Vie 10.06.2011
las12

DIEZ PREGUNTAS A VANESA MAJA

HONOR A LA RECITATRIZ

› Por Roxana Sandá

1. El segundo año de Rosa brillando, obra que explora la poética de Marosa Di Giorgio, ¿se debe al éxito de público o también a la adicción que parece provocarle la autora?

—Son varias ofrendas: Marosa nos ofrenda sus palabras, y nosotros las ofrendamos al público. En este sentido, sí, me provoca adicción este universo único y que la gente acompañe con su presencia es además muy gratificante y nos completa en este círculo.

2. ¿Cómo llegó Di Giorgio a su vida?

—Casualmente, como tantas de las cosas que nos atraviesan. Hace más de diez años, una amiga me invitó a un recital de poesía que daba Marosa. Durante toda su vida hizo muchas presentaciones de este estilo y tenía un enorme amor y gusto por la actuación, así que fui a ver recitar a una poeta para mí desconocida...Y lo que allí encontré fue de una intensidad fulgurante. Pelo rojo, como en llamas, suelto, descalza, muchos claveles rojos también, y estas palabras tan increíbles, estas historias de chacras y animales, y ángeles que son frutas, y hongos y niñas que son mariposas, y lo vital y lo erótico ahí latiendo.

3. ¿Cómo cree que influyó una poética femenina sobre su coequiper en la dramaturgia, Juan Parodi?

—Con Juan hicimos un trabajo muy grande y exhaustivo. Marosa tiene mucho material escrito. Sólo Papeles salvajes, que son sus obras completas, tiene 800 páginas, y además hay otros libros que no están incluidos allí. El trabajo de selección que hicimos fue como un puzzle, eligiendo, cortando y pegando, y esto nos fue llevando a una cierta cronología en la vida de esta escritora. Juan tiene una increíble visión plástica de las palabras y mucha conexión y capacidad para plasmarlo. Esta es una poética femenina, pero que habla de cosas tan elementales como la hermosura de un árbol de magnolias, o el miedo y la excitación de un bosque oscuro, o de cosas tan sobrenaturales como las bodas de un ratón con una señorita, de murciélagos fumando sus pipas, sólo por nombrar algunas. En fin, cosas que alguien sensible y además con enorme gusto y amor por las palabras, y gran humor, como es Juan, puede acceder directamente, como una puerta que conduce a un pasadizo y luego a un paraíso.

4. ¿Por qué se define como recitatriz?

—Recitatriz es un término que utiliza Marosa y a mí me encanta. Creo que tiene un humor divino. Esta mezcla de recitadora, declamadora y actriz. ¡Es perfecto!

5. ¿Qué puede decir del músico que la acompaña, Gonzalo Gamallo?

—Antes de Rosa brillando, hicimos otro espectáculo llamado Pequeñas veladas susurradas. Nos conocemos y entendemos musicalmente. El trabajo de la música lo fuimos haciendo en los ensayos, improvisando y tratando de generar esa sonoridad especial que nos ayude y expanda en lo climático de la obra. Algo así como otro canal de discurso, y la verdad es que Gonzalo logró unos sonidos bellísimos e inquietantes, generando un flujo discursivo entre nosotros y con el público.

6. Explique esa apelación de los sentidos que cruza toda la obra.

—Nuestra intención era trasladar esa poética a un hecho teatral. Cómo poder expresar eso que a una le pasa cuando lee a Marosa y ponerlo en escena, convertirlo en obra. Cuando la leo, siento que algo atraviesa el relato y se llena de sensaciones, de aromas, de colores, o se queda flotando, hay una extraña belleza, una vitalidad. Allí fueron apareciendo los elementos que usamos en la obra. Ayudados por ese especialísimo elemento que es el retroproyector empezaron a surgir estos pequeños cuadros que proyecto sobre mí; luego las frutas y sus olores que quedan suspendidos.

7. ¿Qué emociones percibe del público que la observa?

—Creo que una vez adentro, el público se deja llevar, se sumerge en la voluptuosidad y la simpleza; escucha. Hay algo pacífico en todo el acontecer, algo emocional y profundo. Hay una cercanía y un lazo con la mirada. Cuando sucede esta conexión entre ellos y yo, es maravilloso y hondo.

8. ¿En qué se diferencia esta puesta de sus trabajos anteriores?

—Desde su origen, éste resultó un trabajo que se fue desplegando. Todo sucedió como sin esfuerzo. Lo que llamaría la fuerza suave. Hace mucho tiempo que quería tomar a una poeta para generar un hecho teatral, y si bien éste es el tercer unipersonal (digo unipersonal, pero tanto éste como Pequeñas veladas susurradas contaron con la música en vivo de Gonzalo) que llevo adelante, en el que decido qué material voy a tomar, lo que uno podría llamar “mi proyecto”, actoralmente en este espectáculo siento una depuración. En eso tiene una gran incidencia la mirada y dirección de Juan Parodi. Y para mí como actriz es muy alucinante, por poner una palabra marosiana, poder estar y contar, simplemente. Creo que me permite una justa intensidad. Me encanta y lo he aprendido, y lo transito con este material. Hay algo muy genuino en lo que sucede.

9. ¿Cuánto le cuesta despegarse de la magia del personaje cada vez que termina la función y vuelve a casa?

—Una sale a la calle, se encuentra con la ciudad, las voces, los ruidos. Hay una parte que se va desprendiendo pero creo que algo de esa magia, de ese flotar permanece, está en mí. Intento darle un lugar en mi cuerpo, acurrucarlo suavemente y cuidarlo hasta la próxima función.

10. ¿Qué cree que pasaba por la mente y el corazón de Marosa?

—Mucho. Creo que pasaba mucho. Era un ser tan especial. Unica. Vivía en poesía, escribía, según sus propias palabras, siempre en la cama con los ojos entrecerrados, dictada por algo, por alguien, por Dios. Una especie de medium. Hechizada, capturada. Vivió por y a través de la poesía. Leyendo las entrevistas que dio en su vida me doy cuenta de que respiraba poesía. Ella repetía que no podía hacer otra cosa que escribir poesía. Ese era su único destino. Y volaba sin alas. Era un ser extraordinario, una mariposa. Una mujer sin tiempo. Una maga.

Vanesa Maja es actriz, dramaturga, bailarina, cantante, narradora. Actuó en Estado de ira, y Exhibición y desfile, ambas dirigidas por Ciro Zorzoli. También trabajó en casi todas las obras de la factoría Muscari. Desde 2006 realiza el espectáculo de su creación, Pequeñas veladas susurradas. Forma parte de la compañía de teatro para niños El Globo. Rosa brillando volverá en julio próximo a Querida Elena, Py y Margall 1124, a dos cuadras del Parque Lezama.

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