CONSEJITOS DE MARU BON BON › LOS CONSEJOS DE MARU BON-BÓM
Hola, holi, holus, vivam! ¡Sed felices y vivid en libertad, que la vida es corta y la emoción se acumula! ¡Desagotad, amiguete/ta/s de lo bueno! ¡Dejad que fluya la corriente del placer, que antes que Ud. lo piense lo estarán empujando otros barros y por barrancas menos felices! ¿Ud. quiere saber de qué se trata? ¿Y qué cree que es esto? ¿Una montonera? ¿Una manifestación de paraguas bajo la lluvia? No, amiguitus/tis, si Ud. quiere saber tiene que ir y mirar, meter la nariz donde más huele, darse de bruces contra las bruces de alguien más, que es así donde se cuecen los mejores guisos/cazuelas y otros/tras hervores. Por eso, dulces bacantes y amantes de las cosas sencillas, ¡a probar que se acaba el mundo/la tierra (y si no vean Londres) que todavía es ancho/cha y generoso/sa!
1. Todo cambia según el ángulo desde donde se mire: Pruebe, anímese, córrase del lugar al que está acostumbrado/da, deje que las partes se acerquen tanto hasta perder su forma. ¿No siente curiosidad por saber lo que verían sus dedos de tener ojos? ¿No hay una zona que quisiera espiar sin tener que actuar? ¿Y qué está esperando? Entréguese al placer de la contemplación, que después las ideas brotan como margaritas en verano.
2. Probar no cuesta nada (apenas 2,50 el paquete): He notado, mis adorables de todos los géneros, cuántas vueltas dan Uds. antes de dar el primer paso. Cuántos artilugios, cuántas veleidades y qué poca acción. ¿Acaso cree que se le va a marchitar la parte de tanto usarla? Al contrario, tesoros/as, las partes reviven cuando se asoman a nuevos e inexplorados universos/versas. Eso sí, recomiendo vivamente elegir antes de la madrugada dónde Ud. va a investigar, después de hora la gratuidad se complica (y los efectos colaterales aumentan).
3. Quien no avanza, no retrocede (es decir, no se mueve): ¿Y quién quiere quedarse quieto cuando todo cambia a ritmos taaaaaaan acelerados? Zambúllase en el vertiginoso ritmo de los días, salga a la calle, pasee, mire en derredor, toque (pidiendo permiso, por supuesto), déjese tocar, huela, sude, pruebe, camine. Deje que la curiosidad sea la brújula, que aun cuando haya matado al/la gato/ta, bien sabe Ud. que éste/ta tiene siete vidas.
4. Quien no deja de buscar, no deja de encontrar: Tantas veces lo he dicho, tantas otras lo repetiré, el/la mundo/tierra pertenece a quien sobre él/lla se agita. ¿Que ya erró muchas veces? Entonces una más no le va a hacer nada. Y no hablo de entregarse cual caballo/yegua regalada/do a quien sólo le mirarán los dientes, hablo de poner los ojos allí y tan rápido quitarlos, de tirar el anzuelo y recoger la tanza (y cuanta cosa pueda), de histeriquear un poquito, bah, de la/lo/s histérico/ca/s es también la tierra sobre la que caminamos.
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