SALUD
salud El 60% de los embarazos en la Argentina no es buscado. Y la posibilidad de fallecer de una mujer por quedarse embarazada es mucho más alta que en Chile o en Uruguay. En nuestro país la incidencia del aborto clandestino es el doble de alta que en el promedio de países latinoamericanos. Lo que dicen las cifras presentadas esta semana por el Ministerio de Salud y el reclamo urgente para bajar la mortalidad materna.
› Por Luciana Peker
Una de cada 530 mujeres tiene riesgo de morir por causas relacionadas con la maternidad en la Argentina. Y 306 mujeres perdieron la vida en el último año. En Chile, en cambio, la posibilidad de fallecer por un embarazo, aborto o parto es mucho menor: 1 de cada 3200 mujeres corre peligro de vida por ser mamá. En Uruguay también ser mujer es menos riesgoso que en Argentina. Apenas al otro lado del Río de la Plata, la posibilidad de morir por mortalidad materna es para 1 de cada 2100 mujeres.
1 de cada 76 mujeres tiene riesgo de perder la vida por un embarazo en países pobres. En cambio, en países industrializados apenas 1 de cada 8000 mujeres puede llegar a una situación terminal por abortar o ser madre. La desigualdad late en la posibilidad de elegir ser madre, poder interrumpir un embarazo con seguridad o tener un hijo/a sin riesgos de perder la vida. La desigualdad es latente.
99% de las 536.000 muertes maternas se produjo en los países en desarrollo y sólo 830 fallecimientos de mujeres por causas relacionadas con la maternidad ocurrieron en países desarrollados. La mortalidad materna –el índice de salud pública que más alerta sobre la situación de postergación de las mujeres en Argentina– es un signo claro de las desigualdades de género y de la pobreza de los países.
1500 muertes maternas ocurren todos los días en el mundo, cada día 1 de esas 1500 muertes sucede en Argentina, donde la inseguridad de portar cuerpo de mujer no se muestra ni en los diarios ni en las campañas electorales, pero sí recrudece en el nudo en el que se convierte el sexo cuando la indiferencia las acorrala en el gatillo de las camillas vacías si no son bien atendidas después de un aborto o el parto.
4,4 mujeres mueren en Argentina a causa de mortalidad materna cada 10.000 nacidos vivos. El 26,1% por causas obstétricas indirectas, el 24,2% por embarazos terminados en abortos, el 14,7% por sepsis y otras complicaciones del puerperio, el 13,7% por trastornos hipertensivos, el 13,1% por otras causas directas, el 4,9% por hemorragia post parto y el 3,3% por placenta previa y hemorragia anteparto. La mayoría de las muertes son muertes evitables. Muertes que deberían ser vidas. Muertes olvidadas, impronunciadas, inexistentes en la vida diaria de la mayoría de las otras mujeres y los otros varones. Muertes sin nombre pero que no pueden ser nombradas como tragedia sino como olvido.
12% de los fallecimientos por mortalidad materna se produce por complicaciones derivadas de la práctica de abortos en América latina y el Caribe. En Argentina, esa cifra es, exactamente, el doble: el 24,2% de las mujeres que mueren por causas relacionadas con la maternidad fallece como consecuencia de embarazos terminados en abortos. Argentina tiene el Indice de Desarrollo Humano más alto de Latinoamérica. Sin embargo, la incidencia del aborto en los fallecimientos de mujeres es mucho más alta –en el promedio de la tasa de mortalidad materna– que en el resto de la región.
1 de cada 10 muertes maternas (11,7%) en Argentina se produce en menores de 20 años y el 1,3% de las chicas que pierde la vida por quedarse embarazada y abortar en la clandestinidad o no soportar el embarazo y el parto no llegó a cumplir 15 años.
20 mujeres tienen enfermedades o lesiones a causa de un aborto, un embarazo o un parto por cada mujer que muere. Las consecuencias y ecos en la salud de las mujeres de la alta tasa de mortalidad materna en la Argentina es una caja de resonancia en el cuerpo, los dolores y apremios de miles de otras que no se registran como muertes, pero que también quedan coartadas por falta de una adecuada salud pública.
3/4 partes de la mortalidad materna actual tendría que reducir la Argentina en el 2015, según los compromisos asumidos con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas. El leve –casi imperceptible– descenso de la posibilidad de morir por embarazo, aborto o parto en la Argentina coloca al país en una deuda que no se ve, pero que las mujeres pagan.
60% de los embarazos que se producen en la Argentina no es buscado. Sólo 4 de cada 10 mujeres embarazadas desearon su embarazo en el país. La posibilidad de elegir cuándo ser madre y cuándo no todavía es un deseo postergado para la mayoría de las mujeres del país.
15,5% de los embarazos de la Argentina lo cargan adolescentes que por accidente, violencia sexual o deseo se convierten en mamás. Tienen que tener más acceso a elegir, educación sexual para saber cómo cuidarse de un embarazo no buscado, posibilidad de acceso a los abortos no punibles y sostén del Estado para cuando quieren ser madres, por ejemplo, con redes de colegios de nivel medio con jardines maternales para sus bebés y becas para que puedan seguir estudiando durante el embarazo, el puerperio y la maternidad.
1/4 de los embarazos en la Argentina no tiene el seguimiento de la salud de las mujeres que se requiere. El 25% de las mujeres que son atendidas en el sector público recibe controles insuficientes cuando espera un hijo/a, el 8% no tiene ningún control (muchas veces por falta de dinero para llegar a un hospital y otras barreras económicas y sociales para poder ser atendidas) y el 65% de los embarazos recibe una atención adecuada que incluye, por lo menos, cinco controles durante la gestación.
1 obstétrica cada 7000 habitantes es la proporción de parteras universitarias que hay en la Argentina. En cambio, en Holanda hay 1 obstétrica cada 700 personas. En Argentina hay 3000 obstétricas y se necesitarían, según el Ministerio de Salud, 9000 mujeres que sin ser médicas conozcan el arte de saber acompañar, contener y alentar a una mujer parturienta.
85% de los embarazos en la Argentina es de bajo riesgo y el 15% tiene un alto riesgo y debería ser atendido –aunque actualmente no siempre se llega a esta realidad– en hospitales de alta complejidad.
30% de las embarazadas es anémico. La ausencia de alimentación adecuada, la desnutrición materna, los embarazos múltiples, la falta de acceso a una canasta básica de alimentos (y mucho más a la posibilidad de traspasar la barrera del hambre y poder nutrirse con una dieta saludable), la prioridad para los otros hijos/as en su casa y comedores comunitarios y escolares y la falta de acceso a suplementos de hierro generan los altos niveles de anemia de la Argentina.
5% de las mujeres que reciben el alta en un parto en la mayoría de los hospitales públicos argentinos se va aconsejada sobre cómo evitar otro embarazo durante el puerperio y con un anticonceptivo entregado. La falta de atención en salud reproductiva antes que las madres recientes abandonen el centro de salud es una oportunidad perdida para evitar un embarazo demasiado seguido (que afecte la salud de la mujer y del bebé), no buscado o un aborto.
10 millones de unidades de anticonceptivos asegura el Ministerio de Salud que van a estar disponibles cuando se produzca la entrega de una licitación en agosto o septiembre de este año. En el 2008 y todavía en el 2009 hubo falta de anticonceptivos orales en muchas provincias por falta de provisión estatal. La gestión de Graciela Ocaña asegura que en el 2009 se va a aumentar en un 275% el reparto de anticonceptivos con respecto al 2007, lo que incluye un 283% de aumento en la disponibilidad de preservativos gratuitos para adolescentes, jóvenes y mujeres, de un 503% de DIU y de un 10% de anticoncepción de emergencia.
Fuente: “Estado Mundial de la Infancia 2009, Salud Maternal y neonatal”, de Unicef y Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud de la Nación del 2007 publicadas en diciembre del 2008.
“Las muertes maternas son posibles de evitar y se puede hacer mucho más de lo que se está haciendo ahora”, remarcó Ennio Cufino, representante de Unicef en Argentina durante la presentación de un Plan Estratégico para Reducir la Mortalidad Materna presentado en el Ministerio de Salud. El representante del organismo internacional fue claro en su crítica hacía la deuda del sistema público local: “En Argentina hay un descenso más lento y problemático que en Chile y Uruguay. La tendencia es más moderada de lo que debe ser y al ritmo actual no se va a llegar a la meta acordada para el 2015, aunque sí es perfectamente posible tener una aceleración de la reducción de las muertes a consecuencia de la maternidad”.
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