Antes que nada, un pequeño subrayado: Lena Dunham es una feminista declarada. Y convengamos que el gesto –la autodefinición– no es moco de pavo en la industria, a su edad, en general. En sus veinte, esta multipremiada actriz, guionista y creadora total del programa Girls nunca ha temido etiquetarse o sentar posición en tópicos de género. Y aunque mucho pueda objetársele a su show (trivialización de ciertas problemáticas, exageración de otras tantas), no cabe duda de que sus intenciones son saludables. Cuando, por ejemplo, Lena se desnuda (y sí que le gusta desnudarse) lo hace por motivos políticos: poner un cuerpo verdadero en tevé –dice– es su aporte a la humanidad. Entonces los tiranos de la belleza le gruñen y ella responde sacándose el corpiño. Después, el resto: las vivencias y sinsabores del micromundo hipster de cuatro neoyorquinas que LD pinta con lupa calibrada en su rol de –autodefinida– “voz de su generación”, con dos temporadas hechas y la tercera en camino.

Cuestión que, con el 2014 a la vuelta de la esquina y el estreno anunciado de nueva temporada en enero por la señal HBO, alguna que otra aficionada ha decidido matar las horas rindiendo tributo y, voilà: iluminadas creaciones. Entre ellas, la viralizada serie de imágenes de Nina Cosford, una ilustradora con base en Londres que se lanzó a la tarea de retratar las locaciones y personajes de Girls con inspiración monona. Repletos de preciosistas detalles, refrescante sencillez y marca personal de autora, los dibujos están guiados por un norte; en palabras de la artista brit: “Quise acentuar los elementos más suaves y encantadores del programa, que se encuentran debajo de tanta aspereza”. Y también: “Me encantan el ingenio de la serie, sus escenarios dolorosamente vinculables y los rasgos de carácter; quería usar mi estilo para resaltar esos matices”. Aplausos para la intentona que, lograda, no sólo revisita un show de tevé: también reconoce el trabajo de Dunham. Y Lena se lo merece, más no fuera porque cuando alguien le pregunta si no le gustaría despertar en el cuerpo de una modelo de ropa interior, ella replica: “Para nada. Sería muy perturbador. Me preguntaría qué enemigo me llevó contra mi voluntad al cirujano”.