PERFILES
Además de en el corazón de su pueblo, Eva Perón vive en la figura de quien aparece como la próxima presidenta de Ucrania. Una infancia triste (y un éxito rotundo en el presente), una rubia debilidad y un amor por su pueblo rebautizado ahora como “mis amados” se completan con la afirmación de varios videntes que aseguran que Yulia Tymoshenko es la viva reencarnación.
Este domingo se sabrá si Yulia Tymoshenko va a ser la nueva presidenta de Ucrania. Más allá de la importancia geopolítica, se suma al interés que despierta su figura el hecho de que esta mujer rubia dice ser la reencarnación de Evita. Y no sólo lo dice ella. Aparentemente, diversos videntes se han ocupado de su inquietud. La rubia funcionaria, dos veces primera ministra de su país, ha llevado su imagen –elegante y distinguida, usualmente peinada con una trenza que rodea su cabeza— a una que sin duda rememora a la de Eva. Pero no sólo eso: al gran público lo llama “mis amados” y, al parecer, tiene estudiado algún que otro movimiento de la argentina.
Un colaborador suyo durante casi una década, Dmitry Vydrin, confirmó que Tymoshenko tomó muy en serio el diagnóstico vidente. En su cotidianidad la comparación deja huella. Yulia proviene de una familia humilde, aunque su desarrollo en el sector privado la catapultó al éxito rotundo, llegando a acopiar significativas riquezas. Sin embargo, sus raíces incluyen ingratos recuerdos como el de 7 personas compartiendo una habitación, así como la vida sin gas ni agua, recuerdos que han sido enarbolados como parte de su campaña. En un artículo de The New Republic, se compara a las dos mujeres políticas también en función de su crecimiento de la mano de hombres. En el caso de la ucraniana, los hombres que la ayudaron a salir de cierta clase de marginalidad fueron desde su conectado suegro, en un comienzo, hasta, más recientemente, el líder de la Revolución naranja, el presidente Victor Yushchenko, aquel hombre que sobrevivió a un sonado y feroz envenenamiento.
La candidata a presidente comenzó su militancia en la juventud del Partido Comunista y desde el año 1996 ocupa cargos de resonancia ascendente.
Sin embargo, no es el de Eva el único nombre que se oye cuando se intenta ubicarla en el mapa de las mujeres pujantes y públicas. Durante la Revolución naranja ucraniana, para algunos fue Juana de Arco. Tiempo antes, había sido la “princesa del gas”, debido a asuntos polémicos relativos a la importación de gas desde el sector privado. Ahora, hay quienes prefieren darle a la asociación libre un sesgo del todo ideológico: para algunos miembros de las elites del país, ella es como Vladimir Putin, debido a sus aparentes excesos autoritarios.
Sus convicciones respecto de su relación con Eva despiertan en el mundo curiosidad ante el pintoresquismo y algo de inquietud, sobre todo en términos políticos.
Polémica y de muy alto perfil, Vydrin se empeña en inflar las implicancias de esta mujer al volante: “No se la puede parar por ninguna vía política. No se la puede vencer en TV (...). Si ella tuviera biológicamente más tiempo en la tierra, sería presidenta de Ucrania, de la Unión Europea, de Estados Unidos. Lo único que puede detenerla es ella misma”.
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