MúSICA
La cantautora Laura Vallacco presenta su primer trabajo, Corte y confección, donde les escapa a las categorías con un repertorio ecléctico.
› Por Guadalupe Treibel
Laura Vallacco habla de “canción genérica de amplio espectro” y abre el abanico; habla de coloraturas, de collage; juega al eclecticismo intuitivamente y se anima a “darle a la canción lo que la canción necesita”, sin apuntalar la sobreabundancia ni escatimar en recursos. “No quería la facilidad de, por entrar a un ámbito determinado, acotarme expresivamente. El arte necesita eso, no seguridad. Una puede pasarse la vida entera buscándola y sentirse cada vez más insegura”, cuenta ella y Corte y confección, su primer disco, la avala: al fin y al cabo, ningún casillero parece abarcarlo todo. Ni el toque celta, barroco, ni el tinte folclórico, ni la balada pop, ni el pop o la tocada jazzística, ni siquiera los aires rioplatenses.
Vallacco lo usa todo. Y lo canta (“Qué felices de no haber intentado un ejercicio de estilo en la felicidad”, dirá en el track 10, “Cuando estabas”). Lo hace con humildad y se escabulle de cualquier categoría. Lo hace a conciencia: “El otro día pensaba en las corrientes; pensaba si yo sería de la corriente de cantautoras. No lo creo. Aunque sí crea que a muchas personas les pasan cosas parecidas en lugares cercanos, sin darse cuenta”. Y en ese terreno... “Mucha gente que ha opinado sobre el disco dice que le ven influencias británicas; también les ha hecho recordar a Eduardo Mateo. Y a Ana Prada. Y a Leo Masliah, por el humor. También me dijeron de Juana Molina”, explica la mujer que –a menudo– se topa con una pregunta: “¿Vos hacés música infantil?”...
“¡Es porque tengo esta vocecita!”, bromea, para después aclarar que sus canciones gustan a los niños y que –de hecho– algunos de sus temas (“El pájaro”, por ejemplo) han sido elegidos para libros infantiles. “Pero una cosa es cómo te ven y otra hacia dónde te dirigís”, diferencia la compositora y pianista de Flores, egresada ella del Conservatorio Municipal de Música Manuel de Falla. Ojo, eso no significa que no haya musicalizado obras infantiles como Mardefondo en el mar, de Miriam de Luca. O Por otro 25, “una especie de opereta o comedia musical para niños”.
¿Pero qué corta y confecciona Laura Vallacco? “Un disco armado a ojo, cruzado por géneros que son texturas, estampados, colores”, hilvana la ex La Polaca, banda acústica que supo integrar entre flautas dulces, traversas, pianos, guitarras, percusión. “Pero yo quería hacer rock, aunque no sé si debiera llamarlo así. Yo quería batería y bajo para darle a la música una tonalidad más eléctrica”, zurce y frunce. Y para su disco primogénito se dio el gusto, incorporando además espineta, lluvias casuales, acordeón, silbidos, rhodes, campanitas y hasta “sonidos de diversas procedencias”. “Me puse como consigna hacer el disco que quería hacer, un disco que me gustase”, cuenta la prolífica compositora con más de 70 canciones (por ahora) en el cajón. “He musicalizado hasta recetas, para divertirme y jorobar un rato; me gusta jugar con las cosas cotidianas sin tanta ceremonia”, se descontractura la expresa fanática de Pescado Rabioso y La máquina de hacer pájaros, “bandas jugadas, virtuosas, expresivas, fuertes”, como ella misma define.
Para el virtuosismo están también las palabras que, con la colaboración del poeta tucumano Pablo Dumit, Laura arma y desarma con dominio, en letras como: “Para ser como el olvido de las hojas, voy juntando, en pedacitos, tu verdad. Y un final por si te quedas o te marchas de alegrías que, en silencios, volverán” (“Un regresar”). O “Cuando todo el dolor resucitado desvanecía en tus ojos su esqueleto de fuego, su lágrima de acero, con tigres y algas, cuando bebías de mí, cuando olías a mí, cuando aún no me había partido en dos comarcas desesperadas, cuando no habías partido” (otra vez, “Cuando estabas”).
Entonces, nuevamente, ¿qué corta y confecciona Vallacco? ¿Por qué el título de su primer disco? “Me gusta cómo suena; además, todavía escucho el comentario ‘¿Una chica componiendo? ¡Qué bien!’, como si fuera una sorpresa y me remite a la época en la que la mujer hacía corte y confección o aprendía el piano. Yo las dos cosas”, asegura Laura, en franca actitud todoterreno.
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