PANTALLA PLANA
A pasitos de que su despedida de Saturday Night Live sea emitida en la Argentina, breve repaso por la vida de Kristen Wiig, una de las mejores y más multifacéticas actrices cómicas del momento.
› Por Guadalupe Treibel
Dicen que, detrás de un payaso, hay una historia triste; las máscaras de Kristen Wiig, sin embargo, no llevan la lágrima distintiva del disfraz. Para horror del preconcepto, la actriz recuerda su adolescencia como una época feliz... con pequeños actos de vandalismo como romper las macetas del porche de un vecino (al que, décadas más tarde, le sigue pidiendo disculpas). “Hace poco revisé mi anuario escolar y me sorprendió ver cómo mucha gente había escrito que yo tenía un gran sentido del humor. Es raro, no recuerdo ser divertida”, ofreció la mujer que, de niña, ni siquiera pensaba en actuar.
En aquel entonces, su mayor acercamiento a las tablas fue como enano en una producción escolar de El mago de Oz. Ni siquiera tenía líneas. Después comenzaron las “30 vidas de Kristen”, como las ha definido el compañero de elenco de Saturday Night Live Jason Sudeikis: su fugaz paso por la Universidad de Arizona, la epifanía de la actuación, la ida a Los Angeles para probar suerte, trabajos como moza, florista, diseñadora gráfica, pintora decorativa, vendedora de duraznos, etcétera.
A la larga (11 años después del llamado vocacional), el hito SNL. Después de una audición donde hizo reír al mítico productor Lorne Michaels con ocho personajes en ¡cinco minutos!, la muchacha –que entonces estudiaba improvisación en el famoso grupo The Groundlings– recibió el llamado que le cambió la vida, la puso en el foco de atención de la pantalla chica durante siete temporadas y le valió el mote de “la sucesora de Tina Fey” o “la antiWill Ferrell” (por su economía de recursos a la hora de construir personajes).
¡Y qué personajes! Sin repetir y sin soplar, desde el ciclo 31 hasta el presente, Wiig fue Penélope (una neurótica desesperada por llamar la atención, capaz de felicitar a los homeless por vivir en calle en fechas patrias porque así tienen “mejores visuales de los fuegos artificiales”), la improvisadora Kat (del fantástico dúo Garth & Kat), la escolar y potencial asesina Gilly, la cougar Jacqueline Seka, Drew Barrymore, Lana del Rey, Björk, Nancy Pelosi, Michele Bachmann, por mencionar sólo algunos. Ella, sin embargo, le escapa al apelativo de “cómica” y dice que, antes, es actriz. Lo demostrará en breve, en films como The Comedian, de Sean Penn, e Imogene, junto a Annette Bening y Matt Dillon.
“Wiig tiene la precisión que tuvieron Phil Hartman y Dan Aykroyd y una luz que no observé en ninguno de ellos”, se deshizo en halagos el propio Michaels. No es el único que la piropea. “Una dama que puede usar cocos sobre sus tetas y hablar sobre su culo pero apenas uno dice que es absolutamente hermosa, se sonroja”, expresó Jon Hamm, con quien compartió candentes besos ficcionales tanto en Plan Perfecto como en Damas de guerra, comedia escrita y protagonizada por Kristen que le valió nominaciones al Oscar y una recaudación millonaria.
Pesadilla a la hora de las entrevistas (un periodista de Times Magazine llegó a lamentarse de haberle ofrecido té y no whisky al momento de la nota), Kristen se muestra tímida y reacia cuando habla de su vida personal. Si le preguntan por su novio (el guapo batero de The Strokes, Fabrizio Moretti), la sonrisa se le congela. Sobre su ida de Saturday Night Live (su última participación se emitirá en Argentina el 2 de octubre a las 24 por Sony), sólo aclara que era hora de irse. “Amo al elenco; somos como Melrose Place pero sin los asesinatos”, bromeó la mujer de 39 años que, para su capítulo final, se dio el gusto de bailar un vals con Mick Jagger en una de las despedidas más emotivas de la historia del show.
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