Helena Trestikova se interesó por el efecto de la maternidad en la mujer en un trabajo de licenciatura que hacía para la escuela de cine. Así fue que empezó a filmar a una amiga en 1974, pero por lo visto la observación de esos “efectos” se prolongaría más allá del nacimiento. Cómo determinar hasta dónde, cómo decidir hasta cuándo seguir filmando si la vida continúa. Sin resolverlo siguió haciéndolo durante muchos años. Se había empeñado en registrar la historia de la familia Kettner mientras las décadas iban sucediéndose implacables. El eje del relato es el nacimiento de ese primer hijo –Honza al que seguirían dos hermanas–, el crecimiento y la entrada en la adolescencia. “Seguir a alguien a lo largo de treinta y siete años parece raro, y es verdad. Fue algo caótico que hice por propia iniciativa. No había cámaras y tuvimos muchos problemas. Todo este material es caótico y refleja el caos y las peripecias que trae la vida”, afirmó Trestikova cuando presentó la película en Praga. Universo privado muestra no sólo la vida de una familia común y corriente sino también cómo la sociedad checa fue cambiando en los últimos cuatro decenios, mientras la vida privada de sus integrantes mantuvo el constante triple interrogante a lo Gauguin. ¿Quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos? Desde el nacimiento hasta la adultez, registrados por la inestable mirada de quien también fue cambiando con el tiempo y hasta fue ministra de Cultura de su país. La normalización soviética del régimen checoslovaco (1968-1989), de la que aparecen imágenes de archivo, es el contexto. La búsqueda de un escape de las drogas marcará la vida de Honza, hasta que consigue terminar sus estudios de bijouterie en el País Vasco y donde decide quedarse a vivir después de empezar una relación sentimental. A Helena le interesan este tipo de seguimientos, miradas a largo plazo. Este método de “larga observación temporal”, a pesar de que sus más de treinta películas son muy distintas entre sí, es su preferido, aunque después implique un montaje alborotado ante la exuberancia del material. En uno de sus documentales, René, que se exhibió en una retrospectiva de su obra en el Bafici del 2009, sigue a un ladrón casi por dos décadas. René termina robándole su propia casa. Inclusive, en un momento la directora le da la cámara para que haga algunas tomas y, para su asombro, no para el del equipo, nunca se la devolverá. En una entrevista, Helena reflexiona que después de varias películas en las que siguió por un tiempo prolongado a sus protagonistas, llegó a la conclusión de que aunque una sociedad afecte la vida de las personas, sus vaivenes no determinan la vida privada en sí, y que lo que ocurre en los hogares, como en el caso de otro de sus films, Marcela, donde registra la vida de unas parejas, parece permanecer independiente de lo social, siendo los conflictos internos los que llevan a las personas a mantenerse unidas o separarse más allá de lo que pase afuera. Este año estrenó dos trabajos, uno de ellos sobre la identidad gitana en la República Checa a través de la vida de un músico (Vojta Lavicka: ups and downs). Y Life with Jester, un retrato de Jakub Spalek, una figura única en el teatro checo. El rodaje comenzó en el otoño de 1989, cuando Spalek soñaba con establecer su propio teatro, sueño que realizó años después al crear su compañía. Sin embargo, su amor por el teatro se convirtió en una obsesión que tuvo su efecto en su vida privada.

El resto de la programación incluye el mismo día sábado a las 14.30, Un cuento de Michel de Montaigne (Un conte de Michel de Montaigne; Francia/Suiza, 2013, 35’), La madre (Alemania; 2012, 20’), Chacales y árabes (Schakale und Araber; Suiza, 2011, 11’), dirigidas por Jean-Marie Straub. Y a las 17, Hasta que la locura nos separe (Feng ai; Hong Kong/Francia/Japón, 2013, 228’), dirigida por Wang Bing.

Sala Leopoldo Lugones. Corrientes 1530. Entrada general: $ 25.

Estudiantes y jubilados: $ 15.