Viernes, 16 de marzo de 2012 | Hoy
MONDO FISHION
El simulacro de una estación de tren improvisada en el Cour Carré del Louvre, en París y en el contexto de la semana de alta costura indicaron el despegue de una hipotética línea ferroviaria chic con máquinas a vapor, a la usanza de antaño y con monograma LV –léase Louis Vuitton–.
Las 38 pasadas de los estilos ideados por Marc Jacobs, el diseñador americano que celebra quince años como creativo en esa firma del mercado del lujo, propusieron un acentuado estilo retro.
Fueron guionados de modo tal que un maletero o botones de ese expreso se desplazarían por los andenes siguiendo cada paso de la modelo y acarreando hasta tres modelos de carteras en tamaño gigante.
Sucedió a las diez de la mañana del 7 de marzo y en el manual de estilo proliferaron las siluetas de abrigos largos y faldas ídem y rectas, las estampas en tonos de púrpura, verde y azul francia, contrastadas con tailleurs en color crudo, trenchs y tapaditos de cuero pero, entre uno y otro abrigo, acompañado de elegantísimos sombreros de copa, irrumpieron algunos vestidos negros con guantes hasta los codos.
Como señaló el dossier oficial de la firma Vuitton sobre los estilos para el invierno 2012: “Las pasajeras del tren tienen un pasado sombrío. Llegan, con una gran cantidad de equipaje, de un viaje que comenzó en algún lugar de la campiña. Algunas son parisinas y otras no, pero todas se encuentran con maleteros uniformados, contratados y vestidos por la empresa encargada de la estación Louis Vuitton. La ropa está revestida de tejidos ricos y suntuosos, faldas largas sobre pantalones entubados, abrigos largos. La simplicidad de la forma contrasta con la complejidad de patrones, texturas y adornos de la ropa y los accesorios de los pasajeros. Mientras que refleja un reconocimiento de las artes aplicadas, los brocatos y jacquares fueron bordados y aplicados con hologramas, con piedras plásticas grabadas con láser; el oropel se tejió para asemejar un tweed brillante. Irrumpen sombrereras, maletas para cosméticos y artilugios para la belleza, bolsas de fin de semana y maletas pequeñas, aunque se exhibe una bolsa que sirve tanto para mascotas como para paquetes”.
Un día después del desfile con sonido de tren, el Museo de Artes Decorativas de París inauguró, la muestra “Louis Vuitton-Marc Jacobs” que se extenderá hasta el 16 de septiembre y que traza paralelismos entre la obra del fundador de la casa original de 1853 (célebre por baúles para viajes en barco que pronto fueron los favoritos de la emperatriz Eugenia y que tuvo que aguardar a 1896 para que su hijo inventase el estampado con el monograma LV ) y Jacobs, el inventor del grunge en la pasarela y de numerosas colecciones que interpretaron los gustos de las nuevas generaciones de consumidores de lujo. La vida y obra de ambos y buena parte del archivo fotográfico fueron compilados para la ocasión mediante un libro editado por Pamela Golbin (la curadora en jefe de moda del siglo XX y textiles) y contiene textos de los expertos Véronique Belloir, Denis Bruna, JoAnn Fourniss, Eric Pujalet-Plaà, Delphine Saurat y Françoise Tétart-Vittu. Desde sus páginas, Jacobs, devenido director artístico en la maison desde 1997, sentencia: “Mucho cambió desde el inicio de mi trabajo. En la firma no había una tradición de prêt-à-porter pero sí una larga historia en equipaje y en baúles de lujo y se esperaba que yo sumase otro lenguaje y otros recursos”. Sobre el modus operandi en la maison que ideó un tren ficticio pero a escala real y volvió a exaltar las carteras maletines –además de conjugar tradición y vanguardia–, dictamina Marc Jacobs: “Tenemos varios equipos creativos para la línea de carteras y zapatos. Básicamente, trabajamos juntos en todo y un zapato puede inspirar un vestido, así como un vestido puede inspirar una cartera y viceversa”.
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