MONDO FISHION
› Por Victoria Lescano
Dos imágenes opuestas pero complementarias: por un lado, la toma de una monja que combina el velo de sus hábitos con gafas de sol de carey dignas de una estrella de rock y, por otro, una toma de Amanda Lepore, vestida con un viso rojo carmín transparente y acompañada de otros íconos transexuales y drag queens no menos exóticas en descollantes atuendos sadomaso. Una y otra fueron capturadas por la joven cazadora de imágenes y estilista de modas Bárbara Arcuschin durante un viaje a Nueva York, e ilustran el espíritu imperante en la muestra de fotografías que durante abril realizó en el espacio de arte de la revista Regia, situado en una casona de Barrio Norte. Allí, los visitantes podían contemplar además un video que documentaba estilos, usos y costumbres en el Bronx y que resultó de tomas capturadas con la cámara prendida, mientras paseaba por ese vecindario. Dice Arcuschin acerca de su estilo y el modus operandi implícito en sus fotografías: “Soy impulsiva, veo algo que me interesa y no quiero perderlo, necesito registrarlo, a veces es adrede, otras tomo las fotos haciéndome la boluda. Me interesan los personajes, sus vestuarios, las escenografías y locaciones en las que se encuentran. Y también los extranjeros y la gente mayor, considero que tienen una identidad única referida tanto al aspecto biológico como a los ropajes”. Y acerca de Lepore, y esa toma espontánea que bien podría ilustrar un libro de La Chapelle, revela: “Cuando salía de tomar algo en un bar, la vi en la puerta de un club cuyo nombre no recuerdo, pero al principio me llamó la atención su look, un rato después entendí quién era y la perseguí cual paparazzi: fueron tres tomas hasta que se subió a un auto”.
En tiempos de formato straight up –tomas espontáneas vintage–, Barbi no reniega de esos recursos pero los reformula sumando una mirada celebratoria y fresca y se erige casi en una cazadora de imágenes. Las primeras tomas comenzaron en un viaje por Israel y Europa, con una Canon automática comprada en una feria americana y a una cifra disparatada de tan accesible. Acerca de la conjunción y su actual labor de estilista, fotógrafa y también videasta (además de hacer filmaciones referidas a editoriales y portadas de revistas), suele protagonizar videos musicales en clave de parodia emulando a mellizas con aspirante a estrella pop, con la ayuda de photobooth, un recurso que permite duplicar las imágenes. “Considero que mi trabajo se rige por ese orden. Al estar mucho tiempo en producciones me aburría y sacaba fotos de detalles y del back, hasta que comencé a armar mis propias producciones como fotógrafa y a tomar retratos. Y cuando no podía sacar fotos, pues estaba dedicada al estilismo, empecé a filmar.”
Con estudios de estilismo en Espacio Buenos Aires, la Universidad de Palermo, cursos de caracterización en el Teatro Colón y posteriores labores en las publicaciones Elle, recientemente fue la vestuarista de Los Leones, el corto de Jazmín López que participó del Festival de Venecia, referido a las vacaciones de un grupo de amigos y acerca de cuyo vestuario sentencia: “Considero que fue intuitivo, tengo una forma de armar los cambios rigiéndome por mi propio radar o termómetro. Hicimos pruebas, pero lo mejor fue encontrar un equilibrio en todos, ya que un solo vestuario funcionó para toda la película y con la premisa de que resultase real y atractivo. Lo más gracioso fue citar el personaje de Ben Stiller en Los excéntricos Tenenbaum y los conjuntos Adidas rojos”.
Sobre su fondo de placard y el gusto por los ropajes desde la infancia hasta la adolescencia señala: “De chiquita adoraba vestir a las muñecas, elegirles la casa, autos, amigas, novio, pero claramente era una apuesta estética, porque jugar no me interesaba. En mi adolescencia maquillaba y vestía a mis amigas. A los trece años empecé buscando la ropa vieja de mi abuela y en ferias americanas y pasé por todos los estereotipos, me cambié tantas veces el color y el corte de pelo que no alcanzo a contarlos con mis dos manos: me disfracé a punto tal que fui glam, punk rocker, ochentosa, grunge, hippie y minimal según los dictados de la moda.
–Soy poco estudiosa, creo que ahora todo apunta a la estética de fines de los ’90 y comienzos de 2000, pero con citas a los años ’50, ’60 y ’70. Hay un rejunte reinterpretado, que no es una réplica, sino que son varios elementos combinados, parecidos o diferentes, porque la moda se recicla a sí misma.
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