[IN CORPORE]
› Por Anabel Avila *
Diversos organismos mundiales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) insisten, cada vez más, en la disminución del consumo diario de sal para prevenir y/o controlar la hipertensión arterial. Son vastos los estudios científicos que avalan esta recomendación silenciosa y demuestran, además, la asociación de esta enfermedad con otras del sistema circulatorio. La presión arterial es la que ejerce la sangre como fluido sobre las arterias. La hipertensión arterial es una enfermedad de la pared arterial, caracterizada por el aumento de la presión en forma crónica alterando la estructura y función de dichas arterias. A mayor presión arterial existe más riesgo de padecer problemas cardiovasculares.
La reducción de la ingesta diaria de sal es una de las principales recomendaciones –junto con otras modificaciones del estilo de vida– como mantener un peso saludable a través de una adecuada alimentación, ser activo físicamente, disminuir el estrés y moderar el consumo de alcohol. La sugerencia de la OMS es agregarles a las comidas no más de cinco gramos de sodio por día. Sin embargo, en nuestro país, el consumo es de doce gramos diarios.
Uno de los grandes problemas es que el sodio no sólo se encuentra en la sal de mesa, sino que también es un componente de diversos conservantes, edulcorantes, saborizantes y aditivos alimentarios. También se ingiere a través de alimentos procesados, industrializados, de copetín o bocadillos. Esto genera una alta ingesta de sodio sin que seamos conscientes realmente de la dimensión del consumo.
En este marco, diferentes organismos están poniendo en marcha acciones tendientes a disminuir el contenido de sodio en los alimentos. Por ejemplo, se están firmando acuerdos con las instituciones pertinentes para disminuir la proporción de sal que se agrega en la elaboración del pan. Otra medida que se comienza a practicar es retirar de la mesa de los restaurantes los saleros de mesa y sólo proveer a aquel que lo solicite.
Es importante que tomemos una actitud responsable frente al consumo de sodio, eligiendo productos reducidos en su contenido, leyendo la información nutricional o los ingredientes de los productos para descubrir “ese sodio oculto” de los aditivos. Y seguir estas recomendaciones:
Evitar el agregado de sal común mientras se cocina
Reemplazar la sal por hierbas y especias y evitar llevar el salero a la mesa.
Disminuir el consumo de alimentos preparados y en conserva así como fiambres, embutidos y quesos duros.
Aumentar la provisión de frutas y vegetales e incluir lácteos descremados y disminuir la ingesta de alcohol.
Realizar actividad física en forma regular.
Estas recomendaciones generales, junto a un chequeo clínico frecuente, son pilares para prevenir la hipertensión arterial y sus enfermedades asociadas para el logro de una mejor calidad de vida.
* Integrante del área de nutrición de la Posada del Qenti / www.qenti.com
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