[IN CORPORE]
Muchas veces se ha dicho, sugerido o pensado a las mujeres con las ovejas. O con la idea de suavidad, utilidad y docilidad de las ovejas. Así como las ovejas pueden dar abrigo y son mansas para acarrear de un prado a otro, también a las mujeres (o a los pueblos más sumisos) se los ha comparado con un grupo de ovejitas. El azar o la naturaleza hicieron que la primera especie clonada fuera –también– una oveja, la archifamosa oveja Dolly.
El experimento logró una parte del objetivo biológico de clonar una célula, pero no el de dar buena vida a Dolly (que vivió mucho menos tiempo del habitual para una oveja). Pero en un mundo donde la ciencia –y la fertilidad– suelen escapar de lo verosímil o lo habitual y la maternidad y paternidad se transforman a pasos agigantados no se conoce con exactitud qué es un futuro más diverso y qué especulación comercial.
El 22 de abril, la agencia de noticias Europa Press informó que un controvertido experto en fertilidad –Panaviotis Zavos, nacido en Chipre y nacionalizado norteamericano– anunció la clonación de catorce embriones humanos para gestar un niño clonado con células de la piel de su padre (una técnica que podría azuzar el machismo de la idea de la continuidad del varón de la familia). Según el diario británico The Independent (que citó como fuente a un documentalista que habría filmado el proceso de fertilización), Zavos ya implantó once de los embriones en el útero de cuatro mujeres.
La clonación con fines terapéuticos (la reproducción de células para ayudar a remediar enfermedades) está en proceso de investigación en distintas partes del mundo, pero la clonación reproductiva (para crear bebés) no sólo tiene muchas sospechas sino que es mal vista éticamente por sus efectos colaterales (por ejemplo, niños y niñas con una menor expectativa de vida como le pasó a Dolly o con el peso de ser similares a sus padres). Por eso está prohibida en casi todo el mundo y se habría realizado en un laboratorio de Medio Oriente al margen de los alcances legales.
Zavos no garantizó que la experiencia llegue a término, con lo cual se demuestra cómo las mujeres son usadas ya no sólo como ovejas mansas, sino como ratonas de laboratorios, con úteros usados como frascos para experimentar, sin respeto ni dignidad por su cuerpo.
El médico Fernando Neuspiller, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Buenos Aires, criticó la idea de experimentar para lograr la réplica de personas a través de técnicas de reproducción asistida: “La clonación de humanos es una técnica prohibida por la mayoría de los países y, por lo tanto, no nos planteamos su uso, inclusive aunque fuese un tratamiento exitoso”. Pero Neuspiller tampoco cree en los pronósticos de Zavos: “Desde el punto de vista científico, la técnica de clonación ha tenido éxito relativo en su aplicación en algunas especies, ya que a pesar de lograr nacimientos los animales clonados han tenido múltiples problemas con el paso de los años. En lo referente a la clonación de humanos, no se han presentado estudios serios y los comunicados que hay al respecto parecen más relacionados con grupos que buscan publicidad en base a hechos no probados que con progresos científicos reales”.
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