“¿Vos estás diciendo que la opresión es lo mismo que el deseo de libertad?”, increpó Angela Lerena a un periodista radial que la llamó para hablar sobre su trabajo en el campo de juego para decirle que no le gustaba que las mujeres hablaran de un deporte de hombres y rematar con el latiguillo de que el feminismo es lo mismo que el machismo. Ella no se quedó callada. No suele hacerlo. Su trabajo es hablar. Pero no sólo para sobresalir –como una isla– en un oficio masculino, sino como parte de una nueva camada de periodistas que saben que quieren abrirles el juego a otras mujeres.

A ella le gusta el fútbol desde los cinco años y es su pasión desde los trece. Se recibió en la UBA y trabajó trece años en TyC Sports. Se convirtió en una de las conductoras que sabían hablar de fútbol y podían traspasar el filtro de ser rubias y sexies. Aunque se cansó rápido de que su pelo o la profundidad de su escote fueran comentarios más importantes que los que ella hacía sobre lo que sucedía en la cancha. Volvió a la prensa escrita en el diario Crítica, de ahí pasó a la radio ESPN 107.9 FM y este año fue elegida para integrar el equipo de Fútbol para Todos que cubre el latido argentino de sábados y domingos.

A partir de su trabajo –en el campo de juego de Primera A–, el de Viviana Vila –como comentarista– y el de Mariana Lamas –en la Primera B– el fútbol ya no es sólo para todos, sino para todos y todas. “Fue una idea de Juan Manuel Abal Medina que amplía la democratización del fútbol: empezó con la gratuidad de las transmisiones y se amplió cuando las mujeres pudimos ser parte de la transmisión y no sólo de la recepción”, enfatiza.

Ella es una periodista deportiva, pero también una luchadora por los derechos de las mujeres. Sin embargo, no quiere hacer un racconto de quejas de los mil comentarios machistas que tuvo que esquivar o pelotear en estos días. Prefiere, en cambio, desde una postura estratégica, festejar el avance en vez de quedarse con la recepción de las mandadas a lavar los platos, por decir algo nimio, o de los elogios engañosos como “para ser mujer lo hacés bastante bien”.

“Todo lo que es bueno genera resistencia en los conservadores –dice–. El problema del machismo es del machista. Nosotras lo sufrimos pero el problema lo tienen ellos. Esto sirve para que otras mujeres se animen. Muchas chicas me dicen que van a estudiar periodismo deportivo. Esta participación en Fútbol para Todos es el lugar más avanzado al que llegó la mujer en el centro neurálgico de la cobertura del deporte en Argentina y es lo que más resistencia ha generado. Yo entiendo al que me dice ‘no estoy acostumbrado’, ‘a mí no me gusta’, ‘a mí no me parece’ porque muestra la dificultad que tiene él en adaptarse. Pero no acepto al que dice ‘vos no podés’. No permito que algunos hombres se arroguen a decidir sobre mí.”

Angela, una mujer que exhala deseos y decisión, defiende el derecho a decidir. Un derecho que conoce desde que decidió no pedir permiso. “Yo me encontré con el machismo cuando me empezó a gustar el fútbol. Chocaba que a una chica le gustara ir a la cancha, jugar o vestirse con los colores del equipo. Me decían ‘vos sos una nena, no podés’. Por eso, vengo luchando contra el límite de lo que puede hacer o no una mujer”, explica.

“La cobertura de las mujeres en el fútbol es una pequeña victoria en una gran batalla”, dice ella, que le puso a su hija –de 6 años– Victoria, como su resumen de un partido que va ganando. Victoria le pide que le forre el cuaderno cuando llega de la cancha y el lunes le pide que le haga tostadas. Le muestra su cuaderno donde ella se dibuja jugando con una pelota. Y Angela sabe que su trabajo no es individual: “Nos toca abrir caminos, pero para que muchas chicas estén ahí el día de mañana. Y, también, para que mi hija pueda decidir qué quiere hacer sin que ningún campo le esté vedado. En ese terreno es en el que estamos ganando”.