PERFILES
› Por Flor Monfort
Larga la carrera de Natalia Oreiro, de paquita de Xuxa y culo enfundado en jean blanco que atraviesa una calle regada de varones con la blancura intacta gracias al tampón de aquel comercial a ídola juvenil, rock woman, estrella en Rusia, novia del más lindo, novia del más rebelde con tatuaje de anillos incluido, actriz seria, diseñadora top del reino palermero, amiga de Norma Aleandro y finalmente y como coronación de tamaño itinerario, madre argentino-uruguaya.
En 2011 estrenó película sobre fiesta de casamiento con pancita de pocos meses y desapareció de la luz publica (a excepción del desfile de su maison) para reaparecer ahora, desnuda, próxima a parir, con el perfil de embarazada que tanto le imitaron a Demi Moore en aquella tapa de Vanity Fair, pero no por una causa meramente estética sino por una buena y noble: Natalia se desnuda por los bosques nativos. Porque en nuestro país, cada dos minutos desaparece una hectárea de bosque nativo, dice Nati. Algo que le falta a la caprichosa biografía (e injusta, seguramente) de unas líneas más arriba, es el largo compromiso de Oreiro por la ecología, que incluyó una larga y activa militancia desde las filas de Greenpeace, la misma ONG que ahora la pone allí donde debe estar: en la vidriera, asociando gestación con responsabilidad, (lo dice también Nati en la gacetilla de la campaña: “Siento mucha responsabilidad por llevar vida dentro de mí y quería registrar este momento en una imagen que valga la pena. Proyectar un bosque sobre mi panza y mi piel refleja mi intención de seguir luchando por un ambiente más sano”) asociando también, en una lectura más sofisticada, la vida que lleva en la panza con la muerte del planeta que heredará su primer hijo varón. Le sobrarán las canciones de cuna cantadas por el integrante de una banda mítica de nuestra rock nacional, pero si seguimos a este ritmo loco, no tendrá bosques para correr el pobre Merlín Atahualpa, según ella misma confesó se llamará el vástago.
Este año ya había sorprendido otra embarazada famosa mostrando sus pieles desnudas con tal de hacer el bien. Era Natalia Fassi, en una dupla de talentos con el genio de Cynthia Hotton (que dicho sea de paso, qué calladita está con la media sanción de la ley de identidad de género) donde en un despliegue de imaginación descontrolado, la mamita aparecía con el delineador chorreando y unas pastillas tiradas por el piso, escenario de un posible aborto, mala la mami que se quería sacar la Vida (y a Vida, otra original para ponerle nombre a su hijita) de la panza.
Pero no hay ánimos aquí de ofender a Natalia con lo odiosa que puede resultar esta comparación, sólo el ejercicio periodístico de repasar a las mujeres hermosas que prestan generosamente su cuerpo con tal de luchar por lo que creen. Más altruista que dramática, Natalia sabe de lo que habla: en 2008 condujo por canal 7 el programa Recurso Natural. Quién mejor que ella entonces para oficiar de vocera y aprovechar el morbo que genera verla desnuda y a días de dar a luz con un mensaje efectista: “Algunas mamás les cantan a sus bebés, otras les tejen, yo le regalé un bosque, porque no puedo pensar en un lugar más lleno de vida y energía”, dice la artista con el cuerpo tatuado de verde hoja y trae al recuerdo la imagen de Florencia Trinidad, provocando desde la tapa de Rolling Stone con un embarazo imaginario.
Una polémica con menos glamour, pero que levantó más polvareda este año, fue la campaña en contra de la empresa Endesa por parte del portal BWN Patagonia. Endesa pretendía construir una represa en la cuenca del Río Puelo, reserva y patrimonio de la humanidad, infectándolo todo con su sucio capitalismo y con un desastre ecológico de características inconmensurables. Los de BWN pensaron que si a Tinelli le da resultado por qué no a ellos, y decidieron ponerles el cuerpo y los gestos sexies a una campaña donde las chicas del equipo, y todas las que comulgaban con el gesto político, se sumergían en el lago y con mohines pícaros ayudaban a divulgar tamaño atropello. No faltaron reproches de otras mujeres que vieron en la decisión un reforzamiento del estereotipo que manda que para vender lo mejor es mostrar carne de fémina, y se abrió el debate en foros, blogs y listas de mails sobre la pertinencia de usar el cuerpo, aunque sea por un buen fin, como nadie duda que lo es luchar por la ecología. Las respuestas un tanto violentas de quienes piensan que sí, que todo vale por defender nuestro planeta porque la Tierra es nuestra casa y sin nuestra casa no hacemos nada, no tardaron en llegar. Amenazas, insultos y una catarata de mails cruzados trajeron cola y no impidieron que las colas duras sigan saliendo de los lagos protegidos cual nahuelitos de las buenas intenciones.
Pero ellas no son famosas, en cambio nuestras Natalias, Florencia, Demi Moore, Mariah Carey, Claudia Shiffer, Christina Aguilera y Britney Spears, solo por nombrar algunas, creyeron que embarazada sí se puede, que mostrarse como Evas antes del pecado vale la pena si es con panza, aunque sea de mentira, porque en nombre de la maternidad la desnudez merece una tapa, y mucho más si es para sembrar conciencia.
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