SALUD
Se trata de uno de los mayores problemas de salubridad en toda América y es la principal enfermedad endémica en Argentina, con 14 provincias afectadas. Sin embargo, el mal de Chagas se puede prevenir y se puede tratar con medicación gratuita provista por el Estado. Lo que falta es una educación sanitaria y erradicar las condiciones que auguran larga vida a la vinchuca.
› Por Irupe Tentorio
Es un error pensar que el Chagas es una enfermedad que solamente habita en el norte del país. Lo cierto es que más de seis millones de personas lo padecen y otros cuatro están en riesgo de contraerla. Esta es una enfermedad silenciosa y permanente, además es uno de los mayores problemas de salubridad en toda América y la principal enfermedad endémica en Argentina. La misma cuenta con dos fases: la aguda y la crónica. La primera puede presentarse sin síntomas o con síntomas muy leves, que van desde fiebre que permanece en curso, hinchazón e inflamación en un solo ojo y enrojecimiento en la zona donde la vinchuca picó.
Luego de esta etapa, la enfermedad entra en remisión y durante varios años sus síntomas pueden ausentarse. Cuando finalmente se vuelven a visualizar, acarrean problemas digestivos, dolor abdominal y dificultades para deglutir, entre otros. La picadura no duele y generalmente se produce de noche; además, en la mayoría de los casos, el contagio se da por intermedio de la vinchuca. Otro modo de transmisión es el de manera vertical, que se da a través de la placenta, durante el embarazo, de madre a hijo, y la menos frecuente es por transfusión de sangre infectada y trasplantes de órganos en la misma condición.
“Dentro de las casas en donde existe poco movimiento ahí se mete la vinchuca: en la pared, en el techo, en una caja llena de diarios y también en los tientos de las camas. La vinchuca, en las casas, encuentra una temperatura constante, comida, personas, perros, gatos y de esta manera accede a un circuito de reproducción. Es decir, si al lado de la casa hay un depósito de maíz, los ratones se alimentan de éste y las vinchucas duermen ahí, de manera que se genera otro asentamiento en donde ya tienen alimentos y demás. Por lo tanto, empieza a haber un intercambio entre el depósito y el interior de la casa.” Son las palabras de Elsa Segura, investigadora superior del Conicet y especialista del Instituto Nacional de Parasitología Dr. Fatala Chapen, quien da batalla contra esta enfermedad desde que llegó de Catamarca, su tierra natal. “Yo trabajo en el área rural desde el límite norte de Jujuy, atravesando el centro del país hasta el sur de Mendoza. En estas provincias generalmente la búsqueda de trabajo rural moviliza a muchas personas, es decir, hay una orientación clara con respecto a la existencia de la población ligada a una producción establecida que le da trabajo a la gente que vive cerca de estas zonas; ellos son conocidos como los trabajadores golondrinas. En estos lugares el flujo inmigratorio se genera continuamente, no desde ahora sino desde los últimos 200 y 300 años. Esto trae como consecuencia que la enfermedad se transmita paulatinamente. Al no tener una fuente de trabajo determinada, las familias en su mayoría viven aisladas y otras tienen la posibilidad de vivir rodeando los conglomerados, por ende se ubicaron cerca de los pueblos y ciudades, haciendo una organización periurbana. En síntesis, es importante señalar esto porque el Chagas no existiría si no se dieran las condiciones necesarias para que la vinchuca viva”, remata Segura.
–Las vinchucas viven de la sangre, son hematófagos obligados, es decir chupan la sangre de una persona que ya está infectada de Chagas. Cuando sucede esto circulan los parásitos denominados Trypanosoma cruzi. Una vez ingeridos, estos parásitos se multiplicaran en el intestino de la vinchuca, de manera de que cuando ésta pique a una persona susceptible podrá eliminar materia fecal contaminada con dichos parásitos. La picadura origina picazón, que hará que la persona se rasque erosionando su piel, y por dichas escoriaciones los parásitos ingresarán a la sangre de ese individuo. También sucede que la sangre que chupó se concentra y cuando orina los parásitos empiezan a dividirse. Es una división binaria, digamos que se duplican en una cantidad inmensa. A la vinchuca se la denomina vector, porque al picar a una persona, perro o gato infectado transmite la enfermedad.
–La más frecuente es la transmisión natural o vectorial. Esta se transmite a través de la picadura de la vinchuca, hay que tener en cuenta que cuando esta transmisión se hace más pequeña aumentan las demás, como la congénita y la transfusional. Cuando hay mucha transmisión natural todas las demás aumentan. Si la misma baja, en consecuencia las demás disminuyen.
–En general “se dice” que toda la vida, en particular si la persona portadora vive en una zona donde existe una desinfección sistematizada, y a su vez se encuentra en un buen estado anímico la misma disminuye.
–Continúan estando afectadas Chaco, Formosa, Santiago del Estero, norte de Santa Fe, Corrientes, Tucumán, sudeste de Catamarca, La Rioja, sur de San Juan, sur de Mendoza, San Luis, Neuquén y Río Negro.
–Sí, en el sur del conurbano hay muchísimos. Es la provincia que más tiene, esto se debe a la migración, lo que provoca una epidemiología en donde no hay vinchuca.
–Hay dos millones de personas infectadas. Un 30 por ciento de las personas infectadas desarrolla cardiopatía por Chagas. De ese total, el 10 por ciento muere entre los 45 y 50 años por problemas cardíacos. Los últimos años se detectó que hay cada vez menos menores afectados. Por ejemplo, en Catamarca se encuentra solamente el uno por ciento de los niños infectados y cuando se investiga a las madres de estos niños infectados te das cuenta de que tienen Chagas; éste es un contagio vertical. Todas las embarazadas deberían ser testeadas. Es muy importante la rápida detección del niño/a que nace con Chagas. Cuando se lo trata a tiempo es más fácil de curar que el paciente crónico en donde la enfermedad ya está muy avanzada. Se sabe que es reciente porque el 100 por ciento de los casos nuevos de Chagas se desarrolla antes de los 14 años y sobre todo en menores.
–Es importante prevenir la enfermedad en todos los grupos etarios, pero sobre todo prestar mayor atención a aquellos de mayor riesgo, portadores o enfermos, como las mujeres en edad fértil, los/as niños/as y los/as jóvenes.
–Sí, claro que hay curación. Las drogas que se utilizan son el Benznidazol y Nifurtimox, pero como la mayoría de los medicamentos, éstos también tienen efectos secundarios tales como convulsiones, pérdida temporaria de la memoria, dolor de garganta, fiebre, etcétera. El tratamiento es específico para el parásito o sintomático de las complicaciones, dependiendo de la fase en la que se encuentre el/la paciente. Estos medicamentos curan totalmente el caso agudo y también los casos de Chagas recientes. Un tratamiento farmacológico de 60 días permite la cura en un 80 a 90 por ciento de los casos.
–La estrategia básica para eliminar la vinchuca de las viviendas es fumigarlas, repetir la operación a los seis meses y controlar y estar atentos cuando vuelven los bichitos para volver a fumigarlos. En ausencia de vinchuca la infección tiende a empequeñecer. Disminuir es posible, que desaparezca es difícil. Eso es lo que estamos tratando de hacer en la Argentina. También hay que vigilar la presencia de la vinchuca en los gallineros y alrededores de las casas, en las zonas rurales, las más afectadas. Tampoco es conveniente rociar constantemente porque da resistencia. Se tienen que combinar métodos sociales de estimulación de las personas para cuidar su casa y su entorno. Hay que trabajar con la gente, no hay que tenerle miedo.
–En las provincias más afectadas, hace 30 años –en el banco de sangre de chagásicos– existía entre el 15 y 30 por ciento de donaciones de sangre. Debido a que existe una campaña de desinfección llevada a cabo por el Programa Nacional de Chagas, en este momento el promedio nacional de positividad de dadores de sangre disminuyó de 4 por ciento en 2005 a 2,4 por ciento en el 2009.
–Sí, todo es gratuito: el diagnóstico clínico, los análisis médicos, los medicamentos y la consulta médica. En la Argentina existe el Programa Nacional de Chagas. Este programa empezó en 1962, tuvo un impacto importantísimo en sus ocho primeros años. No todos los gobiernos le daban la prioridad que merece, pero en este momento sí se le está dando. Por suerte la Argentina ha ido desarrollando políticas para mejorar la calidad en la salud.
Para más información comunicarse con el Programa Nacional de Chagas de Ministerio de Salud. Teléfono 011-4379-000 -
http://www.msal.gov.ar/htm/site/default.asp
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