Vie 27.05.2011
las12

DIEZ PREGUNTAS A

Digna Guerra*

› Por Laura Rosso

1-¿Cómo fue su acercamiento a la música?

–Desde muy pequeña (con 4 años) mis padres detectaron que podía tocar al piano todas las melodías que escuchaba en la radio, pero no sólo la melodía si no también la armonía. Las maestras del jardín también notaron esta cualidad. Mis padres buscaron rápidamente una escuela vocacional para que comenzara en el camino de la música, hasta que cumplí los siete años e ingresé al Conservatorio de La Habana a estudiar formalmente. Allí estudié piano y dirección coral.

2-¿Qué ofrece el aprendizaje de música para un niño o niña en edad escolar?

–Pasa a formar parte de su cultura general, aunque en el futuro no ejerza la carrera de músico. Y en el campo espiritual ofrece satisfacción para quien la escucha, la practica y la ejerce. Es una expansión del espíritu inigualable. Quien practica y hace la música tiende a ser mejor ser humano.

3-¿Cuáles diría que son los aspectos positivos de las orquestas infantiles y juveniles, experiencia que también se desarrolla en nuestro país?

–Creo firmemente que la práctica de conjunto, ya sea dentro de un coro o de una orquesta, forma mejores seres humanos en el espíritu de la colectividad, de la solidaridad, de ser necesario para el conjunto, de saber que su granito de arena es importante para el resultado final del esfuerzo colectivo. El trabajo en colectivo disuelve el egoísmo natural.

4-¿Qué cosas le ocurren o corren por su cuerpo al momento de dirigir una orquesta?

–Muchas veces siento que levito y quiero llevarme a todos conmigo al cielo, porque el acto de hacer música es un fenómeno a veces sobrenatural dirigido sin pies en la tierra. Todo el discurso melódico y sobre todo armónico va sugiriendo muchas cosas: colores, texturas de sonidos, dirección del sonido. Todo no suena en la misma dirección. Las sensaciones que recorren el cuerpo son múltiples. Existen pasajes en donde se eriza la piel, momentos culminantes y, al final, se queda una vacía con todo lo que entregó.

5-Como cantante solista, ¿cuáles fueron sus momentos de placer artístico?

–He cantado de mezzo en obras de Vivaldi, la Novena sinfonía, de Beethoven; Canto General, de Mikis Teodorakis; Concierto Oratorio, de Michel Legrand, y en algunos pequeños momentos con mi coro. Creo que todos me han dado mucho placer y los he disfrutado por igual situada en tiempo y espacio.

6-Viajó mucho por su trabajo musical. ¿Siempre quería volver a su tierra cubana?

–Ciertamente he viajado mucho, sola como directora y también con el Coro Nacional de Cuba y el Coro de Cámara Entrevoces. Nos hemos presentado en escenarios históricos muy importantes y también en lugares muy populares y humildes. La música en particular, y el arte en general, es patrimonio de los pueblos. Siempre retorno a mi Patria –con mayúsculas–, porque esta tierra que me vio nacer es arraigo, esta revolución que me formó me lo dio todo y a ella le he devuelto todo mi saber. Aquí están mi familia, mi trabajo, mi mar, mis muertos. Aquí está todo lo que quiero en la vida; nunca traicionaré a esta hermosa tierra.

7-¿Qué repertorio la emociona?

–Me emociona sobremanera la buena música, sea del género que sea, si está bien escrita y si está bien ejecutada. No admito la chabacanería y la cursilería.

8-Tiene gran experiencia docente. ¿Qué enseñanzas recibió de sus alumnos?

–Soy fundadora de la Universidad de las Artes en Cuba (1976), pero desde muchos años antes me dediqué también a la enseñanza en el nivel medio. He graduado varias docenas de alumnos a lo largo de estos años, y cada uno ha representado algo nuevo. Aprendí de sus criterios, de sus modos de ver la música, y también de sus situaciones en la vida.

9-¿Tuvo dificultades por ser mujer en su trabajo como directora de orquesta?

–Fijate que no. Porque en Cuba curiosamente, a diferencia de otros países, en el caso de la dirección de coros, las mujeres estamos en mayoría, y de ahí se ha derivado un número considerable de mujeres que dirigen orquestas en nuestro país.

10-¿Cuándo le cuesta más decir no?

–Tengo que aprender a decir que no.

<p>* Digna Guerra nació en La Habana, es docente, cantante, pianista. Dirigió el Coro Nacional de Cuba y la Orquesta Sinfónica de su país. Actualmente dirige el Coro Entrevoces. Visitó Buenos Aires a propósito del Segundo Encuentro Internacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles para el Bicentenario.

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