ALBúMINA
› Por Guadalupe Treibel
Si –como tantos sapientes decretaron– el eterno retorno marca la línea, el tiempo es circular y el mundo siempre encuentra la manera de repetirse a sí mismo, imposible sorprenderse con un pequeño gesto de las circunstancias. Aun cuando su forma sea la de video en YouTube, y su curvilíneo devenir, volverse clip viral de tanto en tanto. Ocurrió a comienzos de este año: El parto de Simone y sus casi 23 minutos se convirtieron en sensación de las redes sociales. Y, en su eterno afán multiplicado, el mes pasado volvió a ser furor, sumando otros millones de visionados, llegando a la nada despreciable cifra de 11, dicho sea de paso.
Tal como su nombre indica, el video muestra un parto: 100% natural, sin anestesia, sin asistencia y al aire libre; crudos condimentos que, sin duda, han despertado la admiración de unas, la inquietud de otras y, por qué no decirlo, el repudio de terceras (justamente por la ausencia de apoyo profesional). De la información circulante se puede saber que la mentada Simone es una mujer apellidada Surgeoner, madre de cuatro, que tuvo a sus primeros dos retoños en una clínica natalicia, al tercero en agua en su hogar, y al último –el filmado– a orillas de un arroyo en la selva tropical de Daintree, en Australia, el año pasado. Formada en las bondades del Colegio Internacional de Partería Espiritual, Doula y Journey Practitioner (léase, coach emocional), esta terapista de Melbourne explicó en un interviú que la idea se le presentó tras ver Birth into Being, producido por Elena Tonetti. Y, más tarde, que la experiencia no es para cualquiera...
“No la recomendaría, a menos que la mujer tenga un deseo intenso. No es romántico o idílico, y sería imprudente embarcarse sabiendo que no es lo adecuado para la madre y el bebé. No es una fantasía: es real y conlleva riesgos de vida y muerte”, ofreció. De allí que Surgeoner ruegue que, antes de seguir su ejemplo, haya signos de pregunta: “¿Por qué quiero hacer esto? ¿Qué creo que le aportará a mi hijo? ¿Tomo completa responsabilidad en caso de que el bebé se lastime o, para el caso, muera?, son interrogantes comunes que cada cual deberá responder por sí misma”. Asesorada, confiada, con información de parteros locales y helicópteros en las cercanías (por si las moscas...), ella contestó. Y... ¡voilá! Bebé selvático. Y parto bien pero bien natural.
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