Vie 30.05.2014
las12

28 DE MAYO

La irritante autonomía de las mujeres

Dos jóvenes que integran organizaciones socialistas de Suecia vinieron a la Argentina a intercambiar experiencias con Socorristas en Red, un grupo de colectivos que acompañan en distintas provincias a las mujeres que quieren abortar. La vulneración de derechos reproductivos en nuestro país y la conquista siempre amenazada en Europa de acceder al aborto legal fueron temas recurrentes entre feministas de distintos géneros.

Sten Axelson Fisk y Johannes Frändberg viven en Suecia y les indigna el peso de lo que llaman “la hegemonía católica antiabortista dentro de la corporación médica” en la Argentina. Jóvenes, se definen como feministas. Sten es “casi médico” y forma parte de Socialistika Läkare, mientras Johannes es trabajador social, milita en Kaosa. Llegaron a la Argentina con el objetivo de “hacer activismo en representación de estas organizaciones” socialistas. El aborto saltó como un tema urgente, “si se compara con el contexto sueco, donde tenemos el aborto libre desde hace 40 años”, dice Johannes. Desde 1975, en el país nórdico, hasta la semana 18, una mujer puede decidir por sí misma la interrupción voluntaria del embarazo. “No está prohibido pero está muy mal visto si el médico, la médica o una enfermera hace preguntas sobre los motivos de la mujer para interrumpir el embarazo, porque entonces ya se está cuestionando la autonomía de la mujer para decidir sobre su reproducción”, apunta Sten, en un castellano perfecto, con algunas consonantes muy marcadas.

Rosario fue la última ciudad de la Argentina que visitaron, tras pasar por Neuquén, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires; siempre con Socorristas en Red, un aglomerado de colectivos que acompañan a mujeres que deciden abortar con misoprostol. La iniciativa, nacida en Neuquén, tiene expresiones en distintas ciudades. En Rosario lo llevan adelante Malasjuntas y Deshabitadas. “Nos pusimos en contacto con ellas en Neuquén y primero decidimos ir allá a ver cómo trabajan. Para nosotros era muy fascinante, emocionante ver un trabajo feminista tan concreto, encontrándose con mujeres y de verdad acompañándolas en esta situación que resulta tan brava por la falta del aborto legal”, cuenta Johannes en un castellano un poco más atravesado. “Así armamos un viaje para ver cómo son las situaciones en ciudades distintas y para aprender de la lucha acá, porque también es que nosotros, feministas en Europa, nos estamos despertando en el tema del aborto ahora por lo que está pasando en España e Italia”, agrega. Las arremetidas que cercenan el derecho a decidir de las mujeres están a la orden del día en lo que ellos llaman “el sur de Europa”.

Para ellos, el primer blanco son las mujeres por un objetivo bien político: “En España, la respuesta de la derecha y de la clase burguesa enfrentando esta crisis económica y política ha sido tratar de entrar a una sociedad más autoritaria y una parte de ese proceso es prohibir el aborto, porque así se está sacando el poder de todas las mujeres de decidir sobre su propio futuro y se trata de fortalecer la institución de la familia tradicional. Esto impide que haya una resistencia popular porque, si todos se encuentran detrás de las paredes del hogar, cómo van a organizar una resistencia contra esta política tan feroz que vemos en España y también en Suecia, aunque tanto más limitado”, opina Sten.

“La crisis capitalista ha golpeado más fuertemente al sur porque las economía no están tan estables como en el norte y esto abrió la puerta para una amenaza muy grande, muy concreta, para el derecho al aborto. No podemos quedarnos tranquilos y decir que en Suecia nunca va a pasar. Todavía está claro que la situación está muy distinta, porque allá en el sur (de Europa) la Iglesia Católica tiene un papel mucho más fuerte”, apunta Sten. En Suecia, la religión mayoritaria es protestante, pero sobre todo, apuntan, se trata de un país “bastante ateo”, donde la religión no tiene peso en las políticas públicas.

En cada uno de los lugares donde estuvieron contando la experiencia sueca, encontraron suspiros de las asistentes, a quienes les parecía una situación ideal. “Cuando se compara con la Argentina, parece un sueño, un paraíso, pero nosotros no podemos quedarnos contentos con la ley, debemos cuestionarla, porque entre la semana 18 y la 22 hay que buscar un permiso especial, y hay mujeres que no lo reciben, entonces es el Estado el que está decidiendo si va a parir o no. Hay feministas que dicen que la ley sobre aborto debería ser un papel blanco, o sea, que no haya ley, que sean las mujeres que decidan sobre su cuerpo. Esto es interesante, siempre ir más allá”, dice Sten.

En el panel debate de Rosario, Sten quiso dejar bien claro que no vive en un paraíso feminista. “El patriarcado sigue siendo una de las estructuras de opresión más importantes en Suecia”, dijo Sten. Su organización, Socialistika Läkare, tiene cuatro años de antigüedad y congrega a 300 activistas, de los cuales la mitad son médicos en ejercicio y la otra mitad, estudiantes. Kaosa (Organización de Trabajadores Sociales Críticos) es más pequeña aún, y tiene dos años de desarrollo. Su epicentro es en Malmö, la tercera ciudad de Suecia, con unos 300 mil habitantes.

Estaban en la Argentina cuando se produjo la denegación del derecho al aborto a una niña de 13 años en el hospital Luciano y Mariano de la Vega, en Moreno. Consultados por Las12, expresaron su perplejidad. “Me enojé, obviamente, como médico, al ver que hay médicos que tratan de impedir el acceso a un derecho con mentiras...”, apunta Sten, mientras Johannes suma su indignación: “Enoja, porque es muy grave lo que pasa con esta joven, tan joven, que se encuentra en una situación tan insegura, es difícil de comprender que no pase algo en el Congreso”. Para Sten, “es clave quebrar el consenso sobre la hegemonía católica antiabortista dentro de la corporación médica”.

Y en ese sentido, cuestionan el concepto de “objeción de conciencia”. “Esta es una cuestión que siempre surge en Suecia, porque es como una puerta que tratan de usar los antiabortistas. Antes de que viniéramos para acá, una enfermera dijo estar discriminada porque no la dejaban trabajar en una clínica femenina al no querer realizar abortos”, contó Sten sin medias tintas: “Es importante acordarse de que no es un derecho humano trabajar en una clínica femenina donde se realizan abortos, lo que es un derecho humano es decidir sobre el propio cuerpo”. Y con la objeción de conciencia, como estamos viendo acá en la Argentina, es muy obvio que estamos poniendo a las mujeres en una situación muy insegura. Para él, “con la objeción de conciencia se están poniendo los derechos de los profesionales de salud encima de los derechos de las mujeres. No tenemos una objeción de conciencia por una apendicitis, entonces si la tuviéramos para el aborto lo estaríamos pintando como algo feo y, en cambio, es imprescindible para la salud integral, como lo vemos los médicos socialistas”.

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