Vie 18.05.2012
las12

DIEZ PREGUNTAS A MARIANA DíAZ *

El silencio no es salud

› Por Roxana Sandá

1) Luisa, la protagonista del clásico de Florencio Sánchez, Los derechos de la salud, que usted dirige, está sometida por un entorno médico y familiar que tiende a discapacitarla bajo el argumento de los cuidados paliativos. ¿Con qué modelo de salud cree que se relaciona esta situación en la que los deseos y las expectativas del enfermo suelen ser desacreditados?

–Con el modelo hegemónico que considera la enfermedad como una desviación a corregir. La persona es interpretada por el “saber” médico como “un determinado diagnóstico”, dejándola en una posición asimétrica desde la que su individualidad, sus saberes personales y su deseo se diluyen, y no son considerados como parte central del tratamiento a encarar.

2) Pese a que la historia transcurre en 1907, el tema expone una vigencia absoluta del modelo médico hegemónico. ¿Qué nuevos aspectos de ese paradigma descubrió al desandar la trama?

–Creo que el modelo médico hegemónico persigue frenéticamente la eliminación de síntomas y así le hace el juego al mercado capitalista de los medicamentos y a la industria farmacéutica. Expone la salud como algo estático e imposible de alcanzar. Instaura el miedo y se alimenta el terror a la enfermedad y el miedo a salirse de la norma.

3) La reciente aprobación de la Ley de Muerte Digna interpela acerca de los derechos de una persona con diagnóstico terminal y los de su entorno. Los derechos de la salud se hace preguntas similares. ¿Llegó a alguna conclusión al respecto?

–Lo que sobreviene al diagnóstico terminal o irreversible no es solamente el deterioro que la propia enfermedad produce, sino el perjuicio del lugar que esa persona ocupa en el mundo. A su vez, su entorno más inmediato es afectado directamente, obligando a los que rodean al paciente a reubicarse constantemente entre los requerimientos del enfermo y sus propias necesidades y deseos. Difícil situación. Vigente y tan compleja como en tiempos de Florencio Sánchez.

4) ¿Qué opina sobre la sanción de la ley?

–Me alegra y alivia su aprobación.

5) ¿Qué representan las “enfermeras” que aparecen durante toda la obra pero no comparten época con el resto de los personajes?

–Fueron concebidas en principio como auxiliares de escena y por su estética y funcionalidad terminaron siendo, dentro de la obra, las representantes del discurso médico ortodoxo alopático patriarcal y machista, instaurado desde tiempos inmemoriales. No sentí la necesidad de que compartieran época con los personajes de la obra, ya que siendo atemporales me pareció que fortalecía la idea de que son permanentes en la historia.

6) La obra da una vuelta de tuerca a partir de la pasión indisimulable que surge entre el marido de Luisa y su hermana, aun en medio de una atmósfera de enfermedad.

–Creo que establecer una situación pasional, de fuerte atracción erótica entre los que rodean la agonía de Luisa, es una observación genial de Sánchez. Después de un velorio, la gente suele irse a coger. No se me ocurre conjuro más efectivo frente a la muerte que el impulso erótico.

7) Tiene la chance de elegir una ley que se aprobará en forma inmediata. ¿Cuál sería?

–La del aborto legal, seguro y gratuito.

8) ¿Para qué cosas cree que resulta imprescindible?

–No sé... Quizá para algunas funciones con mis hijitos que todavía son chicos, y tal vez para cierta calidad de intercambio con la gente a la que amo realmente (que no es mucha).

9) ¿A qué le cuesta negarse?

–A un buen proyecto teatral. Tengo el sí fácil. Aunque me complique la vida, aunque me reste tiempo para estar con mi familia y para las otras cosas que también me interesan, y a pesar de que la mayoría de las veces me implique trabajar muchísimo sin recibir un mango a cambio.

10) ¿De qué se avergüenza?

De haber incorporado al paisaje cotidiano y tomar como parte de “lo inevitable” a los miles de chicas y chicos que viven en la calle, que muchas veces son perseguidos, estigmatizados y reprimidos en lugar de ser protegidos. De aceptar que la vicejefa de Gobierno porteño admita públicamente que dentro de los programas de vivienda definitiva “no hay contemplado uno específico para personas en situación de calle”. Eso me avergüenza, me entristece y me llena de indignación.

* Dramaturga, directora, actriz y productora egresada de la carrera de Actuación de la Escuela Municipal de Arte Dramático. Los derechos de la salud, una versión manipulada tiene funciones los viernes a las 21, en sala Celcit. Moreno 431. Más info: 43421026.

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