“El proceso continuo debe ser más inclusivo de los elementos frecuentemente desatendidos, por ejemplo, la calidad de la atención, la integración con los programas de VIH y paludismo, las enfermedades no transmisibles, y los determinantes sociales de la salud, como la pobreza, las desigualdades de género, la violencia sexual y de género, el agua y las condiciones de salubridad, la nutrición y el transporte”, resalta la Maternal Health Task Force en su “Manifiesto para la salud materna”, que apela a conseguir el objetivo de una mortalidad materna cero.

En la declaración apuntan: “La atención respetuosa de la salud materna para todas las mujeres es un imperativo ético, no una opción”. Y, en ese marco, consideran prioritaria la voz de las protagonistas. Por eso, auguran: “La comunidad de la salud materna debe invitar, incluir e incorporar las voces de las mujeres mismas al escribir el futuro de la salud materna. Muy a menudo, las voces de las mujeres son silenciadas, ignoradas o dadas a conocer sólo como información de segunda mano. Se debe dar a las mujeres la plataforma y el poder de moldear su propio futuro en la forma que deseen”.

También convocan a una modernización que no atropelle sino que redoble los derechos con perspectiva de género. “Una grandiosa oportunidad yace en la tecnología –valoran–. Las tecnologías de salud móviles y electrónicas deben garantizar que las mujeres estén eficaz y seguramente conectadas al sistema de salud, desde la educación hasta las emergencias, la remisión para la atención prenatal de rutina hasta la atención especializada para el parto. Poner las tecnologías adecuadas al alcance de las mujeres brinda una oportunidad apremiante de hacer que el fortalecimiento de esas mujeres sea una realidad.” Y, especialmente, subrayan la importancia del aborto seguro para cuidar la vida de las mujeres.