Invitada por Escuela de Artes y Oficios del Teatro Argentino de La Plata y auspiciada por la Unesco, el mes pasado has ofrecido un taller en técnicas de maquillaje para la comunicación ¿En qué consiste el abordaje?

–Digamos que un maquillaje beauty o de estética se hace para favorecer la figura, sin leerla. En comunicación, en cambio, hay una historia, un personaje, una época, una edad, un arte, un vestuario, una dirección. Si se saben leer todos los elementos, se ayuda a diseñar una imagen para fotografía, cine, televisión o teatro a partir de los productos.

Imagino que es difícil pensar un universal en tu proyecto, considerando que existen géneros, infinidad de personajes, épocas...

–No es lo mismo un culebrón televisivo que una película hollywoodense. El tema es definir. Lo ideal es, con el guión en mano, desmenuzarlo, imaginar los colores. Cuando pintás un cuadro, lo último que hacés es enmarcarlo; esto es igual: el enmarque es el peinado, el vestuario y el maquillaje.

En ese sentido, ¿qué herramientas recomendás a la hora interpretar y diseñar una imagen desde el maquillaje?

–Manejar cierto vocabulario específico para hablar el mismo idioma que la gente que te contrató, hacer bocetos para que la dirección vea lo que interpretaste. Saber inglés viene bien: toda la bibliografía de la biopsicología de la cara está en ese idioma. También hay que estar atento porque la aparatología en maquillaje de comunicación y estética está muy avanzada. Acá se usan seis pinceles; afuera, entre 28 y 39 sólo para la cara.

En una oportunidad, mencionaste que trabajás con una técnica inédita que proviene de Canadá, ¿de qué trata?

–Yo la llamaría desconocida más que inédita y tiene que ver con el estudio de las formas del rostro –el nombre técnico sería visagismo y es la misma técnica que usó Da Vinci– y la utilización de los pinceles.

¿Crees que las nuevas tecnologías y la alta definición (HD) evidencian aún más la necesidad del desarrollo de un maquillaje para la comunicación?

–Totalmente. En televisión, se ven problemas en la iluminación, la temperatura del color, la temperatura de la luz y el maquillaje propiamente dicho. El producto ya existe y ha avanzado en calidad, composición química, cuidado de la piel, definición; el problema es no saber aplicarlo.

¿Podría decirse que, en general, son productos más orgánicos?

–Podría decirse que se usa menos cantidad de almidón. Antes era almidón, glicerina, color y listo; ahora se combina con un millón de productos más, dando por resultado cosas geniales.

En tu experiencia, ¿un maquillador debería saber desde caracterización hasta efectos especiales?

–Sí, porque amplía las posibilidades laborales. Si bien afuera no se estila –allí cada uno se especializa–, siendo Argentina un país en proceso de desarrollo, hay que aprovechar la cantidad de cursos gratuitos o gastarse unos pesos y formarse afuera. Hay pocas escuelas en Buenos Aires y enseñan tipo chorizo o, en muchos casos, lo hacen para vender productos.

Has trabajado con diseñadores de la talla de Tony Francesc, Christian Dior, Tommy Hilfiger y Ralph Lauren. ¿Hasta qué punto se acepta la sugerencia y la interpretación en el ámbito de la moda?

–Si Tony Francesc dice que su diseño va a ser intergaláctico y te pide que los ojos sean con sombreado negro y blanco respetando la forma del ojo, lo hacés. Pero una puede sugerir una boca naranja, mostrando al diseñador a qué se refiere. En todos los aspectos, tiene que hacer comunicación, interpretación y dirección.

¿Cómo fue la experiencia en la Escuela de Artes y Oficios del Teatro Argentino?

–De las 40 personas que asistieron, sólo cinco eran hombres que maquillaban y se dejaban maquillar. Porque ahora también hay maquillajes exclusivamente para hombres; cremita, base, de todo. Su piel, su complejidad química, no es igual a la de la mujer.

Estás regresando a México, donde residís hace diez años. ¿Tenés pensado volver a Argentina para presentar próximos proyectos?

–Por lo pronto, presenté este mismo proyecto en el Cervantes y estoy esperando una respuesta. Mi intención es seguir volviendo; estar seis meses en Argentina, seis en el DF. Mientras, estoy escribiendo un libro orientado no sólo a maquilladores; también a quienes no tienen ni idea pero les interesa.

* Maquilladora profesional, especialista en lectura de la imagen para la comunicación. Fue nombrada “Bicentenaria” por el Ministerio del Interior como mujer talentosa que trabaja en el exterior. Ha participado de desfiles de Fashion Week San Pablo, Buenos Aires, México y Nueva York, trabajado en videos de músicos como Juanes, Natalia Lafourcade, Ely Guerra. El mes pasado, ofreció su taller “Técnicas de Maquillaje para la Comunicación” en la Escuela de Artes y Oficios del Teatro Argentino, de La Plata.