De elegir algo para mandar a las llamas, pienso que habría que quemar los métodos de enseñanza con que se educaron promotor@s, usuarios, reclutador@s y gestor@s involucrados en mayor o menor medida en la trata de personas.

Pero no se trata sólo de eso, la tarea para terminar con esto también es comunitaria: no hacernos más las pelotudas ante la cantidad de cabarutes y whiskerías que hay en las rutas y los pueblos, desde Ushuaia a La Quiaca. Empoderarnos en el cuidado de nuestr@s crías, no permitir más el maltrato, la degradación, los ultrajes que sufren.

Las mujeres como protectoras del entramado social estamos tomando un lugar en la lucha por los derechos cada vez más expuesta. Busquemos todas nuestro lugar activo en esta revolución permanente que es vivir hoy.

* Artista plástica.