RESCATES > LILIAN WALD (1867-1940)
(En homenaje a las enfermeras del Hospital Borda)
› Por Marisa Avigliano
Nenes golpeados, enfermos psiquiátricos como blanco móvil de balas policiales, viejos desechados. Cerca, resistiendo siempre, limpiando sangre y acunando, aparece una enfermera. Lilian Wald fue una de las primeras, la precursora quizá de lo que hoy se conoce como enfermería comunitaria y la que articuló a fines del siglo XIX los cimientos de la salud pública en los Estados Unidos. Lilian –hija de judíos alemanes de Ohio– terminó la escuela secundaria antes de tiempo, estudió en la Escuela de Enfermería del Hospital de Nueva York y en la Facultad de Medicina de la Mujer. Quizá fueron sus primeros años de residencia en un orfanato –donde en lugar de cuidarlos se los lastimaba– los que la llevaron a enseñar enfermería a domicilio: había que entrar en la casa de los inmigrantes más pobres porque las heridas iban a estar siempre dispuestas a alcanzarlos. Dejó su casa y se mudó a un cuarto vacío en Henry Street para estar cerca de los pacientes más necesitados (enseguida fueron dos, se sumó una compañera de posgrado, Mary Brewster). Después, cuando ya había fundado el Henry Street Settlement, una organización de mujeres en la que enseñaba a curar –que alertó y sumó a filantrópicos devotos–, profesionalizó a veintisiete practicantes. En 1913 las enfermeras visitantes ya eran más de noventa, tres años después un poco más de doscientas cincuenta y más de mil los pacientes a los que esas mujeres asistían a diario. Era tiempo entonces de llevar la enfermería a las escuelas públicas (luchó para que hubiera una enfermera presente en cada colegio durante la jornada escolar). Además era imprescindible crear una comisión que denunciara el trabajo infantil y había que salir a la calle a defender la igualdad en la atención sanitaria de los afroamericanos. Lilian Wald hizo todo eso y un poco más, presidió entidades donde se promoviera su dogma “la enfermería es el amor en acción”, sembró el interés por fundar un movimiento de viviendas comunales mientras hacía públicos casos de desnutrición que responsabilizaban al gobierno local. Para Lilian el mundo era apenas un barrio grande y sabía que sólo pensando en ese barrio se iba a poder instituir de verdad una reforma social. Publicó dos libros sobre salud comunitaria y recuerdos autobiográficos, The House on Henry Street (1911) y Windows on Henry Street (1934), se opuso al militarismo y obviamente a la participación de su país en la Primera Guerra Mundial. Compartió su espartana soledad con el amor de dos mujeres, Mabel Hyde Kittredge, autora de libros sobre economía doméstica, y con la abogada Helen Arthur. Murió en septiembre de 1940 tras una hemorragia cerebral y fue enterrada en el Cementerio Mount Hope en Rochester, no muy lejos de la casa en la que vivió en 1878 con sus padres, Max y Minnie Schwartz Wald, el primordial abuelo materno y sus tres hermanos cuando llegaron al este neoyorquino desde Cincinnati. Hasta acá la silueta de una mujer que definió el lado donde quería estar, el lugar desde dónde servir y la lucha que había que luchar. Recuperar su nombre décadas después tras eventos laudatorios y con flores frescas en su tumba sirve como pretexto para hablar de otras enfermeras, las que no tienen nombre público y no lo llevaron bordado ni en prendedores de plástico en el costado izquierdo de sus guardapolvos pero salieron a defender al Taller Protegido Nº 19 del Hospital Borda cuando el viernes 26 de abril fue demolido por el gobierno porteño.
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