En otro brusco e intranquilizador giro de la serie Weeds, temporada 6, a Mary Louise Parker poco y nada le queda de aquella ama de casa inocentona que decidía vender marihuana al quedar súbitamente viuda y con dos chicos. Ahora, escapando de una escena del crimen, ni siquiera conserva su nombre original...
› Por Moira Soto
Efectivamente, Pilar Zuazo había caído a la piscina herida de muerte en la última imagen del capítulo final de la temporada pasada de Weeds: la archienemiga de Nancy Botwin, la villanísima que amenazaba a la protagonista con “arreglar” la muerte de sus hijos Shane y Silas, ya es historia. El impacto que recibía en ese cierre, justo después de haberle susurrado a Nancy que “el negro te queda divino, la gente se compadecerá de la dolida madre que perdió a sus chicos en un accidente de auto... o quizá de avión”, ese golpazo certero que dejaba boquiabierta por pocos segundos a su madre, ahora sabemos que se lo propinó Shane, el menor. Es decir, esa criatura inteligente y fantasiosa –aunque siempre un toque excéntrica– que tanto había sentido la muerte repentina de su padre. Aquel niño de 10 años en la primera entrega, creció adaptándose a las aventuras y desventuras de su progenitora, advirtiendo prontamente la clase de negocios que ella emprendía y la oscilante moral con la que se conducía. A través de los años, Shane aceleró su mimetización, llegando a fraccionar y vender la marihuana que le sustraía a su hermano Silas, quien en la temporada pasada trataba de avanzar mediante cuentapropismo en la senda abierta por Nancy.
En el episodio del comienzo de Weeds 6, visto el domingo pasado, la cuestión de fondo no es tanto que el adolescente Shane haya matado con un bate de croquet a la desalmada Pilar (jefa de campaña de actual marido –¿ya habría que decir ex?– mexicano de Nancy, narco con veleidades políticas): a fin de cuentas, la muy pérfida le estaba profiriendo graves amenazas a su madre, con acentos muy provocadores... El punto es que Shane, después de dar el mazazo fatal, se conduce con absoluta indiferencia, con fría naturalidad, no parece experimentar ni sombra de culpa. Más todavía: en algún momento, no oculta la satisfacción que le genera haber suprimido a Pilar. Entre anonadada y confundida (aparte de algo borracha), Nancy intenta vanamente hacerlo entrar en razón: le zampa un par de moquetes para hacer valer su autoridad, pero frente a la irrebatible lógica del chico, no le queda otra que reconocerle: “Me alegra de que se haya hecho, pero no de que lo hicieras vos”. Porque la verdad es que Nancy le había avisado con mirada incendiaria a Pilar, al borde de la pileta y sin saber que era vista y oída por Shane: “¡Si te acercás a mis hijos, juro que te mataré!”.
Así las cosas, la ex vecina del barrio suburbano de Agrestic, L.A., que había recalado últimamente –al enredarse con el narco y tener al niñito Stevie con él– en un pueblo fronterizo entre Tijuana y San Diego, anda en esta temporada huyendo con su familia nuclear a cuestas (Silas, Shane, Stevie, el inefable cuñado bribón Andy) por las rutas de los Estados Unidos, con presunto destino canadiense, luego de cambiarse nombre y apellido mediante documento falsificado: por el momento, se llama Natalie Newman. Empero, si se mira el cast de Weeds de este año, se comprueba que reaparece el actor Kevin Nealon haciendo al tonto de capirote Doug; que permanece Alanis Morissette (Audra, la médica abortera que se enamoró de Andy pero lo echó de su lado por cobarde, cuando la atacó un provida y él escapó); también figura en el reparto de esta temporada Jennifer Jason Leigh, como Jill, la hermana de Nancy. Todos personajes que no tienen razones para irse al Canadá... Y a falta de los que van quedando por el camino (como, hélàs, la maldita Celia de Elizabeth Perkins o esos dos novios fugaces de la protagonista: el corrupto agente inmobiliario con el que se relamía Matthew Modine y ese agente zen de la DEA a cargo de Martin Donovan: una lástima que no prosperara este último romance, pero la cannabis sativa es una planta que no echa raíces perennes...), habrá nuevos papeles actuados por Linda Hamilton, Peter Stormare, Richard Dreyfuss.
Quizás esta creación de Jenji Kohan acerca de la viudita inexperta que encontró una salida laboral en la venta al menudeo de marihuana no haya despertado el interés de sesudos académicos en los Estados Unidos y Europa, como sí está ocurriendo con las excelentes The Sopranos, Mad Men, The Wire, que han inspirado ensayos y además son utilizadas en las universidades. Resulta que Weeds es una serie poco seria, pese a su acerada, punzante mirada sobre lo que queda del american way of life que alguna vez codificó Hollywood. Una comedia bien renegrida que se fue desquiciando a medida que se sumaban las temporadas, que traspasó fronteras de todo tipo con osadía y giros radicales, sin dejar de ser hilarante incluso en medio del drama, del sobresalto, de un dolor concreto como el de Silas, una vez más decepcionado, despojado por su repentista madre... Weeds tiene una rara cualidad, la de irse construyendo y deconstruyendo alternadamente, dejando a veces a sus incondicionales seguidores/as colgados/as de un pincel. Encima, la antes seria y prestigiosa actriz Mary Louis Parker anda haciéndose la pin up a los (espléndidos) 46 en las imágenes promocionales. Total, para probar sus sutiles recursos de intérprete alcanza y sobra cualquier capítulo de la serie.
Weeds, los domingo a las 23.35 y los lunes a las 23 por Cityvibe.
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