EL MEGáFONO)))
› Por Mariana Vargas *
El rostro de la mamá de K –para preservar la identidad de la niña que lleva esa sigla en el comienzo de su nombre– se transformó en una mueca de espanto cuando se enteró que el juez Jorge Samman, de San Pedro de Jujuy, ordenó, el 27 de enero de este año, la libertad de los tres violadores de su hija, abusada –en octubre del 2009– cuando solo tenía diez años.
K, mientras escuchaba la noticia reprimía las lágrimas. Nunca saltaron de sus ojos.
El juez Samman liberó a los violadores sin resolver la cuestión de fondo (ni sobreseyó, ni dictó la falta de mérito; tampoco los procesó), por lo que la querella no pudo apelar, ya que le está vedado por el Código Procesal cuestionar decisiones sobre la libertad de los imputados.
Esta forma de resolver las causas por parte del juez Samman es habitual: ordena la libertad y luego las causas duermen. Así ocurrió con el profesor Omar Alfredo Rojas, que dejó embarazada a su víctima (ya madre) y con el médico cirujano Martín Aramayo, que obligó a una paciente, luego de sacarle los puntos por una operación de vesícula, a que le realice sexo oral.
Esta cotidiana situación de violencia contra la mujer e impunidad (que le costó el puesto al ex juez Argentino Juárez por liberar a cuatro violadores confesos) motivó que la Multisectorial de la Mujer de Jujuy y la Casa de la Mujer María Conti plantearan la declaración de emergencia en violencia sexual contra la mujer a nivel provincial.
Luego de siete meses de poner una carpa en la plaza central de San Pedro de Jujuy, la Casa de la Mujer María Conti logró que esta emergencia sea declarada en la ciudad mediante la ordenanza 917/2010, promulgada el 30 de diciembre de 2010. Pero como, en solo tres días de diciembre, se presentaron cinco demandas de violencia familiar también fue necesario agregar la violencia doméstica.
Por eso, ahora, en San Pedro de Jujuy rige la emergencia en violencia sexual y doméstica contra la mujer. En este marco es que se exigen medidas concretas que garanticen la atención a la víctima, pero también la prevención.
Ni los violadores, ni quienes los apañen, vivirán la “paz chicha” que vivió el ex juez Juárez antes de llevar la causa de Romina Tejerina, en la que la procesó después de un año de no hacer nada y perseguir al resto de su familia; y antes de que la Casa de la Mujer María Conti pidiera su destitución.
La emergencia es un paso, pero aún debe declararse a nivel provincial y nacional.
* Abogada (Jujuy).
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