El 21 de abril una niña fue examinada en un centro infantil de Trinidad por un supuesto tumor en el estómago. Tenía un embarazo de 21 semanas. Y, a pesar de su edad y de su contextura física (mide 1,39 m y pesa 34 kilos) y que fue violada por su padrastro, el Estado no le permite abortar. Se está realizando una campaña global para pedir por su derecho a una interrupción del embarazo (ver “El megáfono”), pero mientras la retienen en un hogar maternal de la Cruz Roja para que continúe con su embarazo, la policía arrestó a su agresor en un intento de terminar con los reclamos. Gilberto Benítez acusó a la madre de la niña: “Ella es una buscapleitos”. La Justicia también encarceló a la madre de la niña. “¡Con cuántas mujeres estuve y nunca las embaracé!”, se jactó Benítez.
El ministro de Salud, Antonio Barros, expresó: “El embarazo no será interrumpido. Lo del aborto ya lo hemos descartado por completo”.
El fundador de Wikileaks, Julian Assange apeló –desde la Embajada de Ecuador en Londres donde permanece refugiado– la orden de detención por presuntos delitos sexuales en Suecia. Pero el Tribunal Supremo sueco denegó ese pedido, aunque uno de los cinco magistrados que emitieron el dictamen consideró que la orden de arresto tenía que ser levantada. Assange permanece en la embajada ecuatoriana desde el 2012 para no ser extraditado a Suecia, donde es acusado de agredir a dos mujeres en el 2010. Assange niega las acusaciones y cree que si va a Suecia después podría ser extraditado a Estados Unidos, donde podría ser acusado por filtraciones de información de los cables de las embajadas norteamericanas en todo el mundo.
Ion Wells tiene 20 años, estudia Literatura en Oxford y vive en Camden, al norte de Londres. Fue atacada sexualmente, el 11 de abril, cuando volvía a su casa y escribió una carta, publicada en la revista Cherwell, en donde desafía a su agresor: “Tú no vas a ganarme”. Y agrega: “No me atacaste solamente a mí esa noche. Soy una hija, soy una amiga, soy una novia, soy una alumna, soy una prima, soy una sobrina, soy una vecina, soy la empleada que sirve café a todos en el bar del tren. Tú, mi violador, no has demostrado ninguna debilidad mía, ni de mis acciones, pero has despertado la solidaridad de la humanidad”.
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