Vie 12.11.2010
las12

DIEZ PREGUNTAS > BEATRIZ EDELSTEIN *

Creer o reventar

En el libro De persecución de brujas y pensamiento mágico, retomás una investigación de los autores Gunnar Heinsohn y Otto Steiger, y postulás que detrás del supuesto oscurantismo de la caza de brujas se escondía una decisión política perfectamente racional: acabar con la contracepción y las prácticas abortivas. ¿Cómo se dio ese giro histórico tan permanente?

–A partir del siglo XIV se suceden una serie de pestes en Europa que, sumadas al cambio climático, significan una reducción poblacional significativa. Cuando el mercantilismo incipiente se empieza a gestar, el peligro es la falta de mano de obra para los poderes. Y siempre que aparecen peligros, sale a la luz la tendencia del hombre de cercenar derechos. Además, frente a catástrofes naturales, está la necesidad de encontrar un culpable. En ese contexto surge la idea de arremeter contra las mujeres sabias o parteras –las “brujas”– por sus saberes anticonceptivos y abortivos. La demografía juega un rol muy fuerte en política, mucho más de lo que se considera o menciona...

¿Fue un genocidio de género?

–Fue un genocidio de género y de profesión. De apropiación por parte de los hombres de la medicina, de marginar a las parteras y eliminar así la competencia. Al fin y al cabo, las persecuciones lograron extinguir la contracepción. Ese fue el gran triunfo de la caza. Pensar que cuando resurgía lentamente a fines del siglo XIX, se creía que era algo nuevo... También tuvo otras consecuencias: la demonización del género femenino, el espionaje a la conducta de los chicos, la reprobación de la masturbación, la condena de la homosexualidad, entre otras cuestiones.

En tu texto, se menciona que el problema de la caza de brujas es interpretativo. ¿A qué refiere esa afirmación?

–Refiere a las motivaciones detrás de la caza... Si fue por problemas demográficos concretos o por delirios colectivos o psicosis motivadas por guerras, hambrunas.

De tu investigación se desprende que un 20 por ciento de víctimas de la caza de brujas fueron hombres. ¿Con qué motivos eran castigados y condenados a la hoguera?

–Los hombres que fueron ajusticiados por brujos, lo fueron por motivos políticos, de puja entre poderes opuestos: el centralizador que quería deshacerse de los focos de poderes locales, especialmente en Francia.

Con mirada psicoanalítica, De persecución de brujas y pensamiento mágico postula que no existe una personalidad psicopatológica dibujable a las brujas y desmiente que la figura de la histérica coincida con la de la bruja...

–Hay que desvirtuar la idea de que la bruja era histérica. Por ejemplo, Juana de Arco –acusada y ajusticiada– no tenía nada de eso. La histérica es lo que –antes– había sido la posesa; pero a la posesa se la salvaba, se la exorcizaba. A la bruja, en cambio, se la condenaba de inmediato.

En algunos estudios se habla de millones de víctimas; en otros, de miles. ¿Cuál sería un estimativo real?

–Las cifras más altas, de mayor ferocidad, se dieron entre 1500 y 1600. Si se extienden las cifras a los tres siglos que duró la caza, el resultado da millones de mujeres asesinadas. No es casual que fueran las épocas en que se repetían las oleadas de pestes. Los datos coinciden.

Se suele asociar la caza a la Edad Media, aunque en realidad se haya dado durante el Renacimiento y el Barroco. ¿A qué se debe esta confusión tan habitual?

–La confusión serviría para otra investigación. ¿Por qué la Edad Media tiene tan mala fama? En parte, está bien merecida; en parte, no. Se cree que la Modernidad fue mucho mejor y, en realidad, no lo fue. Frente a la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Edad Media queda bastante bien parada. En ciertas áreas había más tolerancia. De hecho, hasta la bula del papa Inocencio II, la Iglesia avalaba las prácticas de contracepción.

El imaginario popular conserva la imagen de la bruja como la mujer en pacto satánico que vuela en escoba y mata niños. ¿Cómo se construye, desde el pensamiento mágico, la leyenda?

–El mito surge a partir de distintas configuraciones. Todas las prácticas de supersticiones están vinculadas con el mundo fantástico o del deseo. Que –supuestamente– matasen niños puede vincularse con el tema del aborto; la escoba, en cambio, tiene relación a una práctica particular: hay un yuyo que –frotándolo en un palo y metiendo el palo entre los labios de la vagina– embriaga; de ahí el palo entre las piernas y el vuelo.

¿Por qué incorporar un capítulo dedicado al pensamiento mágico en el libro?

–Quería ampliar acerca de la complejidad humana, cómo las complicaciones suscitan hostilidad y deseo de cercenar. Hay algo embrujado en la especie humana...

¿Cuál será tu próximo proyecto?

–Con la ayuda de este libro, espero sacar al castellano un trabajo del autor suizo Adolf Portmann, un eminente zoólogo que señaló la conflictividad de la especie humana. Logré traducir uno de sus libros y varios escritos; sólo falta editarlo. ¤

* Licenciada en Psicología y autora de De persecución de brujas y pensamiento mágico. Nació en Zurich, Suiza, el 4 de abril de 1920. Luego de su bachillerato en Viena, Austria, se mudó a la Argentina. Como psicoanalista ha realizado análisis personales intensivos y ha participado en grupos de tratamientos psicoterapéuticos específicos como “Ambito de la mujer”, donde comienza a desarrollar el tema de las brujas.

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