¿Cómo traducir al lenguaje de un/a niño/a el concepto de “guerra”? Tal vez, luego de explicar cómo nacemos o qué es la muerte, éste sea uno de los grandes desafíos de los adultos. Hacer inteligible lo inefable, aquello que no puede –o no quiere– narrarse. Más cuando se trata de una guerra de la cual nos tocó ser parte. Sin embargo, Claudio Garbolino, ex combatiente de Malvinas, hoy radicado en Mar del Plata, no se resignó tan fácilmente a su necesidad, luego de más de 30 años, de concientizar a las nuevas generaciones sobre el archipiélago que aún permanece bajo dominio del Reino Unido. A esto se sumó la consulta de su nieto Eitan, y al querer explicarle de un modo más pedagógico, tras buscar en librerías, bibliotecas e Internet, sólo encontró historias noveladas pero sin un lenguaje acorde a los más chicos. De joven había escrito poemas pero no más que eso. Entonces, recurrió a su hija, Antonella, que es diseñadora gráfica, y le propuso que se encargara de diseñar los personajes, de un modo simple, respetuoso y divertido. “La escritura fue de un tirón. Me basé en el concepto de que ‘la unión hace la fuerza’, por eso Pipino recurre a la búsqueda de nuevos amigos/animales que lo ayuden a echar al monstruo de la isla”, explica Claudio y agrega “cuidamos mucho cómo representar a Pipino, y al monstruo que simboliza a los invasores. El monstruo tiene un parche en el ojo y pata de palo, y a lo largo del cuento los niños acompañan al pingüino a buscar más ayuda. En el camino, Pipino se encuentra con un ñandú, un yacaré, una mulita, entre otros animales de nuestro país”.

Con semejante apuesta literaria, no escasean las críticas por “adoctrinamiento”, a las que Garbolino responde: “Sabemos que el libro se centra en un hecho histórico que aún genera debates dentro y fuera de Argentina, pero éste es mi aporte y el mejor modo que encontré de plasmar mi defensa de la recuperación de Malvinas. Por eso hicimos una preimpresión y llevamos algunos al jardín de mi nieto y les dejamos unas encuestas a las docentes. El resultado fue muy bueno, se emocionaron mucho y a los nenes les gustó que sea un cuento participativo”.

A través de las redes sociales y solidaridad en la difusión, el libro ha cobrado vida propia. “A la par de la lectura del cuento, generalmente se realizan actividades culturales. Muchas mamás y papás nos mandan videos de las lecturas en jardines o en sus hogares. Nosotros no tenemos ningún apuro y tampoco queremos recaer en que sea apropiado por algún partido político. Este es sólo un homenaje a los ex combatientes y una búsqueda de concientización de lo que sucedió. Y dedicado a mi nieto, que fue el germen de todo.”

La adolescencia de Claudio Garbolino, como la de cientos de jóvenes argentinos, se vio atravesada primero por la última dictadura y luego por la experiencia de la guerra de Malvinas, experiencias que lo condujeron luego a exiliarse en Colombia, país del que retornó en 1990. “En Malvinas estuve dos meses, incluso cumplí mis 19 años preso en un barco inglés, brindamos con cartones de leche, bajé como ocho kilos y estaba incomunicado con mi familia”, recuerda y destaca: “Pero ahora trato de recordar los buenos momentos. Espero poder volver a las islas, con documento en mano y que se ampare realmente al ex combatiente, ya que se necesita de una gran contención de posguerra y muchos carecen de una familia o de alguien que los motive a seguir adelante”. Pipino este año se convertirá en una obra de títeres de la mano de un artista marplatense y mientras, seguirá caminando, en busca de más ayuda, multiplicando el mensaje.

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