DIEZ PREGUNTAS > A EVELYNE BISSONE JEUFROY
› Por Clarisa Ercolano
—Hay dos formas de vivir los duelos. Quedarse en el duelo permanentemente, llorar constantemente y tenerse lástima. La persona se victimiza. El otro camino es querer salir del duelo y empezar a vivir de otra forma. En ese caso uno es actor de su vida. Una de las estrategias para que el trabajo del duelo sea transitorio y no permanente es cuidarse, amarse y ofrecerse placeres que ofrecen bienestar al cuerpo.
—Los secretos de familia y las cargas de los traumas de los antepasados causan enfermedades autoinmunes como el cáncer, o repeticiones amorosas negativas, o fracasos, o accidentes. En esos casos uno no entiende las causas de esas repeticiones. Cuando se trabajan esto eventos a través de la psicogenealogía, se vuelven conscientes y no se necesitan repetir. De hecho es muy difícil disfrutar de la vida porque los secretos de familia traen mucha angustia en los descendientes.
—No tiene nada que ver con el hiperconsumismo, ni con conductas excesivas a dependencias (al juego, al trabajo, al alcohol) o a la mayoría de las drogas, que son un escape al exceso de estrés o a una pérdida de referencias. El placer lo vamos a buscar, no esperamos que nos llegue como por arte de magia. El estado de placer corresponde a un estado de vigilia que nos centra en lo que nos hace bien y hace nacer la calma. Las repercusiones en el cuerpo son vastas: desacelera la respiración, el pulso es más lento, disminuye la presión arterial, aumenta las defensas inmunológicas, trae paz en los órganos, euforiza, estimula el rendimiento, aporta un estado de alegría y de apertura al mundo. Enriquece a la persona aportándole bienestar.
—La culpa es el enemigo del hombre, y más de la mujer, y del bienestar. Es como decía la doctora Françoise Dolto: un gusano que nos carcome y que nos destruye. Nada positivo sale de la culpabilidad. Nosotros no somos responsables de lo que no sabemos, pero sí podemos pedir perdón cuando hemos cometido errores sin querer.
—Los principales enemigos del placer son: victimizarse, es decir, complacerse en sufrir y dar lástima. No escuchar el propio cuerpo. Angustiarse ante la idea del placer. La preponderancia del intelecto. Tener miedo de ser feliz.
—Es estar atento a lo que los cinco sentido, más la intuición nos revelan de nuestro estado físico y de ánimo. Es respetar sus límites. Acompañarlo y hacerse amigo de él. Más que todo se le escucha y se le habla, porque es nuestro principal compañero y vehículo para transitar nuestra vida. Sin él no se puede nada. La riqueza, el amor y un trabajo del cual uno disfruta no pueden ser vividos. Es importante “revisarlo”, como hacemos con nuestros autos. Cuantos más años tenemos, más atención debemos procurarle.
—Porque es una vía privilegiada a la dimensión divina que tenemos en nosotros mismos. No se puede hablar del placer sin abordar aquel que va acompañado con la palabra sexualidad y, al igual que los otros placeres, exige ser vivido liberándose, sabiendo escucharse a uno mismo y a quien se tenga enfrente.
—Vivir plenamente es disfrutar de la vida y de lo que nos ofrece. Agradecer lo que tenemos. Para eso las mujeres y los hombres son idénticos.
—El Método Ericksoniano es tan complejo que no se puede definir en pocas líneas. Puedo decir que es ampliar y cambiar nuestra visión del mundo. La atención sostenida dirigida a nuestras sensaciones y sentimientos modifica nuestra relación con nosotros mismos, con los otros y con la vida misma.
—Mis cuatro placeres al despertar son: escuchar música, tomar el desayuno en mi cama, acariciar a mis gatos y leer mis diarios, que están al pie de mi puerta. A partir de ahí, aprecio mi entorno, me siento en una forma de ser positiva que me hace apreciar cantidad de otros placeres. Porque el placer es, en resumen, un despertar a los aspectos de la vida y apreciarlos.
Evelyne Bissone Jeufroy es psicóloga. Nació en la Argentina, está radicada en Francia y pasó por Buenos Aires para presentar el libro Cuatro placeres al día, ¡como mínimo! El despertar del cuerpo y del alma, en el cual aborda los efectos benéficos del placer sobre el cuerpo y el espíritu. Fue participante en seminarios de la reconocida especialista Françoise Dolto y ex integrante de la selección de personal en la filial francesa de IBM, se dedica desde 2000 al coaching y acompaña a personas que atraviesan dificultades puntuales. También es autora, en sociedad con Anne Ancelin Schutzenberger, de Salir del duelo.
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