Una porteña pierde, cada mes, 2173 pesos de su cartera por el transparente impuesto al género. Ese cocodrilo que se come su pedazo de sueldo y que no va a parar a las arcas estatales se redistribuye a los bolsillos masculinos y se pierde de su cartera. Al año, cada trabajadora, en la ciudad de Buenos Aires, deja de percibir 26.076 pesos por su condición de mujer. Sin embargo, no hay manifestaciones, huelgas, ni grandes reclamos por la pérdida en el poder adquisitivo de las mujeres. Las cifras surgen de un informe de la Dirección General de Estadística y Censos del Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, del tercer trimestre del 2014, que indica que, en promedio, el ingreso de la población asalariada es de 8980 pesos. Pero los promedios son engañosos. Los varones ganan 10.057 pesos por mes y las mujeres, en cambio, 7887 pesos. La desigualdad se cobra la diferencia.

El legislador Francisco Quintana, primer candidato a diputado de la Ciudad por el PRO, es el autor de una ley que constituyó al 22 de abril como “Día por la igualdad salarial entre varones y mujeres” y subraya: “Las mujeres perciben menores ingresos respecto de los varones frente a tareas semejantes, son más afectadas por la informalidad y presentan un perfil ocupacional muy concentrado en los servicios y puestos de menor jerarquía. Se hace necesario enfrentar estereotipos de género y entornos masculinizados en ámbitos laborales. Las actividades de sensibilización contribuyen a impulsar la participación en pie de igualdad difundiendo mecanismos de denuncia y derribando imágenes que perpetúan la división sexual del trabajo. Se presenta la necesidad de avanzar en una política integral de cuidados que contribuya a una mayor autonomía económica de las mujeres y que brinde mayores oportunidades para salir de la pobreza a los hogares de menores ingresos”.