PANTALLA PLANA
El estreno de la miniserie La Defensora, por Canal 7, pone en clara evidencia la importancia vital de una función pública prácticamente desconocida, pese a que su accionar incide en forma directa sobre el cumplimiento de los derechos de los/as más débiles de la sociedad: las niñas, los niños, los y las adolescentes. Virginia Innocenti, Luis Machín, Magela Zanotta y Adrián Navarro protagonizan esta realización de Alberto Lecchi, sobre guión de Graciela Maglie y Fernando Mateo.
› Por Moira Soto
“Sofía es el personaje más hermoso, exigente y comprometido que me ha tocado hacer en televisión, en más de 25 años de actuación en este medio”, proclama fervorosa Virginia Innocenti, actriz, cantante, compositora, dramaturga que nunca tiene rodeos a la hora de manifestar sus convicciones feministas y su compromiso con los derechos humanos. Innocenti se refiere a Sofía Méndez, defensora de menores e incapaces, el rol protagónico que encarna con alta gama de matices en La Defensora, la serie de 13 capítulos, de 30 minutos cada uno, que empezó a pasarse por Canal 7 el martes pasado, y que continuará viéndose de lunes a jueves, a las 22.30, con repeticiones a las 0.30. Se trata de un proyecto que ganó el concurso organizado por el Consejo Asesor del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre (Satvd-t). Al igual que la serie Perfidia, recientemente emitida por el canal público, La Defensora se distingue –dentro de la mayoría de ficciones televisivas de los últimos tiempos– por el nivel de calidad en todos sus rubros: la dirección de Alberto Lecchi; los guiones de Graciela Maglie y Fernando Mateo, la dirección de fotografía de Federico Rivares, el arte de Marcela Bazzano, el casting de Eugenia Levin...
Párrafo aparte se merece por cierto un elenco donde, además de acertadas actuaciones en todos los casos, hay algunas sorpresas que se salen de cuadro: apreciar el afinado timing de comediante de Adrián Navarro, la sabia contención con que Juan Palomino comunica un dolor amasado durante años, la encantadora soltura de Luis Machín para dejar aflorar el lado romántico de su personaje, los jóvenes Rodrigo Noya y Nicolás Goldschmidt en convincentes composiciones de papeles arriesgados. Asimismo, es grato ver a actrices estupendas como Raquel Albéniz, Cristina Fridman, Amancay Spíndola en jugosos personajes secundarios. Queda hecho el elogio de la vibrante interpretación de Virginia Innocenti, quien, en su rol de defensora que cumple sus funciones hasta las últimas consecuencias, hermanada, respaldada por la asistente social que actúa Magela Zanotta con el talento y la sinceridad habituales en ella.
Magela Zanotta viene de interpretar en teatro Proyecto Vestuarios, de Javier Daulte (“una obra durísima que nos llevó a las actrices que la hacíamos a crear una malla de contención entre nosotras”) y ahora está ensayando Lo que vio el mayordomo, la desopilante comedia de Joe Orton que dirige Carlos Rivas y en la que actúan Enrique Pinti, Luis Luque y Alejandra Flechner, a estrenarse el 15 de abril en el Lola Membrives. Zanotta, además, estuvo recientemente en las ficciones de TV Maltratadas, Decisiones de vida y El Paraíso.
–Sí, ambos proyectos parten de un neto enfoque sobre cuestiones sociales respecto de las cuales la gente debe tomar conciencia. Creo que este tipo de producciones cumplen un cometido realmente valioso, formativo. A través de Vidas..., muchas personas se enteraron de una realidad tremenda, que sin embargo está a la vuelta de cada esquina y que fue expuesta con mucha seriedad. Para mí, un orgullo haber estado en ese programa, que afortunadamente enganchó a mucho público. En lo personal, representa un plus importante el hecho de que haya una mirada social, humanista, solidaria en un proyecto en el que participo. Cosa que desde luego me sucede con La Defensora, que nos presenta una función pública bastante ignorada, la defensa de menores. A través de los diversos casos que va desarrollando, se pone la lupa sobre una serie de temas de mucha actualidad.
–Antes de empezar las grabaciones fuimos con Virginia Innocenti a visitar una defensoría y conversamos largamente con el equipo completo. Ya había leído todos los libros, muy bien escritos, y pude comprobar que reflejaban fielmente el trabajo en esta especialidad. Esta defensora con la que hablamos tenía la camiseta recontrapuesta y todos los integrantes del equipo hablaban con mucho interés, citaban los nombre de pila de los niños, reconocían que con algunos casos se encariñaban más, que les preocupaba el futuro de esos chicos y chicas al llegar a los 18... Esta gente se enfrenta todos los días a situaciones penosas, a decisiones que pueden cambiar vidas. Salí con toda la garra de ese encuentro, sabiendo que había heroínas y héroes en la vida real, y que iba a ser muy bueno contar sobre una de ellas.
–Sí, son muchos los casos de chicas y chicos que necesitan que se los cuide, se los proteja, se cumplan sus derechos. Tantos en la calle, tantos vapuleados, totalmente inocentes de lo que les ha tocado vivir. Habría que ser de mármol para que no te toque esta problemática. Hace un tiempo, en una novela, tuve que hacer de cartonera y anduve hablando con muchos de estos chicos, conocí sus realidades, Por eso, fue un alivio saber que existían las defensorías con personas dedicadas a mejorar esa parte del mundo referida a la infancia y la adolescencia vulneradas. Se me abrió una esperanza. La serie toma distintos casos muy representativos que se desarrollan paralelamente, con una narración atrapante. Además, tenemos una historia de amor entre adultos, que son presentados como tales, no actuando como adolescentes, que es lo que suele mostrar la tele. El proceso de filmación de La Defensora fue muy lindo, todos sabiendo que el tema tenía un valor extra. Alberto Lecchi condujo con mucha armonía, yo me llevo de maravillas con Virginia. Y en la serie somos un equipo de dos mujeres que se respetan, que se quieren, que se potencian. Con una protagonista femenina: está buenísimo que así sea.
“La verdad es que no tenía claro como ciudadana cuál era el mecanismo para hacer una denuncia por una violación de derechos de los menores”, dice Virginia Innocenti, abocada a la creación y producción de su nuevo espectáculo, En la sangre, sueños de agua y desembarco, que se presentará en el Parque de la Memoria, los sábados 14, 21 y 28 de abril, “un concierto con texto poéticos que habla de identidad y memoria, y me da la oportunidad de cumplir mi deseo de hacer un repertorio en italiano, con las bellas canciones que conocí a través de mi familia y que creo que están arraigadas en el corazón de muchos argentinos”. Al mes siguiente, el 6 de mayo, Innocenti repone su exitosa obra Dijeron de mí, en la sala Siranush, los domingos a las 19, siempre acompañada por el maestro Diego Vila. Asimismo, V. I. participa en la campaña Sacá Tarjeta Roja, contra la violencia de género, que se difundirá por TV.
“Ahora sé que existe una defensoría específica a donde acudir, que protege a niñas, niños, adolescentes e incapaces –prosigue Virginia–. Me tocó darle carnadura en mi interior a un personaje que en los libros me sonaba un poco idealizado: una heroína justiciera que no se achica ante ningún escollo, que intenta ser ecuánime, de gran corazón. Y fue hermoso encontrarme con gente semejante, con un nivel muy alto de compromiso con su trabajo, con sus principios, como es el caso de la defensora que entrevistamos con Magela. Obviamente, no digo que todos los defensores tengan la misma calidad humana y profesional, sé que hay actitudes burocráticas que entorpecen la tarea, que hay cosas por mejorar, que las instituciones adonde se destina a los chicos están saturadas y a veces no cumplen con requisitos mínimos... Pero también es bueno saber que hay gente que está haciendo muy bien las cosas.”
–La serie pinta a una Sofía muy humana, que lleva adelante una vocación genuinamente solidaria. Es inteligente, apasionada, sufre mucho cuando se siente impotente, tiene sus contradicciones. Me reconforta poder servir de instrumento artístico, social, para que mucha gente sepa que en el anonimato hay personas que trabajan por el bienestar común. Personas que tienen una responsabilidad y un empeño que superan la idea de hacer determinados trámites, cumplir un horario. Para mí, tiene un plus especial ponerle voz y cuerpo a un personaje como Sofía, cuyos movimientos, decisiones, influyen directamente en corregir, sanear, aliviar la vida de los más débiles, los más necesitados de amparo urgente, reconociéndoles voz y derechos. No olvidemos que los niños son arcilla pura, y según se los moldee, quedarán marcados para el resto de sus vidas.
–Creo que las estrellas se alinearon. Alberto Lecchi es un director amorosamente riguroso, que crea un buen clima de trabajo, donde su autoridad se impone naturalmente. Es claramente el capitán y sabés que va a llevar el barco a buen puerto.
–Sí, todas las variedades del abuso, del maltrato. Cuando entrevistamos a esta defensora, se me saltaron las lágrimas frente a un caso de abuso sexual atroz sufrido por una nena que, increíblemente, se había podido recuperar gracias a la ayuda recibida. Ojalá que la difusión de La Defensora contribuya a sensibilizar a mucha gente. Susana Trimarco dice que Vidas robadas fue muy importante para dar a conocer el problema de la trata. En definitiva, ésa es la función del arte: crear una metáfora sobre la realidad para que la gente pueda repensar su existencia. Por suerte, se están generando ficciones que aportan otra mirada sobre la mujer, que se interesan en su problemática específica y que, en general, se abren a temas sociales que nos conciernen a todos. Esta es una de esas ficciones, éste es el lugar que quiero ocupar como actriz. Mirá, la gente a veces me pregunta por qué no estoy más en la tele, creyendo que no me ofrecen cosas. Y la verdad es que no estoy porque no me interesa lo que me proponen. Tinelli me llamó para hacer Bailando por un sueño, Cantando por un sueño, Musicales por un sueño... Y siempre me pareció una propuesta obscena. Porque además todo lo que se promocionó como un programa solidario, que iba a paliar carencias graves, no se cumplió, mucha gente lo ha denunciado. Por eso me pone doblemente feliz que me hayan convocado para La Defensora, un proyecto con el que me sentí de entrada identificada en todo sentido, porque también creo que desde lo que elijo, hay una responsabilidad hacia las generaciones más jóvenes. Como en todos los oficios, a medida que vas creciendo, madurando un poco, tomás decisiones cada vez más conscientes, se te aclaran las bases sobre las que querés construir tu vida, cómo posicionarte en el mundo. Y algunas cosas, como en el caso de esta serie para mí, se van dando llamadas por tu propio deseo, por tus ideas, por tus ideales...
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