DIEZ PREGUNTAS > A MERCEDES AUDRAS*
› Por Laura Rosso
–Era chica cuando nos fuimos de Argentina. Hoy todavía me acuerdo del día en el que mis padres nos reunieron y nos preguntaron si queríamos partir a la aventura de vivir en otro continente, en Europa. Una de las razones era que mi madre Maria Orensanz que es artista plástica había ganado una beca en Roma. Pero también los ’70 fueron tiempos muy difíciles para Argentina. Mis padres eran muy protectores, funcionaban como un filtro contra la agresividad exterior y de manera muy inteligente nos sensibilizaron con ciertas realidades del mundo, como la injusticia, la discriminación y el racismo. Y también nos transmitieron la riqueza de todo lo que es diferente. Y en ese sentido no hay mejor escuela para despertar la mente de los chicos. Fueron momentos espectaculares. Ibamos en una combi que bautizamos Rocinante, donde dormíamos cuando no había un hotel a nuestro alcance. Eso me dio el sentido de la adaptación.
–Siempre me gustó la música. La primera vez que me emocioné mucho fue con Joan Baez. La vi en un noticiero francés, yo tenía nueve años y no hablaba francés. Ella estaba en algún país de Africa y les cantaba a los chiquitos desnutridos... La sonrisa de esos chicos mientras la miraban, la alegría, la luz en los ojos... Y ella con esa voz, su guitarra y la melodía de su canción. Fue un momento muy impactante que me impulsó a cantar.
–Me sentí protegida por la gente que me rodeaba. Siempre fui muy tímida pero sabía perfectamente lo que quería. Empecé como intérprete y después a componer y a escribir mis propias letras, a hacer arreglos y a producir; fue un camino más largo pero más acorde con lo que yo quería.
–Son momentos en los que necesito aislarme totalmente de todo. No escucho música, ni leo nada. Me encierro en un cuarto y empiezo por componer una melodía que me guste lo suficiente como para que diga “ya está”. Después vienen las letras. Soy bastante exigente, y no me gusta tener la sensación de que algo se pueda escapar.
–Un gran sueño hecho realidad.
–¡Fue un honor! Conocí a Françoise cuando yo vivía con Etienne Daho en el 1985/6. Ella me había dado la canción “Yeux d’enfant” en el año 1990 y no la había podido grabar. Cuando le dije que la quería para este álbum, ella muy cariñosamente me contestó “ya te la di en el ’90, es tuya”. Françoise es una muy linda persona, gran artista y con mucho sentido del humor.
–En general compongo casi todas las canciones, pero en este álbum quise escribir las letras y que participaran compositores artísticamente muy diferentes y de diversos países. Hay baladas pop, un tema minimalista folk con la australiana Sally Seltmann, hay rock, y electro pop, con Ale Sergi de Miranda!
–No me considero imprescindible para nada, pero estoy siempre si me necesitan.
–No, nunca aborté pero estoy por el aborto y espero que se vote a favor dentro de poco aquí en Argentina.
–Lo peor es cuando tengo que hablar: mi timidez me bloquea y puedo llegar a hablar tan rápido que no se me entiende nada. Pero debo decir que con los pocos conciertos que di acá me permití más cosas porque el público es muy simpático, te lleva y eso me pone cómoda. Lo mejor es cantar y sentir cómo voy transmitiendo una canción. Eso es lo mágico.
* Cantante y autora franco-argentina. Acaba de editar en nuestro país 10.000 km, su último disco. Mercedes Audras se presentará el 28 de marzo en el Ciclo Naranja Vivo en LE BAR, Tucumán 422 a las 22. Entrada gratis.
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