DIEZ PREGUNTAS A ISOL
› Por Flor Monfort
–SIMA es el nombre del disco que hicimos con Zypce a fines del 2008, en el que por primera vez compusimos juntos canciones. Teníamos ganas de componer en un lenguaje propio y hacer algo que realmente nos gustara, fuera de ciertas etiquetas. Yo quería investigar el cantar mis propias creaciones y letras, y Zypce viene de una carrera de compositor experimental, construye sus propios instrumentos, busca sonoridades insospechadas, y quería meterse a trabajar con una idea de canción más pop o electrónica. De ese diálogo, salió un disco, y a partir de allí la idea de mostrarlo en vivo con una banda.
–Desde chica hice las dos cosas, siempre. Lo que pasa es que la ilustración es un trabajo más solitario, y el canto tiene que ver con proyectos con otras personas, que a veces resultan más difíciles de sostener. Como dibujante y escritora de libros, me convertí en autora más rápido. Como cantante, tardé un poco más en darme cuenta de qué quería hacer, fui más dependiente de si me llamaban o no para proyectos de otros.
–Me gusta estar en contacto con el poder de la palabra. Me doy cuenta de que en mis libros y en mis canciones hay siempre algo de humor velado, cierta oscuridad. Tengo un estilo coloquial y de observación de lo cotidiano con extrañamiento. En mis canciones los textos son más crípticos o melancólicos que en mis cuentos, y hablan desde experiencias adultas de conflicto, aunque a veces use citas a cuentos infantiles.
–Fue difícil, porque habíamos estado juntos cinco años, y empezábamos a ver que había un público que nos seguía, y eso es muy reconfortante. Pero seguir, en mi caso, hubiera sido peor, ya no me sentía representada por cómo se manejaba la banda, y la convivencia era complicada. Al tener también una carrera importante como ilustradora, eso también parecía competir con la prioridad que pedía el proyecto, así que elegí la libertad. Nunca me gustó tener jefe.
–¡Un montón de cosas! Aprendí a pararme mejor en escena, aprendí un montón de música, me abrí a otros mundos como cantante y performer. El haber llegado a mucha gente con mi voz me puso en el camino de muchos oyentes, y gracias a eso hoy puedo estar mostrando mi proyecto SIMA con ese espaldarazo de lo que ya hice.
–Cuando empezamos a tocar nuestras canciones en vivo, llamamos a dos músicos más: Pablo Chimenti en guitarra y Nico Cecinini en teclados y proceso digital. Luego de dos años trabajando con ellos en los conciertos, queríamos un nombre que pudiera englobarnos como banda, y SIMA quedó como algo natural a partir del disco. El doble significado de la palabra (Se escucha como “cima” y significa lo opuesto, abismo) también juega bien con los contrastes del show y las composiciones que huyen de lo previsible. Se convirtió en un grupo, y el próximo disco ya está pensado para ser grabado con ellos, mientras que el anterior fue completamente trabajado por Zypce y yo.
–Conocí a Dani y me gustaron mucho sus poemas, a él le encantaba Entre Ríos. Le conté que estaba buscando canciones para hacer algo nuevo, y a los pocos meses me dio un cd con varias canciones compuestas especialmente para mí por él y por Adrián Soiza. Me encantaron, así que se las mostré a Zypce y las empezamos a trabajar. Fue bueno para mí, para empezar a jugar con los arreglos en los programas de grabación, y a probar cómo las cantaría, mientras intentaba hacer las mías propias. Y le dio un color más pop al disco.
–A nivel artístico, no es tan complicado, ya que cada proyecto tiene algo que me motiva y que me estimula. Cantar con los músicos de The Excuse es un lujo, que además me da el placer de utilizar los recursos técnicos de 15 años estudiando canto lírico, ¡el cuerpo se siente como una flauta! Ese talante descontracturado ayuda a entregarse a la escucha, y después de reírse de lo gordo que era Haendel, llorar como locos con sus canciones.
–De más chicos habíamos hecho proyectos juntos, yo cantando sus obras, pero luego armamos diferentes caminos, Zypce en un momento empezó a cantar tango (¡y lo hace muy bien!), yo me metí en Entre Ríos y empecé con lo barroco, y hasta ahora no habíamos encontrado algo en común. La ventaja es que tenemos un background musical enorme de todo lo que escuchamos en nuestra casa. Para bien o mal, conocemos también nuestros caracteres y ya sabemos cómo somos.
–Nunca subestimo al destinatario de mi arte, siempre pienso que es un diálogo con un par, sea un nene o un adulto. Mi deseo es que siga habiendo una pregunta, nunca algo didáctico o remanido, sino que pueda tener varios sentidos, aun teniendo una apariencia simple.
* Isol se presentará el miércoles 20 de julio a las 19 en la sala El Aleph (Capilla) del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930). Entrada $ 20. Se presenta junto a Valentina como parte del ciclo Ventanas.
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