PANTALLA PLANA
Un repaso fugaz y caprichoso de algunas de las series que vuelven a la pantalla. Para agarrar el pochoclo y programar las preferidas.
› Por Marina Yuszczuk
Con la misma emoción y expectativa con que el fanático en avistamiento de aves espera la llegada de su especie preferida, el nerd espera que arranque la época de estrenos (generalmente en la primavera de este hemisferio) para retomar esas series sin las cuales no sabe muy bien cómo pudo sobrevivir tantos meses, o bueno, eso suponemos los que tenemos más de nerds que de observadores de la naturaleza. Y por fin llega, y los misterios que nos tuvieron en vilo (si tal se casará con tal, o si tal otro finalmente viaja al espacio, o cómo terminó la cita de una parejita nueva), que no se diferencian demasiado de los que ocupan la mente de las señoras que aman las telenovelas, empiezan a develarse. Eso es lo que está sucediendo por estos días para todos los que siguieron los encuentros y desencuentros (más abundantes) de Ted Mosby y la chica del paraguas amarillo en How I met your mother, que acaba de estrenar su octava temporada. Para los que no la vieron, la serie cuenta la vida de un grupo de amigos a la vuelta de los treinta mientras demora hasta la exasperación el encuentro esperadísimo entre su protagonista y la futura madre de sus hijos. Cualquier similitud con Friends no es ninguna coincidencia y consciente de eso, How I met your mother viene capitalizando el parecido para volverse más y más diferente, incluso de maneras rebuscadas, como apelar a estructuras narrativas llenas de saltos temporales y maneras de armar los capítulos siempre nuevos que los cargan de velocidad. Al final de la séptima temporada, habíamos quedado en que Ted se escapaba con Victoria del casamiento de ella, pero Ted es Ted, ya se sabe que su destino es otro y hace tiempo que lo busca por las calles de Nueva York, así que queda ver cómo se reordenan las fichas matrimoniales en el tablero de Himym como para que el chico ya no tan chico se encuentre con su paraguas amarillo y Robin se case (¿o no se case?, bueno, por ahí amaga una de las sorpresas de esta octava vuelta) con Barney.
Mientras tanto, en la costa oeste, los chicos de The Big Bang Theory comienzan su sexta temporada también entregados a los avatares de las relaciones: Howard Holowitz, que se había casado a toda velocidad con Bernadette al final de la quinta, se sigue peleando a los gritos con la madre judía allá en el espacio; Sheldon recibe un ultimátum amoroso de Amy Farrah Fowler (“Decime algo lindo o te corto ya”) que no estaba en el contrato de parejas que firmaron, y Leonard y Penny deberán hacerse cargo, se supone, del desafío de dejar la ironía de una vez por todas –sobre todo, antes de que Leonard se transforme en un viejito pelado que se parezca demasiado a un topo–. Ah, Raj sigue solo.
En el mundo de las chicas, 2 broke girls y New girl, que empiezan sus segundas temporadas, las cosas no vienen tan fáciles para Jess (Zooey Deschanel), que en New girl inaugura este año vestida de copera después de ser despedida de la escuela donde trabajaba y, lo que es muchísimo peor, con un retoque en los labios que la aleja bastante de la cara fresca que siempre quisimos tanto (nunca jamás podremos entender qué flashea la chica más linda del indie para ponerse colágeno a los 32, ¡oh! mundo cruel). Igual, conflictos laborales aparte, esta segunda temporada nos debe el romance con Nick, ya tan insinuado y de maneras tan cinematográficamente románticas en la primera. Las que siguen contando moneditas son Max y Caroline, que estrenaron papá nuevo en 2 broke girls (el siempre aludido señor Channing que hasta ahora no se había dejado ver), pero están casi tan pobres como cuando empezaron a planificar y ahorrar para su negocio de cup cakes. En las próximas semanas se verá si la serie logrará mantener el foco puesto como hasta ahora en la amistad entre las chicas y sus intentos por levantar cabeza –que representan el costado más radical de todas estas series sobre una generación que se inventa maneras nuevas de crecer, trabajar y enamorarse–, mientras esquiva felizmente los recursos más convencionales al romance.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux