Con la consigna “una revista sobre diseño y el mundo” y una portada que anuncia el reportaje, desayuno mediante y en California, con el artista y cineasta Mike Mills (director de cortos y realizador de portadas para discos de bandas de culto como Air, Moon Safari y Sexy Boy), el número debut de Pul hace un paneo por modas y modismos foráneos y locales en disciplinas y arbitrariedades de estilo tan diverso como complementario: el nuevo bar que frecuentan los verdaderos puristas del ciclismo, llamado Bike&Coffee; una nueva florería, Flores Pasión, ubicada junto con la productora de cine publicitario Landia (los popurrís y variedades tropicales se exhiben tanto en antiguas botellas para leche como en piezas de cristal); el Parque los Andes, construcción elegante y venerada por nuevas generaciones del cine publicitario y la fotografía; una nueva galería de arquitectura y diseño llamada Monoambiente; la exaltación del alfajor Goulis, que se produce en Balcarce y representa la nueva ola de souvenirs gastronómicos para quienes viajan a la playa (aunque se consigue en algunos kioscos porteños)... y continúa con la nueva colección y los fetiches de la firma de bolsos Gorrión, que Nicolás Cunto y Pablo Attolini tienen en su encantadora tienda de Palermo (Nicaragua 4517), donde exhiben sus diseños retro en cuero, algodón y fieltro regidos por tonos de antiguos uniformes. Claro que las recomendaciones tienen sus destacados: una sección de libros y música del escritor y ensayista Gustavo Alvarez Núñez, cuya última labor remite a Ahora, antes y después, un libro de conversaciones con el músico Daniel Melero, y otra columna dedicada a los ardides del diseño y la tecnología llamada “Screen Culture”, cuyo autor es Julius Wiedemann, el director de publicaciones digitales de Taschen.

Es imprescindible señalar que en Pul no hay militancia del periodismo, sino que remite a una variante en boga: las publicaciones hechas y pensadas por creativos con absoluta arbitrariedad y cierta levedad (la mayoría de su staff está compuesto por los arquitectos, diseñadores y creativos que integran el estudio Piedra, Papel y Tijera, algunos de los cuales tradujeron al contexto del Konex las veladas Pecha Kucha). Sí, hay una militancia del diseño que ellos enuncian de esta manera: “Creemos que es una expresión cultural que interpreta, refleja y a veces puede interpelar los rasgos de un tiempo determinado”, dicen.

El recorrido y los rescates estéticos continúan con “Los mil y un frasquitos”, un artículo referido a la firma de cosmética natural, ideada en Sydney (Australia) por un grupo de creativos que pronunciaron cual manifiesto: “Aesop es elegancia restringida y un antídoto moderado contra la fealdad sobrecomercializada e insípida que parece ser la norma en la industria cosmética”. Pul hizo foco en tres de sus numerosas tiendas, que por regla general dialogan y reflejan con su contexto geográfico el local que en Basilea (Suiza) ideó el estudio Moser Wegenstein, y que recrea la estética de los antiguos laboratorios que pregonaban asepsia desde blancos azulejos, iluminados por lámparas Poulsen, orgullosos de su apariencia y etiquetas, casi de farmacia vintage. En el local de Hong Kong, vecino a templos y a tiendas de té, los frascos emergen en un interiorismo de hormigón remixado con bambú. Pero en el localcito parisino que en el barrio Les Marais ideó Cigue Studio, los frascos fueron dispuestos sobre 427 pequeños platos de acero, realizado con las tapas curvas que caracterizan los desagües pluviales de la ciudad.

Del circuito de la moda argentina se puso énfasis a la labor y a la nueva tienda de tricots de Paula Ledesma en Villa Crespo. Haciendo foco en los nuevos hábitos de consumo y de alimentación ya instaurados en ciertos grupos, hace un paneo por “Superalimentos”: de la hierba de trigo que algunos beben en bares de comida orgánica con igual regocijo que si se tratara de un dry martini, pasando por una guía de frutos, semillas, algas y sus propiedades. El interés por la gastronomía no es ajeno a quienes idearon Pul. Hace algunas semanas, la revista fue presentada con un cóctel y delicias mediante en La Panadería que el chef Pablo Massey abrió en San Telmo, en la calle Defensa. Y la música Juana Molina, quien en ocho de las páginas de la revista participó de una entrevista con temas libres, caprichosos y chispeantes junto al filósofo Tomás Abraham, se sumó a la celebración con un concierto donde emergió ataviada de negro (pantalones holgados, un top y el pelo largo cual principal artificio). Pero antes había dictaminado a su interlocutor: “Acá estamos con esa manía que todo tiene que estar flamante, que a mí me parece horrible, como la ropa nueva, no puedo tolerar la ropa nueva”.

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