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Historias reales detrás de las páginas de citas y cachondeo más visitadas de la web
› Por Silvina Herrera
Era un viernes a la noche más, igual que todos, sola en su casa, sin nadie con quien salir. Como estaba harta del mismo crucigrama repetido de aburrimiento, Valeria decidió olvidarse de algunos prejuicios y se creó una cuenta en Match, una de las tantas páginas de citas que hay en Internet. Inventó un nick, escribió sus intereses y una frase de presentación personal que resumía qué estaba buscando. Dudó en subir su foto, pero al final lo hizo y empezó a mirar las imágenes que aparecían en cuadrados diminutos junto a las introducciones de los “candidatos”. “Soy un hombre normal y común que quiere charlar y pasarla bien”, leyó y lo descartó porque ya no le interesaba tanta normalidad. Otra de las presentaciones decía “me reí cuando me dijeron que un pez en el agua tenía sed”, un nabo pensó. Al final decidió hablarle al que ponía “me encantaría encontrarte”. Copió el apodo, le mandó un mail y a los cinco minutos empezaron a chatear. Hablaron toda la noche y arreglaron para encontrarse. “Tenía el prejuicio de que sean todos loosers. Ahora pienso que hay muchos que son interesantes y estoy de novia hace un año”, cuenta Valeria Esquivel, de 29 años.
Quienes entran a páginas de citas pueden tener distintas intenciones. Algunos sólo quieren chatear para pasar el rato en un fin de semana sin ninguna perspectiva de emoción, otras esperan conocer hombres o mujeres para tener sexo y otros están buscando una relación estable. En todos los sitios para conocer gente puede haber de todo, pero quienes quieren enganchar a alguien para pasarla bien sin compromiso suelen optar por Badoo, que tiene un perfil más popular. ZonaCitas permite mandar mensajes online y las charlas son más directas. Match es más top y con un perfil más serio. Puede armarse una cuenta gratuita, pero para mandar y recibir mensajes hay que pagar. El truco para no gastar es sacar una cuenta de mail con el mismo nick que se usa para inscribirse en las páginas, así los usuarios pueden mandar un correo por fuera de las herramientas que brindan los sitios.
El lugar ideal para una primera cita es un bar, como para no volverse paranoica ni ser demasiado confiada. Valeria explica cómo se decidió a entrar: “El año pasado estuve varios días sin hacer nada en mi casa, era feriado, y como me aburría entré y agregué a una persona. Empezamos a chatear y nos enganchamos porque a los dos nos gustaban las mismas cosas. Me llamó la atención porque podía hablar abiertamente, siendo yo misma, de mis deseos y expectativas, y eso me dio confianza. Después de unos días lo agregué a Facebook y por fotos no me gustó, pero me caía muy bien. Prioricé la forma de ser. Y ahora está mucho más lindo que cuando lo conocí. A mí se me cayeron por la borda las teorías del intelectual sensible: o eran casados, o no llamaban más, o eran histéricos, o se asustaban, o yo salía corriendo por alguna razón. Esta forma de relacionarme me permitió conocer a alguien de otro ambiente y eso fue un alivio”.
Las redes sociales como Facebook y Twitter siguen siendo una alternativa para conocer gente, pero hay que ser activa en las participaciones, porque la intención no está explícita. Otra de las páginas para encontrar pareja es Be2, en este caso hay que completar un test de personalidad y luego envían un listado de personas compatibles.
El misterio puede ser un impulso o un freno, una vía libre para crear un simulacro de la persona que se quiere ser o una posibilidad para revelar los deseos sin los temores de los cuerpos cuando se enfrentan y no hay un monitor de por medio. Los sentidos se vuelven impunes y el seudónimo detiene el miedo al ridículo. Giselle, de 42, está separada y tiene una hija de 15 años que ya hace su vida, sale con sus amigas y a veces se va todo el fin de semana. Asegura que por ahora no tiene ganas de volver a ponerse en pareja, pero sí quería encontrar a alguien para pasarla bien. “Me daba desconfianza entrar a estas páginas, pero al final entré a ZonaCitas. Me impresionó la cantidad de hombres que me contactaron y empecé a salir”, cuenta. Encontrarse con alguien desconocido tiene el riesgo de la desilusión, pero no es mayor al desencanto que puede provocar un compañero de trabajo o una persona que se conoce en una fiesta. “El primero que conocí no me gustó. Después pasé una noche con uno en su casa, fue un gran momento de liberación, y ahora me enganché con otro que veo cuando tenemos ganas. Para mí fue positivo porque me ahorró todo el trámite de ir a un lugar a conocer a alguien.” Bárbara Encinas tiene 29 años, estudia psicología, y salió con un chico que conoció por Internet, pero no tuvo una buena experiencia. “La gente entra cuando está tocando fondo. Salí con uno que me decía tantas pavadas que tuve que ir cinco veces al baño a reírme. Ese día ni siquiera me dio un beso, pero después me mandaba fotos en bolas. Nunca más lo vi y no tuve ganas de volver a intentar.”
Aprender a recorrer las páginas de citas buscando el sujeto de deseo al principio puede resultar difícil, como todo lenguaje nuevo, pero una vez que se empieza a hablar la dinámica fluye. Mariana empezó a frecuentar las páginas de citas online cuando quiso ampliar el ambiente de los boliches para lesbianas a los que iba. Probó con varios sitios y terminó en Badoo. “Hay mucho levante en Internet, me parece que tenemos menos prejuicios que las mujeres hetero. Al segundo día invité a salir a una chica que me llamó mucho la atención por la foto. Estuvimos saliendo un tiempo. Desde que se terminó hace unos meses, sigo encontrándome con chicas que conozco por la página. Es un juego de seducción que me divierte, la atracción primero es por las palabras y después se vuelve real”, explica. Mariana cree que es un método que funciona si se tiene constancia y confianza para no desanimarse: “Hay que mirar con mucha atención y tener cierta capacidad de interpretación, leer entre líneas. Analizar qué responde la otra persona, traducir cuál es la intención y, si coincide con la tuya, saber interpretar. No es sólo azar, porque en los perfiles se pueden ver fotos, hay muchas pistas y se puede filtrar”. Dice que hay que contactarse con varias personas para tener más posibilidades y olvidarse del estigma de fracaso: “Es algo que todas tenemos al alcance. No me divierte ir sola a un boliche o a un bar, para entrar a una página de citas sólo es necesario tener una conexión a Internet”.
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