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La diputada Margarita Stolbizer dice sufrir “de vergüenza de género” frente a ciertos dichos de la Presidenta. ¿Pero es Cristina Fernández de Kirchner representante de todo el género femenino? ¿O será que se le pide que lo sea desde la lógica del sexismo más arraigado?
› Por Graciela Zobame
Desconfío de ese sentimiento, especie de solidaridad negativa que se denomina vergüenza ajena. La vergüenza, según el diccionario, es un sentimiento ocasionado por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante. Siempre es propia, se mire a quien se mire, si no, no es vergüenza. Mucho más desconfío de la vergüenza nacional, todo eso que se mete en una bolsa para señalar el mal que le hacen a la patria, ese dedo levantado que señala al otro que no es otro que nosotros mismos pero con errores garrafales. Ahora, de aquello que Margarita Stolbizer denomina “vergüenza de género” no sólo desconfío sino que me lamento, señalo, solicito rectificación universal. Y hasta podría decir, me da vergüenza de género. Paso a explicar por qué. En una entrevista que le hicieron en Clarín el domingo pasado a la diputada nacional (Coalición Cívica) el periodista le pregunta: “¿Qué siente cuando escucha a la Presidenta decir que le cuesta más gobernar porque es mujer?” Y la diputada responde: “Siento vergüenza de género. Lejos de solidaridad de género, me hace sentir vergüenza. Cristina ha hecho una utilización de los temas de género, demostrando una hipocresía muy grande”.
¿Por qué será que cuando los errores los comete una mujer pone en tela de juicio a todas las mujeres? Vamos a concederle a la diputada que la palabra género aparece muchas veces en el discurso de la Presidenta, vamos a concederle si quiere, que el uso del femenino en sus discursos es una marca de fábrica, y hasta se podría decir que no se puede considerar a Cristina una militante feminista por más setentismo que se le endilgue siempre. Ahora, que una mujer utilice hasta el hartazgo la palabra género o los temas de género, no debería ser motivo de vergüenza para nadie. Ni hombre ni mujer. Será motivo de indiferencia, de indignación, de temor, de esperanza, pero nunca de vergüenza. ¿Dónde se ha visto que cuando un presidente comete un error, salgan los demás diputados a decir que tienen vergüenza del genero masculino? Este sentimiento no se llama vergüenza ajena, ni de género. Que una mujer sienta vergüenza de su género cuando ve hacer algo vergonzoso a otra mujer se denomina machismo bien inoculado desde la tierna infancia. Se demuestra andando, no lo vemos pero lo sufrimos en nuestros propios dichos. Nótese que en la misma respuesta, la diputada agrega: “Lo mismo hacen con otros temas. Los Kirchner hicieron una sobreutilización y abusaron de los derechos humanos”. Dejemos de lado por hoy el concepto de abusar de los derechos humanos. Vayamos al punto. El periodista le preguntó por la Presidenta y ella ya en el segundo renglón habla en plural, se refiere a ella y al marido. Cuando habla del ex presidente dice Kirchner, cuando se refiere a la Presidenta dice Cristina. Las mujeres siempre dan más confianza... Otra vergüenza de género. Y para terminar vale acotar que la diputada responde todo esto en el marco de una entrevista donde el periodista comienza preguntándole si conversa con su marido sobre política, y continúa de ahí en adelante ahondando sobre qué opina él, si ella le hace caso, si él tiene razón y punto. Tenemos diputadas y senadoras, tenemos gerentes de empresas, ministras, tenemos Presidenta. Las mujeres han recorrido un largo camino. Y cometen tantos errores como los hombres. ¿Quién decretó que tenían que ser superiores? Todavía es más difícil gobernar siendo mujer. Y no hay que sentir vergüenza por eso.
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