EL MEGáFONO)))
› Por Zaida Chmaruk *
Han pasado casi diez años de aquel grito desesperado con el cual reclamábamos “que se vayan todos”, que anunciaba el fin de una época nefasta para nuestro país. La recuperación de los lazos de solidaridad crearon el escenario para que propuestas progresistas volvieran a tener sustento. Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández se mostraron sensibles a reclamos profundamente sentidos por nuestro pueblo. La nulidad de las leyes de impunidad, la recuperación de los fondos de pensión que estaban privatizados, la ley de medios y la de matrimonio igualitario son ejemplos que demostraron un cambio profundo en el rumbo político actual con respecto a la década neoliberal. Son también los argumentos a partir de los cuales nos sentimos interpelados a profundizar la lucha por seguir construyendo un país más justo e inclusivo.
Sin embargo, parece una ironía de la historia que la Ciudad de Buenos Aires esté hoy comandada por un símbolo del oscurantismo cultural y de la más ciega derecha política. El actual jefe de Gobierno y candidato Mauricio Macri ha manejado la ciudad como si fuera su empresa, haciendo de lo público un negocio que resuelve con corporaciones amigas. De la misma manera ha operado en espacios tan simbólicos de la cultura como el teatro San Martín que, por ejemplo, alquiló para la fiesta de cumpleaños de un empresario. Estos manejos tan repudiables son parte del programa PRO para la cultura y no una simple falla de gestión, lo cual se comprueba al observar la creciente desinversión en el área de cultura durante los últimos cuatro años y los reiterados conflictos con trabajadores y artistas de espacios dependientes del gobierno de la Ciudad. A esto se agrega el abandono, por parte de esta gestión, de las escuelas públicas. Ante las crecientes demandas sólo han sabido responder con espionaje, sanciones y subejecución presupuestaria, mientras aumentan los subsidios a la educación privada.
Macri quiere arrogarse la facultad de decidir a quién le da la “bienvenida” a la Ciudad y a quién se la niega. En contraposición, todos los que confiamos en una ciudad a la altura de esta época de transformaciones nos afirmamos como protagonistas de un nuevo tiempo donde las visiones privatistas y mezquinas que ya mostraron su fracaso sean reemplazadas por los valores solidarios que habitan en lo más hondo de todos nosotros/as.
* Militante del Partido Comunista y candidata a legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por Nuevo Encuentro.
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