El ex presidente Néstor Kirchner creía en el coraje de las mujeres. No era sólo una sensación, sino una visión política. El decía: “Las mujeres van a transformar la política” y “La mujer argentina está decidida a construir una patria diferente”. Esta afirmación de Kirchner se veía –y construía– cotidianamente. Y hoy está cada vez más vigente.

Sus discursos y sus prácticas estuvieron colmados de medidas y acciones que iniciaron –en un modelo nacional y popular enmarcado en los derechos humanos y la justicia social– un proyecto donde, efectivamente, las mujeres argentinas (que tuvieron que esperar hasta el siglo XXI para participar del comienzo de un enfoque de la salud reproductiva basado en los derechos) accedieran en la práctica a esos derechos.

En 2002, el Congreso de la Nación –luego de 11 años de la prohibición absoluta de uso y venta de anticonceptivos que fue derogada, recién, en 1985– finalmente respaldó el derecho a elegir de las mujeres, en materia reproductiva, a través de la sanción de la Ley Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.

El gobierno de Néstor Kirchner creó políticas que institucionalizaron el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable y apuntaron, principalmente, a brindar acceso universal a anticonceptivos e información vinculada con la salud reproductiva: dos objetivos elogiables y, en consonancia concreta, con un proyecto nacional tendiente a la igualdad.

El Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable fue implementado, por primera vez, en el 2003, para respaldar genuinamente las políticas destinadas a favorecer la salud de las mujeres, de las mujeres coraje, de las mujeres que fueron excluidas y vulneradas durante mucho tiempo.

En agosto del 2006, se sancionó la ley sobre métodos de contracepción quirúrgica que eliminó la ambigüedad jurídica en materia de esterilización voluntaria (ligadura de trompas a las que prácticamente sólo accedían, hasta ese momento, quienes podían pagarlas) y vasectomías. En octubre del 2006 se aprobó la Ley de Educación Sexual Integral que establece, por primera vez en la Argentina, la obligatoriedad de enseñar contenidos sobre cómo cuidar el cuerpo y evitar abusos sexuales, embarazos no planificados y prevenir enfermedades de transmisión sexual en todos los establecimientos educativos públicos y privados del país.

Durante su gestión se diseñaron varias acciones destinadas a establecer –de manera clara– el alcance del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable. Por ejemplo, en agosto de 2005, el Ministerio de Salud de la Nación publicó una Guía Integral sobre Atención Posterior al Aborto que se incorporó al Programa Nacional de Garantía de Calidad de la Atención Médica. En marzo de 2007, el ministerio emitió una resolución que incorporó la anticoncepción de emergencia al plan médico obligatorio y obligó a los trabajadores sociales y del sistema de salud a distribuirla gratuitamente. Finalmente, en noviembre de 2007, el ministerio publicó una Guía para la Atención de Abortos No Punibles.

Por todo eso, hoy más que nunca, la frase “Todas con Cristina” implica un compromiso ineludible para la construcción de un proyecto nacional y popular con igualdad. El país que deseamos y soñamos es el que las mujeres con coraje estamos dispuestas a construir.

* Psicóloga y coordinadora del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable del Ministerio de Salud de la Nación.