DIEZ PREGUNTAS A ADRIANA BRUER *
› Por Clarisa Ercolano
–En realidad, lo que tiene que ver con mi experiencia de vida es el hecho de estar desarrollando este proyecto artístico. Bailo desde los seis años y siempre me interesó el cuerpo como una herramienta para la expresión artística en todas sus formas. Soy una enamorada de los cuerpos en movimiento. De todas maneras, sí, es cierto que Nexus, nuestro último trabajo, brotó a partir de un hecho puntual en mi vida. Después de finalizar una relación muy importante, me surgieron miles de interrogantes acerca del amor y de los vínculos. Así nació esta obra, a raíz de varias reflexiones sobre esos temas.
–Estos tópicos tienen que ver con el lenguaje coreográfico que utilizamos. En ambas obras –Shaktí y Nexus– hay una energía latente que se transmite a través de los movimientos y de técnicas que desafían la ley de gravedad, ya que los intérpretes están gran parte del tiempo sobre las manos o incluso sobre las puntas de los dedos, como si flotasen. A Shaktí la defino como una obra que intenta transmitir la esencia de una cultura milenaria basada en tres pilares fundamentales: la sensorialidad, la ausencia de represión y la valoración de la mujer como ser libre. Nexus expresa la idea del conocimiento ligada al amor. El amor como un camino de autoconocimiento, a través del otro, que nos da la posibilidad de descubrirnos.
–Es una cultura, una filosofía práctica que combina técnicas y conceptos para lograr la alta performance. Por medio de las técnicas corporales, respiratorias, de concentración, meditación y otras, se obtiene el desarrollo de todas las potencialidades del practicante. Los conceptos tienen más que ver con un estilo de vida donde se pone atención sobre los valores éticos y humanos, fortaleciendo los vínculos y la inserción social.
–Paradójicamante todo menos el cuerpo, ya que no estoy en escena. En general, siempre trato de poner lo mejor de mí en cada cosa que hago. Con las coreografías yo siento que me proyecto, que a través de las obras le hablo al espectador, como si cada movimiento fuese una palabra.
–Desde los tres años ya quería bailar, aunque tuve que esperar a cumplir los seis para empezar. Bailé toda mi niñez y adolescencia, momento en el que empiezan a despertarme otras inquietudes. Años más tarde conocí el Método DeRose, una filosofía práctica que se transmite como un arte, y fue perfecto, porque a través del proyecto con la compañía logré integrar mis dos pasiones: la docencia y lo artístico.
–De relevancia no, son todas cosas triviales.
–Creo que el ser humano tiene la arrogancia de creerse imprescindible, pero todos somos reemplazables.
–Al pedido de favor de un amigo, por ejemplo, a una invitación a cenar, a un buen viaje, al trabajo, a tantas cosas...
–Pienso que cada uno debería poder hacer uso de su libertad.
–No me considero idónea para opinar sobre esto, pero sería alguna propuesta relacionada con la cultura o la educación, sin duda.
* Coreógrafa. Actualmente dirige DeRose ArtCompany; en ese marco creó las obras Shaktí y Nexus, dos piezas que se apoyan en un lenguaje coreográfico de gran despliegue técnico, destreza física y movimientos que exploran la sensorialidad y desafían las leyes de gravedad. Las funciones son todos los sábados a las 21.30 en el Teatro del Sur: Venezuela 2255.
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