ALBúMINA
› Por Guadalupe Treibel
“Nos complace anunciar que, por unanimidad, hemos consagrado a Momo Okabe como la ganadora de este año. Estamos impresionados por el poder emocional de sus proyectos, y por la naturaleza personal de su obra”, pronunció recientemente el excelso jurado de los prestigiosos premios Paul Huf, otorgados por el Museo de Fotografía FOAM, en Amsterdam, a talentos under 35. Así, en su novena edición, las loas recaen hoy sobre la mentada artista japonesa que –con base operativa en Tokio– le ha pasado el trapo a un pool de 100 nominados, de más de 25 países. Y lo ha hecho con dos series corajudas, Dildo y Bible, que, a consideración de los votantes, “combinan ternura con intimidad cruda, gesto revelado a través del uso de color, su modo de acercamiento a las temáticas y el manejo sensible de un tópico social complejo e importante como lo es la transexualidad”. Ocurre que en ambas propuestas, la muchacha oriental retrata la intimidad de sus dos ex parejas transgénero durante las respectivas transiciones, y lo hace a través de composiciones alegóricas, en ocasiones melancólicas, a las que además suma planos sexualmente explícitos. En sus palabras, se trata de “paisajes psicológicos” de los recuerdos.
“Conocí a Kaori cuando tenía 24 años y era verano. Kaori era una mujer y tenía disforia de género. Rompimos tres años después. Más tarde conocí a Yoko y nos convertimos en amantes. Yoko fue a Tailandia y se removió el útero. Era tan pequeño como un puño (...) Kaori se removió los senos y ahora vive en Canadá”, relata sobre sus amantes/protagonistas quien, en una interviú con un medio anglosajón, explicase por qué tomó las imágenes. La respuesta, bien simple: “Porque realmente amaba a mis dos novios y adoré nuestro tiempo juntos. Quería registrar esa época como cualquier persona arma un álbum familiar. Quería preservar la memoria de mi gente querida. De modo que sí, mi trabajo puede compararse con un preciado álbum familiar, como el que todos tienen en su hogar”.
Bueno, no exactamente: después de todo, por cualidad y enfoque, no todos los registros reciben variopintos awards y elogios de figurones como, por ejemplo, Daido Moriyama, el controversial Nobuyoshi Araki o Masafumi Sanai. Por lo demás, para Miwa Susuda –editora de Session Press, sello indie que publicó sus trabajos en Estados Unidos en cuidado formato libro–, “la naturaleza hipersexual del trabajo de Okabe ha significado que muchas veces haya sido pasada por alto. Aún persisten los prejuicios, el conservadurismo; gente que ve etiquetas y estereotipos en lugar de individuos. Pero confío en el poder de su fotografía, y admiro su plena confianza en la expresión de realidades sexuales”.
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