. Su próximo proyecto será una serie de retratos de amigas intervenidas con recursos digitales para mostrar en la Casona de los Olivera durante el próximo marzo.
La edición 2002 de Fase, una revista desarrollada desde la carrera de diseño gráfico de la Universidad de Buenos, estuvo consagrada a las chicas. “La premisa fue formar equipos de trabajo compuestos por personas de ambos sexos, con el objetivo de mirar, espiar, chequear, preguntar registrar y estar alertas a todas las maneras posibles de relevamientos del universo chicas, también lo visible y lo invisible para el mundo femenino, lo público y lo privado. También fuimos conscientes de que en el mundo hay un particular conexión de la mujer consigo misma y con expresarse de una manera particular”, deslizan Malena Gagliesi y Gustavo Gagliardi, los editores de Especial Chicas, una publicación bella y experimental en español e inglés y formato apaisado que se consigue en la librería Prometeo, el Malba y la Ciudad Universitaria. En sus páginas conviven ensayos fotográficos de Ivana Roo, una fotógrafa croata que reconoce como disparadores las misceláneas de su vida cotidiana, producciones de moda en una carnicería porteña, las radiografías de interiores de carteras –esa dimensión desconocida donde conviven pintalabios, aguja e hilo de coser con diarios íntimos, libros y patacones–, encuestas realizada entre mujeres de Rosario, San Justo, Palermo, Los Angeles, Vancouver y Bologna referidas a gustos musicales y gastronómicos, artilugios de vestimenta para la primera cita y los cambios que provoca el estado de enamoramiento. A las fans de Hello Kitty se les advierte que además de curitas, joyeros y tachos de basura, la señorita nacida a mediados de los ‘70 de padres japoneses ahora emergió en un vibrador y una tostadora con un microchip que imprime su silueta de gatita sobre el pan.
Gagliesi, vocera femenina del equipo Fase, cuenta: “Pasé todo el invierno con un grabadorcito en rec en cuanta conversación femenina participé para tomar y transcribir temáticas, claro, después tuve que mandárselo a muchas de mis amigas para que lo aprobaran o no. Aunque soy fetichista de las revistas femeninas al punto de que Vogue es mi biblia y Para Ti, un objeto de culto nacional, decidimos que en las notas y las producciones descartaríamos las estructuras de cualquiera de esas revistas”. Y sobre la construcción del estilo chicas, la editora de Fase agrega: “Una estética que a simple vista luce naïf, pero en realidad tiene raíces punk y trashi, son mujeres que cambian de atuendo y de estilo a diario. Las hebillas no reemplazan las joyas ostentosas de otros tiempos, tal vez conviven”. Fase incluye también un Pequeño manual de glamour concebido para tiempos de crisis. Se remite a los tips de belleza queLouise Brooks enseña en La caja de Pandora: labios con puntas de crayón y peinar el flequillo aun en climas y condiciones adversas –léase confinada a un sótano sin el abrigo de calefacción y alimentándose con restos de pan duro–. De Brooksie también se rescataron artilugios de sus días como bailarina Ziegfield y que ella instrumentaba para acompañar sus pasos de charleston, danzas árabes y españolas con las pócimas atesoradas en una caja de hojalata.
“Marrón claro para los números étnicos, rojo pálido para las mejillas, carmesí para los labios, trocear el rimmel sólido en una pequeña sartén de latón, derretirlo con una vela para después aplicarlo rápidamente con la punta de un fósforo. Y sobre la peluquita de su infancia (luego perfeccionada por el coiffeur Antoine y que pasó a la historia del glamour como corte Buster Brown, Príncipe Valiente a lo Juana de Arco), se advierte que los especialistas de moda de Photoplay enunciaron en los años veinte: “Tiene una ventaja crucial en comparación con todos los otros peinados. Suponía un enorme ahorro de tiempo en preparación y mantenimiento y es un indicador de independencia femenina. De Miss Holly Golightly, personaje trazado por Truman Capote en Desayuno en Tiffany’s se rescata un tour por Sudamérica en el que argumentó: “Buenos Aires es fabuloso, no es Tiffany’s, pero casi”. Otro imperdible es la columna “Cupido reflexiona”, que aporta Franco Torchia, el guionista y locutor del ciclo de MuchMusic: “Mujeres argentinas: Cupido debe advertirlas, Palermo ha hecho estragos en ustedes. También quiere recordarles que el único barrio que las hospedará feliz de la vida no es ése. Es otro ubicado a 30 metros de donde están sentadas en este momento. Se llama hombre, no tiene aspecto andrógino y trabaja en una carnicería”.

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