COSAS VEREDES
En China, un grupo de mujeres fue arrestado por cometer un “horrible crimen”: escribir slash fanfiction. La comunidad fandom internacional, lógicamente horrorizada. ¿De qué se trata?
Cualquier chica geek que se jacte de ser tal conocerá las bondades del creativo, prolífico y exuberante universo del fanfiction, esa maravilla que –de añares a la fecha– ha ampliado el universo literario y, en términos generales, ficcional. La práctica en sí tiene larga data de arraigo y, en ciertas esferas, incluso goza de laureado prestigio. Para quienes, sin embargo, desconozcan el género, una pequeña introducción: los fanfics (o fics, tal es su abreviatura) son relatos escritos por fanáticas/as de series de tevé, novelas, películas, videojuegos o libros que utilizan personajes, situaciones o ambientes descriptos en la historia original, los toman prestados y desarrollan su propia versión alternativa.
Pensando así qué fue (o pudo haber sido) de Buffy y Spike (Buffy la cazavampiros), Peeta y Katniss (Los Juegos del Hambre), Emily y Naomi (Skins), esta legión de escritores amateurs –que, en muchos casos y a pesar de la calidad de sus escritos, ni siquiera se consideran escritores– llenan las vastas hojas internetianas con vastas propuestas narrativas, para alegría de aficionados globales que leen, comentan, festejan. Y, entre todos, siguen manteniendo viva la llama de Harry Potter, Star Trek, Sherlock, Girlmore Girls, lo que a una se le ocurra. Sin percibir beneficios económicos a cambio, dicho sea de paso, por puro amor de fan. Mejor dicho: de auténtico fan.
Y si la intro viene a cuento de algo, es de lo siguiente: para las mujeres en China escribir fanfiction se ha vuelto un hobby peligroso. O, en honor a la exactitud, escribir slash fanfiction, subgénero de temática homosexual que recrea, ahonda o imagina relaciones románticas o meramente sexuales de un personaje con alguien de su mismo sexo, se ha convertido en una afición delicada. ¿Por qué? Pues, porque durante las pasadas semanas reportes oficiales del país oriental informaron que al menos 20 personas fueron arrestadas por escribir este tipo de relatos; en su mayoría, muchachas educadas e introvertidas, jóvenes, en sus veinte. Tal como suena: presas por escribir ficción. El hecho prendió, por supuesto, el alerta del fandom internacional, horrorizado por lo ocurrido.
El hecho (de censura, discriminación) es parte de la reciente iniciativa del gobierno chino por “limpiar” sus sitios web de aparente contenido porno y erótico, como fuera anunciado por la National Office Against Pornographic & Illegal Publications de dicho país. Fue en este marco que, a fines de abril, trascendiera la noticia de que le fue retirado al primer portal de la nación, Sina, el permiso de difusión de páginas de audio, video y literatura, por haber publicado en esas secciones data o imágenes reprochables”, histórica revocación por tratarse de una empresa grande. Es también parte de una ofensiva contra la libertad de expresión en Internet, que se ha intensificado después de que el presidente Xi Jinping llegara al poder a principios del año pasado, y que ha provocado las críticas de los grupos humanitarios y disidentes”, informó al respecto el diario español El País.
De modo que, al momento, la caza de brujas tiene entre ceja y ceja a textos, dibujos, videos y avisos publicitarios y –aparentemente– a los flash fanfics y su homóloga figura cultural japonesa, los yaoi o Boys Love. “En China, caen bajo el término ‘dan mei’”, explicó la página de noticias Daily Dot, presurosa en explicar que este tipo de literatura rara vez es más shockeante que cualquier novela amorosa promedio para jóvenes. Aun así, las autoridades parecen haber vuelto al subgénero y a las chicas que lo escriben, su nuevo target”, resaltó.
Y aportó más detalles sobre las aparentes damas “criminales”: que en Zhengzhou, provincia de Henan, Wong Chao Jun, de 28 años, administradora del sitio Dan Mei Fiction Web (dmxsw.com), popular por su archivo de fics, fue apresada por la policía a pesar de que su server tenía base en Estados Unidos, donde el contenido es perfectamente legal. Que otros sitios temáticos como jjwxc.net se mantuvieron online pero vaciaron sus narraciones. Que otras mujeres que participaban con textos también están enfrentando cargos, como Xiao Li, a quien las fuerzas de seguridad reprendieron y humillaron por haber caído en tan horroroso pasatiempo. Otra mujer fue capturada en cámara desmoralizada, pidiendo perdón por caer en el slash, “como si inventar historias fuera similar a comprar drogas duras”. “Bueno, aparentemente, en China sí que lo es”, ironizaban ciertos periodistas, no sin destacar que las autoridades pueden confiscar las computadoras de todas las señoritas del territorio pero nunca podrán eliminar lo que motoriza su imaginación: la innegable tensión sexual entre personajes masculinos de todo tipo de producciones culturales.
Esto no es limpiar el ciberespacio. Es pura discriminación. Puede que nunca volvamos a ver una bandera multicolor volando sobre China en nuestras vidas”, destacó una fangirl indignada. Considerando que sólo el año pasado se liquidaron 225 webs, 4 mil canales web y 30 mil blogs, el temor está más que justificado.
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