Vie 21.02.2014
las12

MONDO FISHION

Oda al abrigo

› Por Andrés Valenzuela

En la última semana de la moda de Nueva York se exaltó el abrigo cual fetiche, un poco como recordatorio de las tormentas de nieve y del gélido invierno transcurrido en esa ciudad, pero también como parte de una tendencia que no escatima en puras lanas con terminaciones a mano, paños nobles y el efecto capa sobre capa. En Calvin Klein, Francisco Costa realizó una de sus colecciones más elogiadas en varias temporadas, mientras que la colección de Marc Jacobs –la primera gran presentación luego de dejar la firma Vuitton– tuvo una puesta en escena que emulaba nubes a lo Magritte y una paleta de colores alrededor del beige y el color arena, aunque asomaron pieles rosas y grises y algunos aditivos con brillos.

En el London Fashion Week y su vasto listado de nuevos diseñadores sorprendió la aparición del vintage Tom Ford. (¿Recuerdan al cultor del minimalismo y de los trajecitos con guiños a los ’70 que revolucionaron modismos desde la etiqueta Gucci, y quien se había apartado de la moda para abordar el cine y la conducción de un programa de arte?)

En su propuesta asomaron apologías y tributos a las botas cowboy, el estilo de Santa Fe y las pinturas de Georgia O’ Keefe, pero además de su particular versión de vestidos largos derivados de los jerseys de fútbol, como si semejante imaginario no fuera contradictorio sumó artilugios del ¡Swinging London! La diseñadora inglesa Simone Rocha, un referente obligado de las nuevas camadas, aludió a referencias históricas y al revisionismo. La diseñadora es dueña de una silueta robusta y lució un abrigo oversize con pasamanería en color plata y unas raídas zapatillas y señaló acerca de los disparadores de su colección una reciente muestra de The National Portrait Gallery llamada Elizabeth I y su gente. Dijo también: “La visión de esas mujeres tan bellas me hizo pensar en cómo traducirlo a un grupo de jóvenes contemporáneas y rebeldes con guiños retro punks”. Así lo hizo.

La amplia galería de estilos ideada por Rocha admitió recreaciones de abrigos en piel de pitón y piel de pony, chaquetas entalladas y retro plagadas de encajes y neopasamanería, así como también nuevos modos de uso de los tartanes: desde un top con frunces y una falda lápiz vestidas con cofias al tono a una línea de atractivos vestidos de noche con transparencias inspirados en algunos cuadros de la monarquía. Las expertas en moda inglesa no dudaron en establecer analogías con Ana Bolena (quien fue decapitada y acusada de adulterio en 1536) ni en vincular esas imágenes con el boom de las novelas históricas de Hilary Mantel, la autora de En la corte del lobo y Una reina en el estrado. El método historicista de la diseñadora supo ser comparado con los de Alexander McQueen, aunque sus recursos son menos dramáticos y mucho más simples y ready to wear. Recurrió a frunces en las mangas así como también a flores transparentes y diademas maquilladas en la frente de las modelos. A ese trademark de Rocha se lo pudo apreciar desde los zapatos de las compradoras de tiendas parisinas que escudriñaban la pasarela desde la primera fila. Mucho más que una promesa...

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