ARTE
Sophie Calle recibió una vez una carta de despedida de su amante. “Cuidate”, podría traducirse la última frase de esa misiva, una fórmula tan banal como estrepitosa, ¿una última caricia o el rastro bermellón de la cachetada? La gran artista francesa no se quedó con la duda y llamó a 107 mujeres para que contesten y creó una obra que podrá verse en Buenos Aires durante la Bienal de Performance, a partir de mayo y con un plus: una instalación de Maricel Alvarez que convocó a varones para que aventuren sus propias razones de ese lacónico “cuidate”. Una oportunidad para acercarse a la inmensa producción de Calle que hizo de la intimidad su materia prima.
› Por Cristina Civale
¿Por qué se hizo artista?
–Para seducir a mi padre.
Dijo la artista francesa Sophie Calle a un periodista del diario inglés The Guardian hace unos pocos años.
Y siguió contando. Toda su vida la había pasado con su madre hasta que su padre apareció en escena cuando ella tenía 26 años y no dudó en mudarse con él y aceptar la promesa de un dinero por mes si se diplomaba. Por entonces, la artista estudiaba con Jean Baudrillard y con él urdió una pequeña estafa que Calle se atreve a contar ahora que Baudrillard ya no está entre nosotros. El filósofo hizo pasar unos exámenes de otros alumnos como si fuesen de Calle y así le consiguió el falso diploma que posibilitó que su padre la mantuviera y que ella pudiera seguir estudiando sin inquisiciones de nadie. Aunque esto último es cierto, no lo es tanto que en el inicio de la obra de Calle haya habido un objetivo terapéutico, ese de complacer al padre.
“Estaba aburrida”, dice en la misma entrevista. Y así empezó a seguir desconocidos y de esos seguimientos salieron obras maestras como Suite Veneciana, donde Calle sigue a un hombre que acababa de conocer por toda Venecia. Para ubicarlo antes llamó a cientos de hoteles hasta que lo encontró y así, luego de convencer a la vecina de enfrente de donde el hombre paraba, pudo sacarle fotografías y escribir unos textos que tenían el tono de un detective y la síntesis de un obituario. “Cuando seguís a alguien –explicó Calle– no tenés que pensar dónde comer o qué hacer, hacés lo que hace la otra persona, y así fui matando mi aburrimiento y compensando mi falta de amigos.”
Esta mujer, icono artístico de su país, nacida en París en 1953, llegará a Buenos Aires para asistir a la Bienal de Performance, donde en el Centro Cultural Kirchner (antiguo Palacio de Correos) mostrará una instalación, probablemente la cúspide de su carrera, la misma que llevó en 2007 a la Bienal de Venecia, donde la exhibió en el Pabellón francés representando oficialmente a su país. Se trata de Prenez soin de vouz (Cuidate), cuyo origen se encuentra en el mail que le mandó un hombre para terminar una historia de amor y cuya frase final es la que da nombre a la obra. Calle nunca contestó la carta directamente. En cambio, convocó a 107 mujeres para que lo hicieran en su lugar según sus conocimientos y profesiones. Para poder alcanzar una respuesta contundente al (¿desaprensivo, irónico, retórico?) “cuidate” del mail: juezas, contadoras, sexólogas, actrices, policías, filólogas, maestras de ikebana, cantantes, psicoanalistas, payasas e incluso una bailarina de Bharatanatyam fueron convocadas por la Calle para dar una respuesta en su nombre y para, mejor, apropiarse de esa respuesta.
La artista las fotografió o filmó y junto a esos registros exhibió también sus comentarios. Estas producciones ocuparon todas las paredes del pabellón francés y parte de este trabajo es el que viajará a Buenos Aires para solaz de lxs porteñxs.
“La carta es una historia banal, todo el mundo debe haber recibido una carta así alguna vez. Lo interesante son las interpretaciones de las diferentes mujeres”, explicó durante la inauguración en Venecia.
“Yo no tengo una interpretación propia, sino que mi respuesta a la carta sería el conjunto de lo que dicen todas las demás”, concluyó Calle.
En ese marco, Maricel Alvarez presentará un ciclo de performances inédito que plantea un cambio radical de perspectiva analítica al poner el foco en la visión masculina. ¿Qué pensarán los hombres acerca de los motivos que impulsaron la redacción de esa carta de ruptura? En busca de respuestas, la actriz y directora argentina, amiga de Calle, convocó a reconocidos artistas e intelectuales argentinos a exponer sus propias conclusiones desde las disciplinas que practican. La serie curada por Alvarez propone la lectura subjetiva de un mismo material e invita a reflexionar acerca de la influencia del género en la configuración de una mirada. Edgardo Cozarinsky (escritor y cineasta), Marcelo Delgado (compositor), Emilio García Wehbi (artista visual, performer y director teatral), Gustavo Lesgart (bailarín y coreógrafo), Hugo Mujica (poeta), Marcelo Percia (psicoanalista y docente universitario) y Diego Velázquez (actor) serán los encargados de diseccionar cada palabra y frase escrita por la ex pareja de Calle y, en cierto modo, dar cuenta de la complejidad que atañe a las relaciones humanas.
La artista también dará una charla abierta el 18 de mayo en el Malba.
Desde finales de los años setenta, Sophie Calle fusiona imagen y narración. Su trabajo organiza metódicamente un descubrimiento de la realidad, ¿la suya y la de los otros?, mientras confía al azar una parte controlada de esta realidad. El tema de la ausencia es fundamental en su obra.
Desde el principio, expuso en galerías y museos de todo el mundo. En 1991, el ARC (Musée d’Art Moderne de la ville de Paris) presentó una gran exposición bajo el título A suivre (A continuación). En abril de 2001, se presentó Twenty Years Later (Veinta años después) en la galería Perrotin, un proyecto que retomaba el de La Filature (El hilado) (1981): “El 16 de abril de 1981 le pedí a mi madre que fuera a una agencia de detectives y los contratara para que me siguieran, hicieran un informe de mis actividades diarias y proporcionaran evidencias fotográficas de mi existencia. Veinte años después, el 16 de abril de 2001, me siguió un detective de la agencia Duluc que Emmanuel Perrotin había contratado”.
En 2003, el Centro Pompidou organizó una retrospectiva de Sophie Calle que después viajó al Martin-Gropius-Bau de Berlín, al Museo Irlandés de Arte Moderno de Dublín y al Ludwig Forum für Internationale Kunst, en Aquisgrán (Alemania).
En tanto un derroche de su obra puede verse por estos días en una gran retrospectiva en La Virreina Centre de la Imatge de Barcelona. Allí se presenta Modus vivendi, una amplia exposición que recorre su obra desde mediados de la década de 1980 hasta la actualidad.
La exposición, curada por Agustín Pérez Rubio –director del Malba–, se abre con “Los ciegos”, del año 1986, y sirve para constatar, de nuevo, la preocupación de Calle por la mirada y por el recuerdo de lo que ya no está, lo que también es visible en “La última imagen”, una serie fotográfica protagonizada por personas turcas que perdieron la vista de manera súbita.
En “Last Seen”, de 1991, el público podrá conocer la historia de los cuadros robados en el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston, a través de las opiniones de los empleados del centro sobre los objetos desaparecidos.
Junto a esta sala, se ofrece “¿Qué veis?”, de 2013, otra serie relacionada con el robo de estos cuadros de Vermeer, Flinck o Rembrandt, y con el hecho de que el museo de Boston optara por dejar en su lugar unos marcos sin nada dentro.
“Daños colaterales, estatuas enemigas”, “Daños colaterales, centro de diana” o “Inconcluso” son otros tres proyectos que se pueden ver en Barcelona hasta el 7 de junio y que tienen que ver con representaciones icónicas mutiladas durante la Guerra Civil Española y con fotos de delincuentes norteamericanos que la policía utiliza como blancos de entrenamiento.
Otra sala oscura de la Virreina se ha convertido en una pequeña sala de cine donde se puede ver la película No Sex Last Night, de 1992, protagonizada por Sophie Calle y Greg Shephard, quienes cruzaron Estados Unidos en un momento de relación personal degradada. El quería viajar por el mundo y ella quería casarse. Calle tuvo la idea de unir el deseo de ambos. Viajarían a Las Vegas para cumplir el deseo de él y allí se casarían, para cumplir el deseo de ella. De este viaje también hay un largo diario fotográfico y textual, bien al estilo Calle, que suma imagen y narración como sello de sus obras.
En la parte final de la exposición, la protagonista única es la propia Calle con sus “Autobiografías”, un trabajo todavía en proceso, imágenes en blanco y negro acompañadas de textos enmarcados, una suerte de diario personal, en el que tanto comenta su divorcio como el lugar en el que su madre perdió la virginidad. El recorrido expositivo termina así convertido en una habitación ocupada por Sophie Calle, con los objetos que son parte de la construcción de la artista, con su manera de vivir el amor, los anhelos y de relacionarse con los demás, así como con el arte.
En medio de la muestra, la pieza más importante de su trayectoria, la ya mencionada “Cuidate”. En el Palau de la Virreina se puede ver una selección de los testimonios-respuestas a la carta del fin de un amor, desde su madre –ya fallecida– a actrices como Victoria Abril, Jeanne Moreau y Maria de Medeiros o cantantes como Christine Rosenvinge y Misia.
En esta muestra, en la diversidad de vivencias de la artista a lo largo de cuatro décadas, queda patente su relación con los otros y con ella misma; es decir, su intención de construir la mirada y de autoconstruirse. Sus obras dejaron de hacerse en primera persona. Por otra parte, la relación con el otro, con los demás, también queda implícita en esta búsqueda de la belleza y del arte en sus diversas vertientes.
Teniendo en cuenta este doble juego, el recorrido de la exposición se estructura en las dos partes relatadas. Por un lado, se presentan los proyectos de la artista que tienen que ver con los otros, con lo ajeno, siempre a través de la construcción de la mirada y en búsqueda de la belleza, y por otro, una suerte de búsqueda de ella misma diseñada en todas sus obras en primera persona.
Y esa primera persona en las voces de otras mujeres, respuestas a la banal carta de amor de Cuidate, es lo que veremos a partir de mayo en Buenos Aires, con fecha aún a definir. Un consejo suave: estar atentos a la agenda de la Bienal de Performance que también traerá a las artistas insignia en la performance que hoy se hace en el mundo, como la serbia Marina Abramovic y la cubana Tania Bruguera, además, claro, de Sophie Calle.
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