Cuánta tontería, mis estimadas amigas! ¡Cuánta pavada desparramada como polvo en el viento –o como polvo en la pantalla, se podría decir–, mis queridos amigos! Vamos, digan la verdad, ¿no les resulta un poco rara la polémica desatada en la industria de los pornofilms americanos después de generaciones enteras –pregunten por la de los ‘80–, actores y actrices malogrados por haberse infectado con el virus del vih? ¿Tendrá algo que ver con los ánimos puritanos y abstencionistas del presidente del mundo, quiero decir, del gran País del Norte? Pero no serán ustedes quienes se priven sólo porque antiguos fantasmas insisten en agitarse frente a las narices de amantes de toda laya. Al fin y al cabo, ya era hora de que dejen de hacer volar plasticola por el aire como si de eso se tratara tocar el cielo con las manos y aprender algunas tácticas tanto o más placenteras para poner en pantalla que el orgasmo masculino. ¿O hay alguna otra razón que no usar preservativos durante los films porno? Un poco de actuación no está mal, amiguitos –sí, a los muchachos les hablo–, para hacer notar que lo están pasando bomba sin tener que imponer la vía láctea sobre la cámara –y el ojo del/la camarógrafa/o–. ¿Que el condón rompe el clima? Mucho peor es que se rompan otras cosas y sin embargo no son las actrices porno las que se quejan. ¿Que no sabe cómo ponerlo amorosamente? Pues practique con los accesorios que tenga a mano –llámense desodorantes en barra, zanahorias, vibradores o dildos–. ¿Que la goma lo irrita? Muy bien, para algo existen los lubricantes –siempre a base de agua, puede ser también acondicionador para el pelo, jamás crema humectante, mucho menos manteca porque rompen el látex–. ¿Que para qué usarlo si siempre lo hace con la misma persona? Ese es problema suyo, señora, señor, pero le aconsejo salir un poco más y de paso comprar condones en la góndola del supermercado, bien puede conocer a alguien mientras elige la mejor marca. Sabrán ustedes disculpar, mis queridos/as, el abrupto cambio de estilo para esta sección. Pero esta servidora se siente obligada a alertarlos sobre las pavadas imperantes y sobre lo mucho que se pierden quienes se niegan a las nuevas tecnologías. ¿O acaso no ha habido grandes avances desde que era necesario protegerse con tripas de cordero?




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